El silencio de los egocéntricos

Por Redacción dat0s
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protesta en audiencias judiciales contra Assange, londres
Foto: EFE

Es probable que el periodista australiano, cofundador de Wikileaks, enfrente una condena a perpetuidad por espionaje. Los gremios de la prensa en Bolivia no se pronuncian ni interrumpen su agenda.

Hay fechas significativas para el periodismo (¿es significativo firmar libros una tarde de sábado en un concurrido café como si se estaría salvando el planeta de tanta descarga densa?). Si alguien ama la libertad de expresión debió congregar a sus huestes frente a los tribunales en Londres donde ayer se celebró la segunda audiencia que decidirá la extradición del fundador de Wikileaks. Y si no pudiste hacerlo, abrías las puertas de tu organización para amordazarte simbólicamente. A cambio de monedas, a esa misma hora, un grupo de “periodistas” se reunió en las oficinas de la Asociación de Periodistas de La Paz, Bolivia, para escuchar un ranking de posicionamiento de marca de bancos, presentado por un curioso organizador. Sin más curso a ese tipo de secuencias indignantes, claro, no por los trabajadores de la prensa, sino por el ego de sus dirigentes, volvamos a Assange.

Frente a los tribunales en Londres, la otra realidad: condena a la libertad de prensa. Los jueces londinenses se tomarán unos días para decidir si extraditan a Assange en un caso clave para la libertad de prensa. En EEUU –la democracia más prospera del planeta- el juicio es definitivamente importante ya que los abogados defienden la legalidad de la persecución del cofundador de Wikileaks. Y es que la posibilidad de que Assange pase el resto de sus días en una cárcel ha desatado alarmas en medio mundo por el oscuro precedente que esto implica para lo que aquí se ha mencionado y que defendemos sin pertenecer a este tipo de congregaciones que hacen culto a la supremacía numérica de miembros adormecidos.

Lo que se discute en el Supremo Tribunal de Justicia de Londres es la extradición de Assange a los Estados Unidos sobre la base de una Ley de Espionaje de 1917. Los jueces al frente del caso han anunciado que harán conocer su decisión en las próximas semanas dada la complejidad jurídica del asunto, sus efectos políticos y una vez se presenten una serie de documentos adicionales hasta el 4 de marzo, fecha que durará la pesadilla del reo detenido en una cárcel de Londres desde 2019 cuando fue sacado a rastras de la embajada de Ecuador donde permaneció refugiado siete años.

La reclamación de su libertad se juega en el terreno de la libertad de prensa que se vería seriamente amenazada en el futuro con un precedente de estas características si el gobierno del primer ministro Rishi Sunak entrega a Washington al editor de Wikileaks por revelar crímenes de guerra y actuaciones cuestionables del gobierno de EEUU que merecían ser reveladas por su interés público.