El Pacto con Satán

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Representantes del gobierno iraní y de las seis principales potencias del mundo se reunieron ayer en Ginebra, para comenzar a negociar cómo será la implementación del acuerdo nuclear alcanzado en esa misma ciudad en noviembre último. Si bien las reuniones se producen a puertas cerradas, aún existen varios desacuerdos. Uno de ellos es que mientras las potencias sostienen que Irán aceptó suspender todo el enriquecimiento de uranio por encima del 5 por ciento, Teherán reclama que se permita superar este umbral en el caso de una planta y sólo con fines científicos de investigación y desarrollo. Por su parte, el ayatolá Ali Jamenei rechazó las opiniones, principalmente de legisladores estadounidenses y del gobierno israelí, que sostienen que el acuerdo nuclear demostró la efectividad de las sanciones económicas.

La nueva ronda, que terminará hoy, se inició con el encuentro del viceministro de Exteriores iraní, Abas Araqchi, y la responsable adjunta para Asuntos Políticos del servicio Exterior de la Unión Europea (UE), Helga Schmidt, según informó una vocera de la UE, Maja Kocijanic. Schmidt negocia en nombre de Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Rusia, China y Alemania, las seis potencias que el 24 de noviembre pasado sellaron un histórico acuerdo con Irán. Sin embargo, Washington también envió a la negociadora Wendy Shermann.

La base del acuerdo establece que Teherán debe suspender el enriquecimiento de uranio durante seis meses a cambio de que Estados Unidos, las potencias europeas y la comunidad internacional, en general, reduzcan las sanciones que desde hace casi una década asfixian a la economía iraní. Según adelantó el propio Araqchi antes de viajar a Ginebra, antes de consensuar una fecha de aplicación del acuerdo las partes deben solucionar algunos asuntos pendientes que requieren decisiones a nivel político.

El umbral del 5 por ciento garantiza que el uranio enriquecido no puede ser ulteriormente utilizado para alimentar un programa nuclear militar, lo que representa el principal temor de las potencias occidentales y de Israel. El otro tema que bloquea la implementación del pacto de Ginebra es la instalación de nuevas y avanzadas centrifugadoras en la planta iraní de Natanz después de la firma del acuerdo, en noviembre pasado. Según la República Islámica, las nuevas centrifugadoras no violan el espíritu del acuerdo porque están destinadas a tareas de investigación y desarrollo, mientras que las potencias sostienen que las máquinas potencialmente aumentan la capacidad de enriquecimiento de uranio de Teherán.

“Los enemigos piensan que imponiendo el embargo forzaron a Irán a negociar. Pero ya habíamos expresado nuestra disponibilidad para negociar con Satán en determinados asuntos si fuera necesario”, señaló Jamenei ante cientos de personas en la mezquita Imán Jomeini, en la ciudad santa de Qom. Pese a sus continuas críticas a Estados Unidos, el líder supremo iraní sigue apoyando la política de negociaciones nucleares que lidera el presidente Hassan Rohani.

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