Biden, Reagan y Keith Richards de los Rolling Stones

Por Carlos Rodriguez San Martín
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biden, Estados Unidos
Foto: Reuters

A la fragilidad mental del presidente Biden se le ha sumado la del líder republicano en el Senado Mitch McConnell. Los casos han abierto el debate sobre hasta qué edad se puede manejar la nave del Estado.

Keith Richards (79), guitarrista de los Rolling Stone, ha sido el que más desmanes protagonizó en su carrera junto a la banda. Keith es una especie de súperhombre del que poco se habla; quien tiene más exposición mediática, es Mick Jagger (80) con quien ha tenido enorme rivalidad, pero, a la vez, una larga amistad.

Los dos han vivido al límite. Nada que decir de Ronny Wood (76) que pasó un largo periodo de rehabilitación por el consumo de drogas. Los tres, muerto el más sobrio del cuarteto, Charlie Watts  a los 80 años, tienen aún una capacidad creativa sorprendente. Si bien los años no pasan entre ellos, quedan algunas cicatrices que el tiempo se las va cobrando. Keith sufre artrosis, una deformación de los dedos y ha dicho que le cuesta seguir tocando lo que más le gusta porque le provoca intenso dolor.

Hace alrededor cinco años publicó su libro Vida, reminiscencia de los tiempos duros (viviendo en los bajos fondos de departamentos sombríos) como músico y su consagración marcada por cientos de arrebatos. Vida tiene citas que definen un rasgo de la capacidad de fuego a la que se pone la mente al transcurrir los años.

A qué viene el cuento. Resulta que los electores norteamericanos están preocupados por los despistes de su presidente, que sufre por la falta de memoria que le ha provocado problemas, burlas y los matices zombis de sus adversarios políticos. El caso es que la memoria larga, corta o como quiera llamarse del presidente, al alcance de poca plenitud de su salud mental, ocupa el debate ciudadano; cuando quien la sufre es el número uno de la nación número uno.

Los gafes de Biden dan para escribir una historia, ha confundido países, ha marcado datos imprecisos, se ha caído y hasta se ha olvidado de subir las escalerillas del avión presidencial. En conclusión: ha quedado en blanco varias veces.

La gente, cansada de que los políticos no les resuelven sus problemas, se preguntan qué tan grave votar en un candidato viejo. La edad se ha convertido en asunto de Estado, aunque habrá que recordarles a los electores norteamericanos que Ronald Reagan durante su mandato incurrió en muchos deslices. Estudiaba en Brasil cuando llegó a Sao Paolo y dijo sentirse muy bien en El Salvador, pero entonces se lo achacaron a su falta de conocimiento geográfico, que no era precisamente, una de sus peores debilidades.