La tierra ¿plana o redonda? está en problemas

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Foto: Getty Images

En el siguiente reportaje explicamos el por qué se ha desatado una compleja red de desinformación sobre la pandemia de la covid-19, el papel de las élites mundiales y la restricción de elementos de análisis crítico en la pos verdad y las teorías de la conspiración.

 

La hija del rey troyano Príamo y de la reina Hécuba se llamaba Casandra y pocas personas la conocen. Se sabe más sobre su hermano Paris, porque raptó a la bella Helena, y sobre Héctor, que se hizo famoso en la Guerra de Troya, asesinado por Aquiles, el mayor héroe de la mitología griega.

Casandra es importante porque es progenitora de lo que hoy en día se llamaría “la teoría de la conspiración”. Casandra fue sacerdotisa de Apolo con quien pacto, a cambio de un encuentro carnal, la concesión del don de la profecía, de manera que pudo ver claramente lo que pasaría hasta el final. Casandra advirtió que el malcriado príncipe Paris provocaría el fin del mundo troyano. Hoy sabemos que todo lo que Casandra profetizó era cierto, pero nadie le creyó. ¿Existe, sin importar el género, Casandra hoy?

La OMS politizada y alejada de su propósito

El Director General de la Organización Mundial de la Salud (OMS)Tedros Adhanom Ghebreyesus, según denuncias de sus compatriotas etíopes, Human Rights Watch, Washington Post, para mencionar algunos, no es precisamente merecedor de la parte de su nombre, Tedros (regalo de Dios). Lo acusan de cometer graves faltas en el manejo de la crisis de cólera en Etiopía durante su gestión como Ministro de Salud (2005-2012) y por la violación a los derechos humanos en su gestión como ministro de Relaciones Exteriores (2012-2016). Así como por la presunta participación en el mayor escándalo de corrupción por mal uso de fondos globales de Etiopía.

La decisión de nombrar al dictador de Zimbabue, Robert Mugabe, como Embajador de Buena Voluntad de la OMS que no ayudó al actual director de la organización para generar credibilidad en su gestión de la OMS que dirige. Más de cincuenta mil médicos, científicos, virólogos, profesores de medicina y otros entendidos en salud, elevaron severas críticas contra la forma como la OMS está manejando la crisis relacionada a la covid-19. Las permanentes contradicciones de la organización sobre el uso o no de barbijos; la influencia de capitales corporativos y estatales y el retiro del importante apoyo económico de EEUU durante el Gobierno de Trump. Aspectos todos estos que aumentaron la desconfianza.

El aclamado Luc Antoine Montagnier, ganador del premio Nobel de Medicina por encontrar el virus del sida (HIV) en 2008 dijo en el programa de la televisión francesa CNews el 17 de abril del 2020, que el virus que causa la covid-19 fue una creación artificial. En junio de 2020 una investigación publicada en la revista “Quarterly Review of Biophysics” hizo afirmaciones similares. El científico noruego Birgen Sorensen y el oncólogo británico Angus Dalgleish aportaron más pruebas a las aseveraciones de Montagnier.

Las imágenes del ex presidente de los Estados Unidos, Barack Obama y la actual esposa del magnate de Microsoft Bill Gates, Melinda Gates, en el laboratorio en Wuhan a pocos meses antes de la explosión de la supuesta pandemia, acrecentaron la desconfianza en la OMS y de algunos los medios de comunicación internacionales. El hecho de que aparecieron científicos testigos, participes de este experimento, contando en detalle el proceso de fabricación del virus, dio seguridad a otros hombres y mujeres de diferentes partes del mundo, para aportar información relacionada con la creación y manipulación económica, científica y política del “terrorismo corporativo” relacionado a la covid-19.

Sumados estos elementos al descontento general por los escándalos de corrupción material y moral en los organismos internacionales y de algunos gobiernos, creció un movimiento internacional de protesta. La información que confirma enormes ganancias de las empresas farmacéuticas, la desmedida ambición del sector privado; clínicas que brindan ayuda a cambio de jugosas sumas de dinero a los pacientes de la covid-19 y el manejo de la información sobre la pandemia por las grandes corporaciones digitales ha provocado miedo, consternación e indignación. Los médicos que tratan de develar información verídica aseveran que los índices de mortalidad no crecieron en ningún lugar del mundo en estos 12 meses desde que comenzó la llamada pandemia. Es decir que la mortandad por la covid-19 se ha registrado por causa de enfermedades preexistentes. En el periodismo de investigación y en los análisis sociopolíticos hay una pregunta que ayuda a descifrar las causas de los hechos.

¿Quién se beneficia con el “COVIDGATE”?

Quizá la respuesta podría ser el hecho que lo que sucede en Davos. El fundador del Foro Económico Mundial (WEF), Klaus Schwab, presentó en la cumbre de este año una ambiciosa agenda. Y esa agenda se puede resumir en una frase que circula en el espacio público desde hace meses, provocando polémica y desconfianza, y se trata del “Gran Reinicio”.

