Iquique. La peligrosa penetración del contrabando a Bolivia

Redacción dat0s
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Foto: Revista Dat0s

La Avenida Circunvalación, en la ciudad portuaria de Iquique, Chile, abre paso al comercio de ilegal de cientos de productos de toda clase. Gran parte de este mercado tiene en curso el mismo destino: Dubai, Iquique y Bolivia. Un 80% del comercio en la zona acaba en el país. Este submundo no parece tener una bitácora de precisión ni orden migratorio ni demográfico. Está dominado casi en su integridad por ciudadanos de origen libio, sirio; los hay también palestinos, indios, chinos y coreanos. Todos son muy atentos pero desconfiados a la vez. Hace dos años, este millonario negocio sufrió un shock. El propietario de una de las casas importadoras de vehículos fue sorprendido vendiendo minibuses cero kilómetros que se internarían después a Bolivia con precios subfacturados. La voz de alerta corrió el centro de la actividad en el vecindario. El sujeto de nacionalidad china fue detenido interrogado y se libró de ser extraditado a Bolivia.

El comercio de automóviles en Iquique ofrece grandes facilidades al contrabando. Cuando de autos nuevos se trata funciona un significativo sistema de subfacturación para evadir impuestos. Lo propio ocurre con otros tantos productos que en Iquique se pueden encontrar a muy buenos precios.

Quién sale ganando

Un importador legal de automóviles que tiene oficinas a pocas cuadras de la Avenida Circunvalación, explica cómo funciona el boyante mundo de la subfacturación. Sentado en su oficina de pecera enseña con tablas en mano. “Un minibús chino de marca Foton intermedio cero kilómetros con techo alto que en Bolivia cuesta alrededor de US$ 21.000, aquí puedes encontrarlo por US$ 12 mil. La diferencia es el precio que ahorras por la subfacturación. El 80% de los minibuses Foton que circulan en Bolivia ingresan en estas condiciones”. Hace dos años, el Gobierno boliviano reglamento algunas normas para evitar que vehículos usados, conocidos popularmente como “autos chutos”, se sigan comercializando en el país. La norma dice que es permitido internar vehículos con hasta dos años de antigüedad. Parecería una medida adecuada mas el contrabando se sigue dando modos para burlar el control en la frontera con Chile.

La Cámara Boliviana de Transporte de Carga Nacional e Internacional, ha revelado hace poco que existen al menos 120 rutas ilegales en la frontera, usadas por contrabandistas para internar vehículos “chutos”, alimentos o electrodomésticos. “Son sitios remotos sin comunicaciones ni recursos donde se precisa tareas conjuntas del control”, coinciden miembros de la cámara y autoridades nacionales que recorrieron la zona.  Una comisión de asambleístas constató las denuncias. “Amparados en la oscuridad de  la noche los contrabandistas circulan en camiones sin luces y se comunican entre ellos. Tienen tecnología de punta, usan teléfonos  satelitales, visores nocturnos y  armas. Elementos que nuestros puestos militares de avanzada o de control aduanero no tienen”, según el diputado Franklin Flores.

En las oficinas de la Aduana Nacional están seguros que la adopción de normas frenó en gran medida el contrabando. Hasta que el domingo 11 de marzo las autoridades aduaneras comenzaron a sospechar que algo no ha está funcionando bien. Ese día, dos militares destacados a la Unidad de Control Aduanero (UCA) fueron asesinados a manos de contrabandistas que habían sido descubiertos cuando trataban de internar cinco movilidades. Existen distintas versiones sobre lo acontecido cerca de Pisiga, el último puesto en la frontera entre Bolivia y Chile, cerca de la localidad de Sabaya, donde los militares fueron asesinados.

Lunes 12 y martes 13

El lunes 12 no es que todos los puestos de venta en la Avenida Circunvalación estén hablando del incidente, pero están desconfiados. Todos practican sus costumbres de origen, empecinados de que aquí no pasó nada. Las casas importadoras de vehículos viejos y usados asentadas en Iquique venden en función a la demanda boliviana. En varias esquinas se observa a bolivianos sentados sobre el pretil de la vereda, en bancos improvisados o apoyados a los autos esperando que la noche se apodere del lugar. El movimiento se hace aún más intenso a partir de las 10 de la noche. Centenas de camiones de gran tamaño con matricula boliviana esperan su turno en fila para cargar vehículos que más tarde viajarán a Bolivia.

