Imagen al revés: Kandinsky, política actual y caos global

La leyenda dice que Kandinsky  descubrió el arte abstracto cuando un día al entrar a su taller vio una pintura desconocida  para él hasta entonces, formada bajo cierto ángulo y juego de luces cayendo sobre el lienzo. Se trataba de un paisaje puesto al revés, que de pronto, muestra al artista un nuevo punto de vista de la realidad existente.

Recuerdo que la primera vez que pensé sobre la leyenda de Kandinsky y la imagen al revés, fue después de una corta conversación que sostuve con el ex hombre fuerte del régimen comunista de uno de esos países que hoy lucha contra el caos del nuevo orden mundial.

Me preguntó si era cierto que acababa de venir de un almuerzo ofrecido en honor de un empresario local.

Le dije que fui a esa invitación porque lo admiraba al empresario, por su lucha en los temas de derechos humanos, su constante apoyo a los cambios y que nunca nadie puso en duda su moral y que su fortuna   había sido producto de mucho trabajo y perseverancia. “La imagen que tiene de él esta distorsionada”, me contestó este viejo combatiente de la Segunda Guerra Mundial. “La verdad es que el empresario con quien usted compartió la mesa, acumuló su fortuna de forma poco moral. Vendía arroz mezclado con arena, para que tenga más peso, a los combatientes de la última guerra y con el dinero ganado compró propiedades de las viudas, madres y esposas de los mismos combatientes, por debajo de su precio real. Es por este motivo que, los que conocen la historia, a él y a su familia les dicen areneros”.

Pregunté, después, a los viejos de la ciudad y me contaron la misma historia. La ciudad no olvida y no  perdona. Sabe la ciudad que sobrevivirá a los nuevos así como lo hizo con los anteriores y los anteriores a estos. Sólo aparenta creer en las leyendas e imágenes al revés, mientras mantiene su propio punto de vista.

¿Qué sucede hoy en día en el ámbito político y social a nivel global? Se están armando los cuadros invisibles de las imágenes y pensamientos históricos puestos al revés.

Los espejitos y vidriecitos confundieron a los salvajes. Se volvieron esclavos de los nuevos dueños. Los espejitos y vidrios de color han cedido su lugar a los juguetes más sofisticados.

El rey y su corte tenían un vestuario especialmente hecho para ellos. De telas finas y corte fino. Nadie les dio un espejo para que puedan ver su desnudez. El sucesor al trono viste en el mismo salón y todavía   nadie se atreve a decir nada sobre su reflejo en el espejo. Apenas hace poco tiempo, otro salvador de la patria afirmaba sus planes de cómo liberar un continente; hoy se sienta en un café y nadie le da la mano para saludarlo. Su imagen puesta al revés demuestra que sigue siendo la figura importante en los entretelones políticos del país. Y justo cuando en la euforia de la masa escuchamos los gritos que  confirman que lo nuestro por fin será recuperado, la realidad se muestra en forma de una manera distorsionada, como la huella que deja un vino barato echado sobre el mantel guardado para las ocasiones especiales, días festivos y nos alejamos de la conversación de “sobremesa” tratando de armar un cuadro  invisible. Una realidad que no existe parecida a la imagen de una pareja que después de su luna de miel   despierta un mañana con la mirada fijada en un punto del cielo raso visualizando la imagen secreta que se   rompe al escuchar la palabra:

“¿En qué estás pensando?”. La pregunta que siempre, como respuesta, recibe una mentira.