El economista Jeffrey Sachs lanza una pregunta a cualquier gobierno de América Latina que siga el liderazgo de Estados Unidos en la crisis de Venezuela: “¿Estás bromeando?”.
Este renombrado experto en desarrollo sostenible de la Universidad de Columbia y de Naciones Unidas critica a Washington por su historial de cambios de gobiernos en el mundo y su presión actual contra el presidente venezolano Nicolás Maduro.
“Creo que la posibilidad de que EE.UU. se salga con la suya en términos de cambio de régimen (en Venezuela) es relativamente baja. Y si lograse un cambio de régimen, podría provocar una violencia masiva por años”, advierte Sachs en una entrevista exclusiva con BBC Mundo.
A su juicio, las sanciones económicas aplicadas por el gobierno de Donald Trump al de Maduro, además de tener dudosa legalidad internacional, es probable que causen un “sufrimiento enorme” de los venezolanos antes que un cambio en el poder.
Sachs considera inviable una solución donde “el ganador se lleva todo” en Venezuela, por lo que propone un pacto entre el gobierno y la oposición liderada por Juan Guaidó, a quien EE.UU. y medio centenar de países reconocen como presidente interino.
Ese compromiso, explica el estadounidense que ha sido señalado uno de los economistas más influyentes del mundo, requiere que Maduro ceda parte de la autoridad a la oposición y que ésta acepte compartir el poder con el gobierno actual hasta que haya elecciones supervisadas internacionalmente en 2020.
Lo que sigue es una síntesis del diálogo telefónico con Sachs, coautor junto al economista venezolano Francisco Rodríguez de un reciente artículo en el portal de opinión Project Syndicate sobre “Cómo evitar una guerra en Venezuela”.
¿Observa un riesgo real de guerra en Venezuela?
Ya existe una crisis de enorme proporción en Venezuela y hay líderes de la oposición como Guaidó que piden una opción militar, los funcionarios de EE.UU. dicen que “todas las opciones están sobre la mesa”.
También tenemos una situación donde la gente tiene hambre, donde las sanciones de EE.UU. crean cada vez más estrés y constreñimiento humano, y la idea explícita de la política de los EE.UU. es provocar algún tipo de rebelión por parte del Ejército. La rebelión de algunos miembros del Ejército no ha ocurrido hasta la fecha, pero si sucediera podría llevar fácilmente a una guerra civil, no al cambio de régimen que EE.UU. está defendiendo.
Entonces, en general, la situación me parece extremadamente peligrosa e inestable. La guerra es definitivamente una de las posibilidades, ya sea una guerra civil, un descenso a la violencia o incluso una acción militar estadounidense, encubierta o abierta. Todas estas opciones son muy malas en comparación con un resultado negociado.
¿Cómo ve en particular la estrategia del gobierno de Trump hacia Venezuela?
La administración de Trump quiere un cambio de régimen. Es un tipo inusual de política exterior en el que solo ingresan unos pocos países del mundo. Para EE.UU. es una práctica estándar, cuando ve a un gobierno que considera hostil, tratar de reemplazar a ese gobierno. En los últimos años lo ha intentado en Siria, en Irak con Saddam Hussein, en Libia, en Afganistán…
Mi punto es que esas acciones han tenido consecuencias devastadoras, difícilmente han sido el tipo de acciones benefactoras que a Estados Unidos le gusta reivindicar. Han sido acciones realmente destructivas y peligrosas. Y esto es lo que más temo en el contexto venezolano.
Uno de los elementos más importantes de la política de EE.UU. hacia Venezuela en este momento son las sanciones económicas, particularmente en el sector petrolero. ¿Finalmente provocarán la caída del presidente Maduro?
El objetivo de estas sanciones es explícitamente derribar a Maduro, pero el efecto más probable es crear un dolor masivo entre los venezolanos. Creo que la posibilidad de que EE.UU. se salga con la suya en términos de cambio de régimen es relativamente baja. Y si lograse un cambio de régimen, podría provocar una violencia masiva por años.
Por cierto, es correcto decir que la crisis económica en Venezuela, que es extraordinariamente grave hasta el punto de que la tasa de inflación es de millones por ciento, es en gran medida resultado de la mala gestión de Venezuela. Pero sin dudas las sanciones estadounidenses han exacerbado deliberadamente esta crisis, y no solo las recientes.
¿Cómo se comparan estas sanciones con las que EE.UU. ha aplicado a otros países del mundo?
