Algunos hechos importantes, tan peculiares, improbables y absurdos, parecen haber emigrado de entornos virtuales, donde todo es posible. En Estados Unidos, el expresidente Donald Trump anunció que pretende volver a la Casa Blanca –con posibilidades reales de éxito-, incluso investigado y con riesgo de ser arrestado, por alentar la vejatoria invasión del Capitolio tras ser derrotado en las elecciones.
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La guerra contra la pandemia del coronavirus ni siquiera había terminado cuando Vladimir Putin, el presidente de Rusia, inició otra que repercutió en las economías de todo el mundo. Se suponía que la invasión a Ucrania duraría unos días, y después de diez meses, todavía no hay señales de que termine. Con un presidente ucranio que hace todos los esfuerzos posibles para mantener la ayuda militar de los aliados de la OTAN y ha tenido el cinismo de decir que destinar dinero a su país es una inversión para la seguridad global.
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En febrero, desencadenando el primer conflicto militar entre países europeos desde la Guerra de los Balcanes en la década de 1990. Ante un mundo estupefacto, Putin siguió adelante con su “operación militar especial”, obligado a proteger tanto a Rusia como a los “hermanos ucranianos” de un Gobierno neonazi y las amenazas de la expansión militar en curso de la OTAN.
En el aspecto económico, las poderosas empresas tecnológicas —de hecho, los desarrolladores del metaverso (creación virtual que reproduce una realidad paralela)— cayeron en crisis también inimaginable en el universo real. Aquí y en el extranjero, 2022 tuvo su lista de ganadores y perdedores, pero las victorias o derrotas definitivas fueron raras.
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