Latinoamérica: contradicciones, crisis de representatividad y un estallido a punto de arremeter en una parte del mundo marcada por enormes diferencias

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Foto: AFP

Es crucial la pandemia latinoamericana, incluso más como se la gestiona que como se la vive. Los diarios del pasado fin de semana están plagados de un torrente que a medida que avanza no parece ser creíble. Lula y Fernando Henrique Cardoso han alcanzado a darse el puño en señal de reconciliación para derrotar a Bolsonaro a dos años de las elecciones en el gigante latinoamericano. Algunos analistas no entienden cómo el Supremo Tribunal Federal que condenó a 12 años de cárcel al expresidente ha arrojado por la borda el proceso, el mayor caso de corrupción en Brasil con tentáculos en casi todos los países de la región, que le permite a Lula una inédita habilitación para las elecciones en Brasil.

En Perú a dos semanas de la segunda vuelta electoral, manifestantes que respaldan al outsider, maestro rural al que según dicen lo une amistad con Evo Morales Pedro Castillo, candidato de Perú Libre; han salido a marchar por las calles de Lima contra la candidata conservadora Keiko Fujimori por su colusión con Odebrecht, la constructora que pagaba millonarios sobornos a presidentes, funcionarios de alto rango y a candidatos presidenciales -es el caso de Keiko- que tiene un proceso abierto en curso por la Fiscalía que la acusa por lavado de activos, organización criminal, obstrucción a la justicia por los aportes millonarios no declarados durante la campaña de 2010 y 2017.

Ya en Colombia lo que comenzó hace dos semanas con protestas por la pretendida suba de impuestos, se ha convertido en un movimiento ciudadano sin precedentes que ha puesto a temblar a la administración del presidente Iván Duque, que a pesar de dejar sin efecto las medidas no ha podido contener la ola de protestas por “deudas y desempleo” que día que pasa jaquean a su Gobierno en la difícil situación de frenar el descontento social. Se ha conocido en estas últimas semanas datos que ponen en evidencia la dramática crisis en el país con el incremento de los índices de pobreza del 42.5%.

Chile es otro de los países que ha puesto en deuda a sus élites políticas que han tenido en sus manos el control de la economía disfrazando un crecimiento que en los hechos ha beneficiado a unos pocos y no a las mayorías nacionales. En 2019 estalló la profunda crisis de los desequilibrios económicos entre sus habitantes que desde entonces no han cesado. Un hecho curioso en el país es el crecimiento del Partido Comunista Chileno (PCCH) proscrito desde la dictadura pinochetista que líquido literalmente a sus direcciones enteras. A seis meses de las presidenciales en Chile, el alcalde Daniel Jadue del PC lidera las encuestas con el 19.5% de las preferencias. Una situación inédita que ha abre las enormes grietas de un modelo que se presentaba como ejemplar en el mundo desarrollado.

Estos cuatro ejemplos ponen sobre el tapete los abismos con los que los latinoamericanos deben sortear la crisis económica a la que se suma el lastre de la pandemia del coronavirus que afecta a esta parte del mundo como en ningún otro continente.