Según el PNUD “la desconfianza deriva en dinámicas confrontativas cada vez más violentas”

Por Redacción dat0s
0
881
Denis Funes, PNUD undp.org
Foto: undp.org

Dat0s conversó con Dennis Funes representante residente del PNUD en Bolivia.

El PNUD ha diseñado una campaña denominada “No hagas daño” ¿por qué el nombre?

“No Hagas Daño” es una campaña que propone una narrativa alternativa para que los actores institucionales, públicos y privados, las organizaciones sociales, busquen alternativas para despolarizar el país. Estamos hablando de una campaña integral, que tiene contenido comunicacional y que además corresponde a un proceso mayor, que despliega otras acciones que ponen énfasis en temáticas de compleja gobernanza.

Por mencionar algunos ejemplos, estamos impulsando investigaciones y deliberación política en profundidad sobre la cohesión social en perspectiva nacional y departamental, la gobernanza del sistema de salud, la distribución fiscal que vendrá después del censo; sin dejar de lado otro tema central para el desarrollo, como es la gobernanza ambiental.

Con la campaña ponemos a disposición de la población alternativas para trabajar los contextos de polarización en un sentido positivo, iniciar el tránsito hacia la despolarización desde el enfoque de “No Hacer Daño”, lo que no implica que los actores y sectores renuncien a sus reivindicaciones, aspiraciones o a sus intereses, individuales o colectivos, sino que dialoguen en base a consensos y diferencias.

¿A qué punto son preocupantes los niveles de conflictividad en Bolivia?

Son preocupantes cuando la violencia (no sólo directa, sino también cultural) constituye una estrategia a la que recurren los actores sociales para gestionar los conflictos, es decir para lograr sus objetivos. No olvidemos que los conflictos son parte intrínseca de las relaciones sociales, son inherentes a las sociedades. Lo que preocupa es el hecho de que, a medida que el conflicto escala, la violencia no sólo se utiliza para lograr algo sino para aniquilar y afectar al otro, el cual, a los ojos de su interlocutor, ya ha sido deshumanizado y es percibido como enemigo al que hay que “destruir” a través de cualquier estrategia como la deslegitimación de sus demandas o sus representantes; negación, presunción de mala fe, engaño, etc.

Este escenario es antecedido por uno en el cual, producto del desconocimiento del “otro”, experiencias de conflictos anteriores (donde ha habido incumplimiento de un acuerdo, por ejemplo), prima la desconfianza mutua entre los actores, factor determinante a la hora de enfrentar un conflicto. Mientras menos confío en el “otro”, menos empatía sentiré hacia él, me resistiré a escucharle y comprender su punto de vista; y, por consiguiente, seguiré pensando que mis intereses, mis expectativas, mi proyecto de país son los únicos válidos e importantes. En contrapartida, mientras más confío en el otro, tendré la posibilidad de ser más empático y ponerme en sus zapatos, intentando comprender su punto de vista, sin que ello implique renunciar al propio.

¿Qué factores inciden el surgimiento de niveles elevados de la conflictividad?

Hay que insistir en que los conflictos son parte intrínseca de las relaciones sociales, siempre van a existir conflictos que nos van a desafiar a enfrentarlos de forma constructiva o destructiva, pueden ser una oportunidad. Un conflicto se da porque ha habido una demanda insatisfecha o porque un conflicto anterior ha sido superado con la firma de un acuerdo que no se ha cumplido. Por consiguiente, el problema no es que haya niveles elevados de conflictividad sino que los conflictos escalen hasta niveles altos de confrontación y violencia, con las consecuencias que conocemos. Un conflicto es un factor de cambio social y un espacio en el cual podemos conocernos mejor a nosotros mismos y a los otros.

¿Qué actores pueden coadyuvar a reducir el tensionamiento o la conflictividad?

