Por qué la pandemia puede acelerar la desglobalización de la economía mundial

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Foto: Getty Images

Una de las palabras clave para entender los últimos 25 años de la historia mundial es globalización

Aunque, como dice Jonty Bloom, periodista de la BBC, cualquier historiador económico puede hablar de cómo durante siglos -si no milenios- las personas han estado comerciando a través de grandes distancias.

Recuerda Bloom que basta con fijarse en el lucrativo comercio de especias en la Edad Media.

Pero la globalización actual es diferente realmente por la escala y la rapidez del intercambio internacional, que en las últimas décadas explotó a niveles sin precedentes.

Facilidades para viajar, internet, el fin de la Guerra Fría, acuerdos comerciales y economías desarrollándose con rapidez, se han combinado para crear un sistema que es más interdependiente que nunca antes.

Es por eso que el brote del nuevo coronavirus ha tenido tan inmediatos y abrumadores efectos económicos en todo el mundo.

El profesor Beata Javorcik, economista en jefe del Banco Europea para la Reconstrucción y el Desarrollo le dijo a Jonty Bloom que el ritmo de cambio en la economía en los últimos 17 años ha sido muy profundo.

“Cuando pensamos en la epidemia de Sars de 2003, China constituía el 4% de la producción global”, recuerda. “Ahora China constituye el 16%, cuatro veces más. Eso significa que lo que sea que ocurra en ese país afecta mucho más al mundo”.

El lado oculto

Por su parte, Ian Goldin, profesor de globalización y desarrollo en la Universidad de Oxford, dice que en los últimos años se ha permitido que los riesgos se propaguen. “Son el lado oculto de la globalización”.

Eso, agrega, se puede ver no solo en esta crisis, sino en la económica de 2008 y le vulnerabilidad de internet a los ciberataques. “El nuevo sistema económico mundial brinda enormes beneficios, pero también implica riesgos enormes“.

Entonces, ¿qué significa esta crisis para la globalización?

Richard Portes, profesor de economía en la London Business School, le dice al periodista de la BBC que es obvio que algunas cosas tendrán que cambiar, porque tanto las personas como las compañías se han dado cuenta de la dimensión de los riesgos que han venido tomando.

“Mire el intercambio comercial. Una vez que las cadenas de suministro fueron interrumpidas [por el coronavirus], las personas empezaron a buscar por fuentes alternativas en casa, incluso si eran más costosas“, dice.

“Si las personas encuentran proveedores domésticos, se quedarán con ellos, precisamente por esos riesgos que ahora perciben”.

La profesora Javorcik está de acuerdo y cree que existe una combinación de factores que harán que la industria manufacturera occidental empiece a traer de vuelta a casa parte de sus trabajos (“re-shoring”, se le llama en inglés).

“Creo que la guerra comercial (principalmente entre EE.UU. y China) combinada con la epidemia del coronavirus hará que muchas compañías se tomen el ‘re-shoring’ con mucha seriedad”, indica.

“Muchas de esas actividades pueden ser automatizadas, porque re-shoring trae certeza. No tienes que preocuparte por la política comercial nacional. Y te da la oportunidad de diversificar tu base de proveedores”.

En un artículo publicado en la revista mexicana Letras Libres, Toni Timoner, experto en riesgo macroeconómico, es más contundente:

“Se acelerará el repliegue del comercio internacional. Los exportadores ya están reconfigurando sus cadenas de suministros y acercando producción a costa de eficiencias. Los importadores subirán barreras arancelarias en respuesta. Este proceso ya había comenzado con la guerra comercial y ahora entrará en barrena. Asia y Occidente se aíslan mutuamente. Cae un telón de acero económico sobre el mundo”.

Las universidades

Pero. como indica el periodista de la BBC Jonty Bloom, gran parte de la globalización no es sólo acerca de movimiento de bienes o materias primas, sino gente, ideas e información. Algo que las economías occidentales hacen muy bien.

David Henig, director de Política de Comercio del Reino Unido para el Centro Europeo de Política Económica Internacional, señala que “el sector de los servicios debe sentir como que cayó desde un risco. Fíjense solo en el turismo y las universidades”.

