Mal se va Revilla del municipio

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Foto: Roberto Guzmán/La Razón

El alcalde de horas, las pocas que le quedan, dice en entrevista al diario Página Siete que los paceños lo deben recordar como “el alcalde que trabajó de sol a sol” por La Paz. La calumnia es lacerante porque va dirigida contra el mismo. El falso espartano que se ha puesto el uniforme amarillo para recorrer las entrañas de La Paz parece adolecer de atributos para lanzar semejante afirmación. Revilla no solo que se convirtió en el lastre más grande para La Paz, sino que deja su gestión con la basura hasta el cuello de los paceños por una deuda de su administración por algo más de 50 millones de bolivianos a la empresa La Paz Limpia, encargada de recoger la basura.

Nunca como ahora La Paz sufre las consecuencias de una gestión que ha desangrado un municipio que alguna vez fue modelo geo referencial de paisajismo y misticismo. Mal puede Revilla autoevaluarse el mismo cubriéndose de elogios con la misma lisura que se autodefine trabajador de sol a sol. Nos deja una larga lista de deudas que deberá pagar si los defensores de ese misticismo abrieran sus ojos y verían, lo que no les da la gana de ver. La destrucción del patrimonio urbanístico, una de ellas; acabó lacerando el encanto de la urbe paceña.

Un pésimo alumno del alumbramiento hipodérmico con el que retira la nalga de la aguja para vacunar su desafortunada gestión. Mal hace, claro, para ocultar su incompetencia, acusando a Iván Arias de estar detrás de la demanda de la empresa La Paz Limpia por exigir sueldos devengados desde diciembre de 2019. Qué incongruente hoy como lo fue ayer y siempre. Cómo podría Arias negociar un conflicto que empañe su administración, de origen.

Se nota que Revilla esta perturbado y los que alguna vez se llenaban la boca por la defensa del patrimonio de La Paz, por ejemplo, cuando se echó cemento sobre los adoquines de comanche que adornaban la plaza Murillo, hoy desde el silencio se convierten en cómplices descarados de una gestión desastrosa.