Un importador de autos usados con el que establecimos contacto ofrece un Ford Mustang modelo 2008, por US$8.500. Cuando le explicamos que este modelo no puede entrar a Bolivia por su año de fabricación, dice resueltamente que no es un problema. “Un ´chutero´ te lo ingresa sin problema”, dispara. “Vienen aquí desde las siete de la tarde, si estas interesado yo mismo te contacto con uno de ellos”. En jerga, las palabras “gemelear” o “chutear” hacen enfoque a la demanda. Los “transformers” llegan en grandes cantidades a Iquique. “A estos les cambiamos de lado el volante por US $500”. El mercado paralelo de autos funciona sin espacio a consideraciones legales.

El martes 13 recorrimos la zona de Alto Hospicio. De acceso trabado, allí observamos el origen del negocio. Cuadras más abajo sobre el mismo cerro de arena que cubre las espaldas de la ciudad, una hilera de talleres trabajan con el volumen al tope de música villera. En su mayoría son ´maestros´ peruanos que desenfundan los autos, los desvisten y los vuelven a cubrir con indumentaria parecida. Hay por lo menos una docena de pequeñas fábricas que se encargan de reparar motores usados que serán puestos a la venta como nuevos.

Las mafias articuladas

Pedro Beliz es un abogado chileno, nacido en Iquique. “No podría decirle con precisión el dinero que mueve este negocio, lo que sí le puedo asegurar es que el comercio se presta al blanqueo de dinero de cualquier procedencia. Cada uno dentro de su competencia; la aduana, la policía, la gente que tiene que combatir el lavado de activos en su competencia. Lo que corresponde aquí es adoptar medidas para evitar este tipo de cosas que fomentan la corrupción”. No cree que sea un mercado exclusivo para la demanda boliviana. “Aquí también hay grupos que se dedican a este negocio. El otro lado viene de Paraguay”, observa.

El abogado Beliz, dice que “cualquier negocio ilegal se convierte en un germen de corrupción. Es un círculo vicioso en el que opera un actor ilícito de ambas partes”. Reconoce que por el volumen del negocio se genera una distorsión del precio sobre la base imponible de la mercadería. “Son mafias que fomentan un mercado ilegal, lo que corresponde en este caso es la regulación de normas”. Es lo que él denomina ´un derecho a cumplir´. “Ambos estados (se refiere a Bolivia y Chile) deberían velar porque la normativa se cumpla y castigar a los infractores de la ley. Debería haber una actitud de fiscalización adecuada, permanente, rigurosa y que además conlleve sanciones con efectos demostrativos, es decir, sancionar severamente la conducta ilícita; un castigo provocaría un efecto demostrativo palpable para frenar la ilegalidad”.

La zona franca

Con más de cuatro décadas de historia la Zona Franca de Iquique (ZOFRI) es un importante centro de negocios que conecta el norte de Chile con los mercados de la Macrozona de Sudamérica. ZOFRI tuvo un volumen de transacciones en 2017 en el orden de los US $ 8.200 millones. A pesar de las facilidades que brinda la administración para que comerciantes establezcan sus negocios, el rubro destinado a la importación de vehículos no parece contemplar el mismo enfoque. “ZOFRI potencia el mercado automotriz con la fuerte presencia de empresas del rubro bajo una oferta competitiva, acompañada de altos estándares de urbanización y seguridad que permiten la instalación de empresas asociadas al comercio”, dicen desde sus oficinas de administración.

Se refieren al establecimiento de las casas importadoras de vehículos que cumplen las reglas del mercado y las regulaciones de importación impuestas en Chile. Empero, elude definir puntualizaciones sobre las importadoras de autos usados y nuevos que hacen competencia al comercio legal. “Si yo tengo una demanda de vehículos subfacturados naturalmente que la oferta a esta lado tiende a crecer, es lo que se llama realizar una manipulación dolosa tendiente a disminuir la base imponible de impuestos que le fija el Estado por determinada transacción”, opina el abogado Pedro Beliz.

