TIPNIS: Aceleran obras de tres puentes y ensanchan la vía
El canto de los pájaros y grillos es reemplazado por el “rugido”  del motor de la maquinaria pesada, las amoladoras y aparatos para  soldar, que operan los obreros, al menos 15 en cada uno de los tres  puentes que se construyen de forma acelerada en el TIPNIS.   
 En paralelo, aproximadamente a ocho kilómetros, una topadora del  municipio de Villa Tunari ensancha la vía de ripio que llega hasta  Ichoa, una población habitada por colonos y que está al límite de la  línea roja. Esta demarcación se trazó en 1990, durante el gobierno de  Jaime Paz Zamora, para proteger a las comunidades indígenas. 
 Las obras avanzan ante la  vigilancia de los colonos, quienes se  organizaron con el objetivo de evitar que “forasteros” saquen  fotografías del avance y “vayan a entregarlas a la oposición que está en  contra de la construcción de la carretera” Villa Tunari-San Ignacio de  Moxos, nos advierte uno de ellos.  
 El primer puente es construido sobre el río Isiboro, tendrá una  extensión de 250 metros de largo y su costo es de 4,9 millones de  dólares. Ahí ya tienen listas las vigas de hormigón, la base de la  infraestructura. Un grupo de tres obreros alista el encofrado metálico  para el vaciado del segundo pilote; otros dos realizan excavaciones.   
 Tres trabajadores -que están metros más arriba sobre el río de  aguas cristalinas, en el que se ven algunos pececillos-, con ayuda de un  tractor y una volqueta, que exhiben el logotipo de la ABC  (Administradora Boliviana de Carreteras), extraen del río la materia  prima que pasará primero por un proceso de selección desde arena fina,   corriente y grava.  
 Aproximadamente a dos kilómetros se erige el segundo puente, el  Ibuelo, nombre del río sobre el que se construye. Esta obra será de una  extensión de 120 metros de largo y su costo es de 2,3 millones de  dólares.  
 En este lugar, los obreros ya tienen casi todo listo para el  vaciado del pilote (las bolsas de cemento, la arena y la grava). Sólo  falta que terminen de soldar el esqueleto de acero. A un costado del río  están dos gigantes mezcladoras, denominadas “Mixers”. 
 A una distancia más alejada de donde se construye el puente Ibuelo,  y a pocos metros de la población de Bolívar, habitada por colonos,  cuatro obreros “perforan el río” para asentar las bases del primer  pilote del puente Sazsama de 150 metros de largo, y que cuenta con una  inversión de 2,7 millones de dólares. 
 Los obreros trabajaron hasta las cuatro de la madrugada, mientras  otros seis preparaban el resto de los materiales que requerirán para la  construcción del puente. 
 Luego de esa faena, trasladan el taladro gigante al otro extremo  del río, donde a pocos metros está la comunidad indígena Santísima  Trinidad. Ahí realizarán el mismo proceso de perforación para asentar  las bases del segundo pilote. 
 Cuando dejan de funcionar las maquinarias recién se logra escuchar  el canto de los grillos y de los pájaros que salen de sus nidos  colgantes. 
 En los tres puentes Isiboro, Ibuelo (que son construidos por Amvi) y  Sazsama (edificado por Sergut)   no existen restos de alguna  infraestructura antigua. Sólo hay gaviones, los cubos de malla olímpica  rellenos de piedra.  
 El ministro de Obras Públicas, Milton Claros, admitió, el 9 de  agosto, que la ABC realiza la construcción de los puentes en el  Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS).     No obstante, en aquella oportunidad, la autoridad sostuvo que los  mismos “son reconstrucciones” y que no estaban siendo edificados “en el  núcleo” del territorio indígena. 
 “El tema de las obras de rehabilitación son fuera del núcleo (del  TIPNIS), están cerca a la comunidad Isinuta”, precisó el ministro  Claros. 
 Ensanche de la vía 
 Son las 9:00  y la maquinaria pesada del municipio de Villa Tunari  inicia su trabajo cerca a la comunidad de Ichoa. El equipo  amplía la  carretera de ripio; por detrás, un rodillo de acero se encarga de  compactar la tierra.  
 “El municipio de Villa Tunari siempre envía la maquinaria para que  haga el mantenimiento de la carretera, es necesario porque hay  hundimientos en algunos sectores y para el transporte es complicado”,  explica Martín Felipe Fernández, mientras nos observa, con actitud  vigilante, por el retrovisor de su moto taxi.  
 La vía “es necesaria”, comentan algunos colonos de Ichoa, que  comparten una gaseosa popular de la Cascada. Aseguran que la senda les  permitirá transportar sus productos, como la yuca y el plátano, hasta el  mercado campesino de Cochabamba; además, la carretera les posibilitará  -expresan-   llevar la coca hasta la población de Aroma, donde está el  mercado de la hoja del Consejo Indígena del Sur (Conisur), ubicado en el  Polígono 7 del TIPNIS. 
