Los muchachos orgullosos de Haití

Por Slavoj Zizek (PS)
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Haití, américa latina, protestas
Foto: Ralph Tedy Erol | Reuters

Si medimos un Estado fallido por las grietas en el edificio de su poder, reflejadas en guerras civiles ideológicas en ciernes, asambleas estancadas y espacios públicos cada vez más inseguros, debemos reconocer que Estados Unidos no es tan diferente de Haití. Ambos han dado lugar a bandas violentas con ambiciones políticas.

Tal como van las cosas en Haití, las pandillas violentas podrían no sólo obtener un papel oficial en el gobierno; en realidad podrían convertirse en el gobierno. Tras la toma de infraestructura crítica por parte de las pandillas y la renuncia del primer Ministro Ariel Henry, Haití está exhibiendo todas las características familiares de un Estado fallido. A su pueblo le queda una opción trágica: continuar gobernando una elite “democrática” corrupta, o ser gobernada directamente por pandillas que se presentan como “progresistas”.

Tras el colapso de la ley y el orden, CARICOM, la organización intergubernamental regional del Caribe, ha anunciado un acuerdo para crear un consejo de transición destinado a representar a una amplia franja de agrupaciones políticas y de la sociedad civil haitianas. El consejo ejercería algunos poderes que normalmente pertenecen al cargo (vacante) del presidente, incluido el poder de nombrar a un primer ministro interino. Se esperaría que el gobierno resultante eventualmente celebrara elecciones, logrando así un reinicio político completo.

¿Pero a quiénes incluirán estos nuevos acuerdos? Haití se encuentra bajo estado de emergencia desde que grupos armados atacaron la prisión más grande del país a principios de este mes, matando e hiriendo a policías y personal penitenciario, y permitiendo que casi 4.000 reclusos escaparan. El líder de la pandilla Jimmy “Barbecue” Chérizier –ex oficial de policía– se atribuyó el mérito del ataque y pidió el derrocamiento del gobierno.

Las pandillas controlan ahora el 80% de la capital de Haití, Puerto Príncipe, y se han apoderado del principal aeropuerto del país para bloquear el regreso de Henry de una misión diplomática a Kenia, donde esperaba conseguir refuerzos policiales.