Son muy fuertes. Este es un país que básicamente depende de sus ingresos del petróleo para comer. El intento de tomar esencialmente las ganancias de la compañía petrolera y ponerlas en manos de la oposición, bloqueando el uso de los ingresos del petróleo para las importaciones de alimentos, es una política muy draconiana. Tiene que estar entre los regímenes de sanciones más duros que hemos visto en el mundo. Dudo que estas medidas sean realmente legales desde el punto de vista del derecho internacional.
Quienes defienden las sanciones en Washington argumentan que son una manera pacífica de presionar por un cambio de régimen y señalan que la enorme crisis económica en Venezuela comenzó mucho antes de estas sanciones, debido a las políticas socialistas del gobierno de Maduro…
Creo es que es ilegal internacionalmente que un país intente derrocar al gobierno de otro, que es ilegal confiscar las reservas de divisas de otro país. No creo que se pueda encontrar legitimación para las acciones de EE.UU.
La consecuencia más probable es un sufrimiento enorme, pero no con un cambio de régimen. Hemos visto muchos casos donde el sufrimiento es muy alto pero el régimen no cae. (El gobierno comunista cubano de los hermanos) Castro fue uno de esos casos.
Es una política muy irresponsable, porque hay mejores maneras de que Venezuela salga de este desastre. La más importante es la estabilización económica seguida de elecciones nacionales justas y libres. Y eso es a lo que debe llamar todo el mundo.
¿Qué camino propone exactamente para evitar un conflicto violento?
La única manera de evitar el conflicto es que las partes políticas rivales se pongan de acuerdo sobre un camino hacia nuevas elecciones. Y, mientras tanto, acuerden un gobierno interino en gran parte tecnocrático, que trabajaría con el Fondo Monetario Internacional y otros para acabar con la hiperinflación. Veo la necesidad de un año o más para organizar nuevas elecciones en un ambiente de paz en lugar de caos. No creo que deba haber un cambio de régimen durante ese período.
El problema es que eso requiere un compromiso de ambas partes. Requiere que Maduro ceda autoridad a la oposición y que la oposición acepte la proposición de que Maduro y partes del gobierno actual compartirán el poder hasta las elecciones nacionales del próximo año.
Es muy difícil lograr un compromiso así cuando una o ambas partes creen que la victoria total está al alcance. Claramente, Guaidó cree que EE.UU. va a derrocar al gobierno de Maduro sin necesidad de algún compromiso. Este es el gran error en una crisis como esta, creer que si tienes a EE.UU. de tu lado de alguna manera lo tienes todo. Es lo que creían los opositores iraquíes, libios y afganos, y lo que obtuvieron fue un país de violencia e inestabilidad. Los cálculos de la oposición venezolana deben ser realistas. No obtendrán todo ahora, pero podrían lograr un camino hacia elecciones supervisadas internacionalmente.
Maduro necesita entender la realidad también. Él no va a salir rescatado por Rusia, China, Cuba o cualquier otro. Venezuela estará en una crisis de proporciones devastadoras hasta que haya algún tipo de compromiso hacia adelante. El compromiso debe venir del lado venezolano, no ser dictado por la Casa Blanca.
El gobierno de Trump señala que ha pasado el tiempo para negociar con Maduro, que en el pasado ha utilizado las negociaciones para ganar tiempo y dividir a la oposición… ¿Cómo puede lograrse un compromiso así?
EE.UU. ha calculado mal en tantas ocasiones en política exterior que, si supiera algo de historia, el mundo entendería que no estamos exactamente ante el pronóstico más confiable. Estamos en manos de personas que creen que su deseo se convierte en realidad, pero rara vez sucede eso; más a menudo es un desastre. El mundo necesita una calibración precisa de la situación y entender que no hay una solución en que el ganador se queda con todo, tiene que haber un compromiso.
Tal vez EE.UU. estaría entre los más reacios a firmar algo así, pero los europeos y el Grupo de Lima podrían escuchar un llamado de los venezolanos para la transición pacífica de Venezuela hacia elecciones en 2020 y estabilización ahora.
EE.UU. ha formado una coalición con varios países en apoyo a Guaidó. ¿Sugiere que estos países, en particular los latinoamericanos, deben tomar distancia del gobierno de Trump para abrir espacio para la negociación y el compromiso en Venezuela?
Sí. Le digo a cualquier gobierno latinoamericano: ¿Estás bromeando? ¿Realmente crees que EE.UU. ha sido un actor preciso en América Latina durante el siglo pasado? Cualquier gobierno latinoamericano con conocimiento de la historia entendería cuán peligrosa es la situación actual y no seguirá ciegamente el liderazgo de Estados Unidos.