 Los habitantes de la zona admiten que los grandes beneficiados de  la carretera serán ellos y no los indígenas. “Ellos (los indígenas) son  flojos, no les gusta trabajar, mientras nosotros nos sacrificamos desde  las cuatro de la mañana”, dice don Juan, un colono que llegó a la zona  hace 30 años.  
 La vía de ripio, que inicia desde la población de Isinuta y termina  en Ichoa, es transitada desde las dos de la mañana. La mayoría de los  vehículos no son modernos, son de hace casi siete décadas.    Los pasajeros suben a los mismos -sin dificultad- por una escalera  de acero. También circulan los denominados “suribies”, muchos de ellos  no tienen placa, son “chutos”.
La carretera
- Tramos Según la ABC, la inversión prevista para la ejecución de la carretera Villa Tunari-San Ignacio de Moxos es 415 millones de dólares y se extiende 306 kilómetros. Está dividida en tres tramos: el primero es de Villa Tunari a Isinuta (47 km) y ya fue concluido, el segundo tramo es de Isinuta a Monte Grande (177 km) y el tercer tramo abarca desde Monte Grande hasta San Ignacio de Moxos (82 km).
- Inicio En junio de 2011, el presidente Evo Morales inauguró el proyecto con una ceremonia en Villa Tunari, pero la ejecución quedó paralizada luego que en octubre de 2011 entrara en vigencia la norma que declaró intangible al TIPNIS (Ley 180). Seis años después, no obstante, el Gobierno promulgó la nueva ley que da “luz verde” para continuar la construcción de la carretera.
Indígena: “En 2011 se frenó la carretera, pero fue en vano”
“Tanto sacrificio ¿para qué?  (el presidente)  Evo Morales dice que  es indígena que escucha al pueblo, cuando sólo beneficia a sus  colonos”, afirma la indígena María Luisa, quien  pese a estar embarazada   marchó en 2011, junto a otros originarios, en contra de la  construcción de la carretera Villa Tunari-San Ignacio de Moxos.  
 Hace seis años,  cerca de 1.500 indígenas se movilizaron en  contra  del plan del gobierno de Morales  de construir una vía  atravesando el  corazón del TIPNIS.  
 Recorrieron  500 kilómetros, desde Trinidad hasta la sede de  Gobierno. El 11 de septiembre, la caravana fue  interrumpida por la  represión de efectivos policiales.   
 “Así embarazada me han arrastrado los policías, todo por defender  mi casa, pero fue en vano”, lamenta  María Luisa, quien llora al  recordar ese momento.  
 Pese a la intervención, en aquella oportunidad, los originarios  se reorganizaron y continuaron la caminata.    
 Esa marcha indígena logró, el 24 de octubre de 2011, que el  presidente  Morales promulgue la Ley 180, que declaró  la intangibilidad  del TIPNIS y vetó  la construcción  de la carretera Villa Tunari-San  Ignacio de Moxos. 
 Sin embargo, seis años después y pese a las protestas de  rechazo  de los indígenas, el Primer Mandatario  promulgó la ley que  anula la intangibilidad y da paso a la construcción de la vía. 
 En criterio del presidente Morales, son las ONG, fundaciones y  activistas que se oponen a la ley; y los vinculó con el imperio, pues  enfatizó que con esa postura pretenden evitar el desarrollo de los  pueblos indígenas que viven al interior del TIPNIS. 
 “A ellos no les interesa que el movimiento indígena tenga escuelas,  hospitales, luz o carretera, no les interesa, pero usan al movimiento  indígena, usan la ecología para vivir bien”, sostuvo, antes de reprochar  que estos sectores cuestionen esta nueva ley desde sus casas en las  ciudades y no desde el TIPNIS.   Punto de vista  Adolfo Chávez  Dirigente de la  CIDOB 
 “Carretera sólo  para cocaleros” 
 El Gobierno quiere la carretera sólo para la expansión  de la  siembra de coca, para que se cumpla su Ley de Coca, que es de 22.000  hectáreas.  
 También buscan avasallar  el TIPNIS para la exploración de hidrocarburos y minería; además para el “pirateo” de maderas. 
 Ya en el Polígono 7, lo que queda en Conisur, del trópico, ya están  parcelados. Además, ya hay avasalladores que son los cocaleros. 
 Las consecuencias de todo esto será la contaminación  de las aguas de los ríos.  
 Dicen que su ley, que anuló la intangibilidad del TIPNIS, protege a  los indígenas, mentira. En la norma no se menciona que las comunidades  protegerán sus territorios por sus usos y costumbres, o sea el castigo  tradicional.  
 No respeta el ámbito jurisdiccional de las comunidades. Los  vivientes del TIPNIS estarían renunciando al derecho de sancionar por  usos y costumbres. 
 Además, no se respetan las leyes. La línea roja que protege al  TIPNIS ya la han cruzado, la han invadido los colonos, los cocaleros.  ¿Por qué el Gobierno no expulsa a esos avasalladores? 
 Asimismo, la nueva ley  no toma en cuenta al comité de gestión del  área protegida del TIPNIS,  su plan estratégico no es tomado en cuenta.
 
                			
                                        			






 
	 
	 
	