El régimen general de comercio exterior de Chile no define reglas sobre el mercado que sale de sus fronteras. El escenario es ideal para la ilegalidad. Los contrabandistas se siguen dando modos para actuar. Son, como describiría Beliz, grupos delincuenciales preparados para el mal.

“El Estado pierde por materia de impuestos US$ 200 millones al año”

En La Paz consultamos con Luis Encinas, gerente de la Cámara Automotora de Bolivia (CAB) para conocer la posición oficial de las empresas que están representadas legalmente en el mercado importador de vehículos que operan en el país. De acuerdo a cifras que maneja la institución, el 40% del movimiento que se genera en la Zona Franca de Iquique y Arica en el rubro automotor se cuela por varias vías a Bolivia. Una de las preferidas es la internación por la vía del contrabando.

¿Cuál es la participación en términos porcentuales el aporte del mercado legal de automotores representados por sus afiliados en el PIB? A Bolivia ingresan entre 60 y 65.000 vehículos por año entre nuevos y antiguos.

¿Cuántas empresas constituyen la CAB? La CAB está conformada por 20 empresas legalmente establecidas que ingresan más de 180 marcas de vehículos reconocidas tradicionalmente por el fabricante y amparados en normas del Estado Plurinacional de Bolivia. El movimiento económico generado por el sector importador (automotores, motos y maquinaria pesada) a valor FOB (libre a bordo), es de aproximadamente US$ 1.300 millones monto equivalente al 3,5% del PIB y que es pagado a través del sistema financiero a proveedores del exterior. Estas cifras se encuentran registradas por la Aduana Nacional de Bolivia, a través de los controles de nacionalización y en el INE.

¿Cuánto dinero se genera por estas operaciones? Haciendo los cálculos estimativos en proporción a los valores FOB, por estas operaciones de vehículos, motos y maquinaria pesada se generan pagos por concepto de fletes, seguros y gastos en las importaciones, aproximadamente de US$ 67 millones y además, al nacionalizarse, tendrían que generar tributos por unos US$ 500 millones.

¿Hay empresas operando al margen de la CAB? Hay otras empresas no afiliadas pero que tienen el rubro específico de importadores automotrices; importan el 50% del volumen legal y personas particulares e importadores “eventuales” habilitados como “unipersonales” que importan el otro 50% por normas flexibles a través de la obtención de un NIT de esta categoría. En este último segmento se generan grupos de riesgo que aprovechando vacíos dejados por la norma importan subfacturando vehículos nuevos y antiguos o asignando características de vehículos de menor categoría a unidades de lujo.

Uno de los problemas que el país ha enfrentado de larga data es la internación ilegal de autos en dos frentes, los denominados “chutos” y los autos cero kilómetros. ¿Puede explicarnos como funciona este mercado? Los importadores referidos anteriormente, legalizan algunas operaciones fraudulentas a través de subfacturaciones que generan una evasión fiscal de aproximadamente US$ 100 millones, sin considerar evasiones también denunciadas por otros US$ 100 millones por evasión impositiva en ventas. Otro tema más grave es la entrada de los autos “chutos” de contrabando a través de la frontera con Chile. Después de evaluar cifras de exportaciones del total de las ventas efectuadas a países extranjeros por la Zona Franca de Iquique (ZOFRI) de un total de US$ 1.526 millones, US$ 749 millones son para Bolivia y de este monto, 31% corresponde al sector automotriz. Por otro lado, la ZOFRI vende a través de Tarapacá y Parinacota (Caserío de Arica) US$ 2.119 millones.

¿Cómo se puede entender esta distorsión respecto al tamaño de la población? La explicación simple es que esta mercadería es exclusivamente para el contrabando. Si empleamos la misma lógica de ventas al extranjero (US$ 1.526 millones), para US$ 2.119 millones vendidos a través de Tarapacá y Parinacota, al menos el 60% sería destinado a Bolivia, o sea US$ 1.271 millones, de los cuales un 40% corresponde a vehículos. Quiere decir que la penetración directa del contrabando a través del sector automotriz representa US$ 500 millones.