Presuntos culpables

0
311

Ante la vista y muchas imposibilidades de nuestras autoridades; grandes, conmovedores y terroríficos casos policiales salen a la luz. Aquellos nos han dejado la sensación de zozobra en la sociedad acrecentando más aun el sentimiento de inseguridad. Nuestra mente, mientras los medios de comunicación informan, comienza a generar historias que sólo habíamos visto antes en películas.

Descuartizados con sus miembros repartidos, narcotraficantes buscados de manera internacional y que mataban a sangre fría a sus contrincantes.  Dios mío, como ha cambiado el país, antes no era así. “Da miedo hasta salir a caminar” se escucha en los minibuses o en charlas de a pie.

En los casos de las últimas semanas, fiscales y policías han logrado dar con los “supuestos” autores de estos crímenes e ilícitos.

Y  llega el momento. El escenario, una mesa llena de objetos donde hasta un arete se convierte en pieza de miedo; cámaras de frente y toda una ciudadanía esperando perpleja que nos dijeran “caso resuelto aquí están los criminales.” Es de noche, el aditamento perfecto para lograr efecto: La Atención.

Hablan las autoridades con retraso, titubeando, bajando la mirada a los papeles y con el otro oído alguien sopla por atrás los detalles. Sale el delincuente, custodiado con agentes armados hasta los dientes y resulta que es “el presunto culpable”.

¿Cómo?, se pregunta uno, ¿el presunto culpable? Nooo es el culpable, es el asesino, el narco. Nooo es el presunto. Y comienza la polémica.

La Constitución Policía del  Estado establece la presunción de inocencia, cuando se entiende que toda persona es inocente hasta que se demuestre lo contrario y en nuestro ordenamiento jurídico es un Juez el que dictamina si uno es culpable o inocente.

El escenario del show deleita a miles, ayuda a limpiar la imagen de la policía, hacer ver a las autoridades eficientes, aunque los que dan la cara son los que menos trabajaron para lograrlo, ya que ni fiscales, ni policías de tropa, que son los que hacen la tarea, están ahí. Sonríe el comandante mientras el teniente y el capitán siguen trabajando, sonríe el ministro mientras los fiscales siguen trabajando.

Sacan al supuesto(a) delincuente al escenario, los muestran de frente ante las cámaras y la muerte civil ha sido impuesta, la culpabilidad, los rayos y las tormentas caen sobre la persona, ya no hay más, caso cerrado.

Entendemos que la ciudadanía necesita muestras de que sus autoridades trabajan, de que nos brindan seguridad. En otros lados basta utilizar las iniciales o simplemente cubrir los rostros hasta el final del juicio.  Acá se lanzan nombres de los supuestos, de quienes están siendo investigados, que también ven afectada su imagen.

¿Y si no fuera? Jamás se supo de esas segundas partes de la historia. ¿Se imaginan millones en dinero resarciendo daños y perjuicios? Aquí es mejor hacerse de la vista gorda.

Los medios de comunicación no son ajenos, son responsables de haber también dado la muerte civil, pero una cosa es ser responsable directo y otra apuntar a los medios cuando son la policía y las altas autoridades quienes dan validez a estos hechos. También los medios debemos respetar a los presuntos, entendiendo su impacto general.

Así que para algunos jueces, que aunque la ciudadanía tiene clara la figura de cómo sirven muchos de ellos, por lo menos nos dan la sensación respecto al debido proceso y, por lo tanto, lo que también debe ser parte de la seguridad ciudadana que anhelamos.

Aquí hablamos de casos recientes, pero nuestras cárceles están llenas de presuntos, de inocentes y de culpables en segundo o tercer orden.