“Debe existir una enorme preocupación sobre el número de nuevas postulaciones a la universidades occidentales en este otoño. Es una industria enorme. Muchas universidades, por ejemplo, dependen de los estudiantes chinos”.

La misma preocupación se la expresó a BBC Mundo el escritor y pensador canadiense Michael Ignatieff, rector de la Universidad Central Europea, con sede en Budapest.

“Creo que las fronteras se están alzando por todas partes y que la movilidad de labor se va a ver reducida, pero no la de capital.

“Con las fronteras más estrictas va a ser más difícil para universidades como las mías seguir atrayendo estudiantes de cien países diferentes. Yo tengo latinoamericanos en Budapest… ¿Voy a seguir teniendo a los mismos extraordinarios colombianos, peruanos o brasileños que tengo ahora?

“No lo sé, los países reforzarán las fronteras, aumentarán las restricciones. Entonces es posible que tengamos una desglobalización de la enseñanza superior. Esa es una amenaza real que todos en el mundo universitario está hablando al respecto. No quisiera que la próxima generación esté atrapada dentro de las fronteras nacionales”. reflexiona.

Ya estaba en declive

Según el periodista de la BBC Jonty Bloom, ralentizar o reversar la globalización va a golpear duramente a todos las industrias mencionadas, pero agrega que el profesor Goldin piensa que la actual pandemia marca un cambio oceánico y que 2019 “fue el año que marcó el pico más alto en la fragmentación de la cadena de suministro”.

Algunos factores como las impresioras 3D, la automatización, las entregas rápidas y el proteccionismo ya los hacían sentir. Al parecer, covid-19 sólo aceleró el proceso.

La preocupación ahora -señala Bloom- no es si estos cambios van a ocurrir no, sino cuán profundos serán y cómo se van a manejar.

Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y El Caribe (Cepal) de las Naciones Unidas, cree que la gobalización “al menos como la conocíamos antes de esta pandemia, definitivamente va a ser distinta”.

En entrevista con BBC mundo indicó que “definitivamente, esta ya no va a ser una globalización de cadenas de valor. Eso es lo que va a ser más importante: el cambio en los modos de producción y en los modos de consumo”.

Por su parte, Terry Breton, el comisario de mercado interior de la Unión Europea, dijo en una teleconferencia con periodistas que es muy pronto para sacar conclusiones, “pero todos somos conscientes de que habrá un antes y un después de esta crisis. Nadie sabe cómo saldremos, pero se escribirá un nuevo mundo basado en otras reglas. Seremos más autónomos en ciertas áreas críticas. Las relaciones bilaterales se revisarán”, según reporto el diario El País de España.

El profesor Goldin tiene una manera sencilla de abordar cuáles pueden ser los cambios profundos que enfrentará la globalización, según le explicó a la BBC: ¿será más parecido a lo que ocurrió después de la Primera Guerra Mundial o a lo que sucedió tras la Segunda?

Después de 1918 tuvimos organizaciones internacionales débiles, el ascenso del nacionalismo, proteccionismo y depresión económica.

En cambio, luego de 1945 tuvimos más cooperación e internacionalismo, reflejado en el acuerdo Bretton Woods, el Plan Marshall, las Naciones Unidas y el Acuerdo General de Aranceles Aduaneros y Comercio.

Aunque es optimista, al profesor Goldin hay algo que le preocupa: quién va a asumir el liderazgo. “Podemos tener optimismo, pero no vemos liderazgo desde la Casa Blanca“. Y agrega: “China no puede asumirlo y Reino Unido no puede liderar en Europa”.

Entonces, ¿se reversará la globalización?, se pregunta el periodista Jonty Bloom. Y responde que probablemente no, pues es un desarrollo económico demasiado importante, Pero ciertamente puede ralentizarse.

La gran pregunta, agrega Bloom, es si aprenderemos las lecciones de esta crisis.

Y remata: “¿Aprenderemos a identificar, controlar y regular los riesgos que parecen ser inherentes a la globalización? Porque la cooperación y el liderazgo necesarios para que ocurra no parecen abundar en estos momentos”.

 

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