“La crisis de la covid-19 ha demostrado que nuestros viejos sistemas ya no son adecuados para el siglo XXI”, dijo Schwab en un podcast introductorio antes de la cumbre, que se celebró del 25 al 29 de enero.

¿Qué quiere decir exactamente Schwab y sus colegas de WEF cuando hablan del “Gran Reinicio”? Explicaron que se trataba de una iniciativa para resetear el capitalismo como estrategia de recuperación económica exitosa ante los efectos devastadores de la pandemia, así como de la desigualdad que se profundizó por la crisis del nuevo coronavirus. Esta reforma estaría guiada por el concepto de un nuevo “capitalismo de partes interesadas”, que se traduce también como “grupos de interés”. El primero es el ‘capitalismo de accionistas’, adoptado por la mayoría de las corporaciones occidentales, que sostiene que la meta principal de una corporación debe ser maximizar sus ganancias.

No pasó mucho tiempo para que este “Gran Reinicio” adquiriera un significado más siniestro como ya es el caso en la era de Internet y la “pos verdad”, encajó rápidamente en el mito para disminuir y burlar a los que se oponen a la información oficial llamándolos “teóricos de la conspiración”, sobre planes secretos globales para esclavizar a la humanidad. Así, se lo fusionó con QAnon.

Esta “teoría de la conspiración” ganó un impulso especial cuando un oscuro blog australiano que se hacía pasar por un “medio no convencional independiente del control estatal”, descubrió en septiembre pasado que los líderes de EEUU, Reino Unido, Canadá y Australia tienen la intención de provocar una nueva ola de pandemias para introducir la vacunación mundial obligatoria.

El “Gran Reinicio”, explica Schwab, tendría tres componentes clave. El primero: la economía de los accionistas; el segundo: construir infraestructura “resiliente, equitativa y sostenible”, guiada por métricas ambientalistas sociales y políticas; y el tercer componente: aprovechar las innovaciones de la “cuarta revolución industrial” para el bien público.

En la cumbre del WEF, quedó aún más claro el cambio de dirección que requiere el mundo. El año pasado se perdieron al menos 225 millones de puestos de trabajo, cuatro veces más que en la gran crisis financiera de 2008, según un informe de la Organización Internacional del Trabajo.

Al mismo tiempo, la Asociación para la Lucha contra la Pobreza y la Desigualdad Oxfam descubrió que las 1 000 personas más ricas del planeta han recuperado las pérdidas causadas por la pandemia en tan solo pocos meses, mientras que los más pobres podrían tardar décadas en recuperarse del golpe financiero.

“No nos engañemos: la cuestión de quién recibirá la vacuna en el mundo abrirá nuevas heridas y nuevos recuerdos, quienes no la reciban lo recordarán”, dijo la canciller alemana Angela Merkel en Davos. El ex candidato presidencial estadounidense y controvertido libertario Ron Paul, en una columna para el portal Eurasia Review, declaró que el “Gran Reinició” era un intento de expandir el poder estatal y reprimir la libertad en todo el mundo, según un modelo autoritario de asociación corporativo – gubernamental. “La derecha ve los argumentos de la WEF para reestructurar la economía global; un intento peligroso de imponer el ‘socialismo’ para desmantelar la sociedad tradicional o lo que queda de ella. La izquierda, entre tanto, se burla de ese discurso. El geo estratega indio C. Raja Mohan advierte la falta de capacidad de Davos de generar “soluciones” llevando al mundo al estancamiento actual.

La “nueva normalidad”:

Los diez multimillonarios corporativos más poderosos están dibujando algo que denominan “la nueva normalidad”, que consiste en ofrecer su modelo de vida a través de novelas, películas, series de televisión y toda gran obra teatral; entre otras cosas, declarando la desaparición de la familia y sus conceptos establecidos. El hombre, sin embargo, es similar al mundo vegetal y animal. Así como un lobo no puede vivir sin una manada y como una abeja no puede vivir sin una reina, el hombre no podrá ser individualista y vivir sin familia. Los autoritarios creadores de las teorías de la “nueva normalidad” venidos de occidente olvidan que las economías emergentes y sociedades como las budistas, orientales y musulmanes superan en número y territorio a las potencias occidentales.

Mahatma Gandhi, el líder más destacado del movimiento de la independencia de la India, había confeccionado una lista de siete pecados que llevan al hombre occidental a la ruina:

1. Riquezas que no se adquieren con el trabajo.

2. Gozar sin conciencia.

3. Separar el conocimiento de la honestidad.

4. Liderar políticas sin principios.

5. Realizar negocios sin moral.

6. Separar la ciencia de la filantropía.

7. Luchar por la fe sin sacrificio.

 

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