Ropa usada con etiqueta es revendida como nueva en galerías

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Vendedoras de ropa usada de la feria 16 de Julio de El Alto revelaron que algunas personas compran sus mejores productos, “con etiqueta”, para revenderlos en galerías y tiendas de la ciudad de La Paz.

“Hay veces, (la ropa) viene con etiqueta y la llevan para las galerías. Las señoras dicen que esa ropa dura más, es buena la costura”, dijo una de las comerciantes.

“Sí, llevan. De alguna tienda de ‘abajo’ -como se refieren a la sede de Gobierno- a veces compran, pero llevan lo mejor, con etiquetas”, añadió otra vendedora.

En la feria alteña abundan los comerciantes de ropa usada, que está prohibida por el Decreto Supremo 28761 emitido el 2006. Los llamados ropavejeros exponen su producto en diferentes tipos de tiendas donde sus clientes asisten para comprar el producto.

“Vienen mayormente los domingos, las señoras de ‘abajo’, de la zona Sur, del centro de la ciudad, las señoras de la alta sociedad”, acotó una feriante.

Hay distintos tipos de “puestos” en que se comercializa la ropa usada. Algunos la venden en comercios improvisados en garajes, otros arman un toldo con techo y los demás tienen una mesa o simplemente exponen su ropa sobre un nylon encima del suelo. El precio del producto depende del lugar donde se lo vende.

Los garajes

En algunas casas de inmediaciones de la feria 16 de Julio, existen vendedores que utilizan los garajes para instalar sus comercios. En estos establecimientos está la ropa usada de mejor calidad. El producto está en percheros y los clientes pueden probárselo frente a espejos.

Un hombre de contextura robusta -vestido con un jean, zapatos de punta cuadrada y un saco- se miraba erguido en un espejo mientras jalaba de la solapa de una chaqueta para probársela.

Es el lugar privilegiado de la feria. En estos garajes el precio de la ropa puede llegar hasta los 200 bolivianos.

Una joven, de unos 25 años, aseveró que prefiere comprar la ropa usada porque es de mejor calidad que la nacional y sus costuras son más fuertes. Agregó que con el dinero que gasta en una prenda nueva, puede comprarse seis en la feria.

Los toldos

Un armazón de metal, revestido con lonas de color naranja, es la plataforma que utilizan otros comerciantes para exponer las prendas usadas. Jóvenes son los que llenan las calles en que están estas tiendas.

Una muchacha de esbelta figura, con botas beige y jean azul, tenía puesta la capucha de su chamarra negra. Casi no se le veía la cara, como si tratara de ocultarse. Ella se probaba la ropa que quería poniéndola encima de su vestimenta. A diferencia de los garajes, en los toldos no existen las facilidades para medirse las prendas. Además, los precios son más bajos aquí, el promedio va de 20 a 40 bolivianos.

Mesas, suelo y polvo

En la feria 16 de Julio, también existen sectores en que comerciantes habilitan mesas, o simplemente usan el suelo, para desplegar un nylon y exponer montones de ropa. Prendas de niños, poleras, pantalones, chompas, en fin, de todo está mezclado para los clientes que se atreven a buscar.

Señoras circulan por esta zona inspeccionando la ropa para escoger algunas de ellas. Las prendas elegidas son puestas, con poco cuidado, encima del brazo de estas mujeres, quienes se disponen para seguir buscando más.

Aquí el polvo se impregna en la ropa que es vendida desde tres bolivianos. 

Los fardos

En otro sector, comerciantes en garajes y toldos ofrecen fardos llenos de ropa -y también juguetes- cuyo precio se calcula de acuerdo a la calidad de su contenido.

Los bultos están etiquetados con una clasificación. La clase “A”, para otros “1”, es la mejor calidad, “ropa que sólo se usó una vez”, dicen los vendedores. Luego, en la escala vienen las prendas con menor excelencia.

 

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