Desde el enfoque de “No hacer daño”, se plantea la necesidad de identificar a aquellos actores que pueden contribuir efectivamente a lograr la paz o que están a favor de ésta, por lo cual esos actores serían, a decir de Juan Pablo Lederach, el teórico de la transformación de conflictos, los “quienes estratégicos” que pueden impulsar este tipo de procesos desde donde están ubicados (ya sea en la base de la pirámide, en el nivel intermedio o en la cima). Estos actores a favor de la paz son, por ejemplo, aquellos que están comprometidos con construir soluciones a los problemas que existen de manera pacífica, que hacen de las redes sociales un espacio de “cero tolerancia” al odio, aquellos que apuestan por un diálogo inclusivo, etc.

Simultáneamente, este mismo enfoque plantea la importancia de identificar aquellos factores que unen, antes de aquellos que dividen. Si hay cosas que nos unen, éstas pueden ser conectores que pueden permitir suavizar la polarización, misma que se da precisamente porque el énfasis está en aquello que divide y confronta.

La ganadora del premio Nobel de la Paz de 2021 la filipina Maria Ressa señala que la tecnología ha permitido el ascenso de líderes autoritarios que han sido democráticamente elegidos. ¿Cómo promover una cultura de paz mientras los que detentan el poder emplean la violencia?

No respondiendo con violencia en ningún contexto, rompiendo el círculo de violencia, a partir de acciones concretas y aquí cobra sentido plenamente la frase “No hagas daño”. Todos sabemos que las palabras pueden convertirse en armas y en el contexto actual, donde las TIC forman parte de nuestra vida, hay que tener en cuenta que los mensajes de odio en línea pueden crear imágenes de “enemigos” e incitar a actos violentos. Depende de cada uno que nuestras redes sociales sean un espacio de odio o no, depende de cada uno decidir qué mensajes comparto. Una actitud a favor de la cultura de paz sería, por ejemplo, que yo, como usuario, verifique las fuentes de información de aquello que comparto y la veracidad de sus contenidos, ya que así estoy evitando contribuir a la polarización y al surgimiento de tensiones.

Te puede interesar: María Ressa: «Mark Zuckerberg es el mayor dictador»

Otro punto crucial juega el ecosistema informativo, la misma Ressa afirma que está totalmente corrompido, ¿cómo logra una campaña penetrar en la sociedad en estas condiciones?

Reforzando mensajes positivos, poniendo el acento en aquello que nos une, antes que en aquello que nos diferencia. Pese a todo, como bolivianos tenemos aspectos que nos unen, nuestra cultura, el folclore, etc.; pero, sobre todo, nuestro deseo de tener una sociedad pacífica y que los conflictos, que siempre van a surgir, se gestionen de manera constructiva.

Te puede interesar: Maria Ressa: “Los usuarios de las redes somos como los perros de Pavlov”

¿Cuál es el principal factor que contribuye a generar el enfrentamiento?

Un factor que contribuye a generar enfrentamiento es el desconocimiento del otro y, relacionado a éste, la desconfianza cada vez más creciente entre los actores, lo que deriva en dinámicas confrontativas cada vez más violentas. No conozco al otro (sea éste indígena o no indígena, camba, colla, chapaco, etc.), y me niego a conocerlo; por lo tanto, sigo actuando a partir de prejuicios, estereotipos, etc.

¿Cómo promover una cultura de paz?

Reflexionando individual y colectivamente sobre las causas que todavía alimentan la violencia en sus diferentes manifestaciones: directa, estructural y cultural. Habrá aspectos sobre los cuales podemos actuar de forma inmediata, pero probablemente otros sobre los cuales se requiere actuar en alianza con otros actores y demandan un trabajo permanente. Pensando en la diversidad que tiene Bolivia, la base de una cultura de paz es indudablemente el respeto a las diferencias. El respeto a nuestras diferencias (culturales, de valores, metas, de proyecto, etc.) se manifiesta, por ejemplo, en actitudes abiertas hacia un diálogo que permitan conocer al otro.