¿Caerán Morales y Correa en la tentación de forzar la reelección?

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Foto: El Comercio

Los líderes que surgieron la pasada década en América latina traían un discurso de renovación y modernización política que no se ha cumplido. Prometieron reforzar las instituciones y lo que han acabado construyendo son regímenes altamente personalistas. Tanto que cuando el líder desaparece (Hugo Chávez) o es derrotado (Cristina Kirchner) el edificio acaba viniéndose abajo o atravesando por coyunturas muy complejas.

Por ese trance está atravesando en estos momentos el evismo en Bolivia y el correismo en Ecuador. Sus dos líderes no pueden optar a la reelección y las dudas sobre la continuidad de los regímenes por ellos construidos se acrecientan.

En febrero pasado el 54,01 % de bolivianos votó No a reformar la Constitución para permitir una nueva candidatura del presidente Evo Morales en 2019 (El  obtuvo el 45,99 % de apoyo). Por su parte, Rafael Correa renunció a luchar por la reelección ya en 2015 para sorpresa de todos.

La tentación de revertir una negativa

Sin embargo, las ambigüedades y los movimientos estratégicos de ambos, o de sus seguidores, provocan que estén surgiendo dudas en torno a si quizá Evo Morales y Rafael Correa están analizando caminos alternos para volver a ser candidatos en 2017 (el ecuatoriano) y en 2020 (el boliviano).

El presidente de Bolivia, Evo Morales, si bien aceptó su derrota en el referendo en el que fue rechazada una reforma constitucional sobre su reelección, trató de deslegitimar el resultado al indicar que el oficialismo había perdido una batalla, “pero no la guerra” e interpretó que su partido, el Movimiento al Socialismo (MAS), tiene un “voto duro” del 50 % que le respaldó pese a la “guerra sucia” y a la “discriminación” de las que dijo ser víctima durante la campaña.

Además, los seguidores de Evo están tratando de alertar sobre un peligro que ellos consideran que existe: sin Evo Morales los avances económicos y sociales desaparecerán.

“Que no vayan alimentando esperanzas algunos compañeros de que se puede reemplazar al Presidente Evo. Todos sabemos que él es nuestro líder insustituible e irremplazable y no hay ninguna posibilidad de que el 2020 haya otro líder. Es el Presidente Evo o el Presidente Evo”, afirmó, según una nota publicada en la página web del Ministerio de la Presidencia, Juan Ramón Quintana.

En Ecuador, los correistas están tratando de que Correa se pueda presentar en 2017.

Y eso que el propio Presidente es el que dijo no desear presentarse: “Desde hace algunos meses yo vengo insistiendo que se ponga una transitoria en la enmienda que permite no la reelección indefinida -la reelección la deciden ustedes en las urnas-, la posibilidad de postularse sin restricciones… que por esta vez, en las elecciones de 2017, no puedan participar ni los asambleístas que están aprobando la enmienda y tengan dos períodos ni el presidente de la República que tiene ya también ya dos períodos, pero queda la posibilidad de reelegirse, no me interesa, yo quiero darle paso a otros cuadros, pero si es que la oposición impide la gobernabilidad de este país nos veremos nuevamente en las urnas, volveremos… Esa es mi postura al interior de Alianza PAÍS…”

El máximo organismo judicial de Ecuador acaba de dictaminar que, a través de un referéndum, los ecuatorianos podrán derogar una disposición transitoria que impide al actual presidente, Rafael Correa, presentarse a las elecciones del 2017.

La Corte Constitucional del país andino hizo público el dictamen sobre el pedido realizado en marzo por el colectivo correista “Rafael contigo siempre”, para permitir una nueva reelección de Correa, en el poder desde el 2007.

Sin embargo la actitud de Correa y de Evo es muy diferente con respecto a la reelección. El ecuatoriano está dispuesto a no seguir: “el próximo año, en un día como hoy habrá un nuevo presidente; hoy pronuncio mi último informe a la nación… El país debe descansar de mí, y yo también del país”.

Por contra, el boliviano está inmerso en una senda que conduce a la reversión del resultado del referendum: “Como todos dicen es el primer tiempo, ahora viene el segundo tiempo. Nos veremos quién es quién”.

Una reelección más cara

Ambos presidentes fueron imbatibles en las urnas y a la hora de lograr sus respectivas reelecciones.

Rafael Correa fue electo en 2006, reelecto en 2009 y 2013, mientras que Morales resultó elegido presidente en 2005, reelecto en 2009 y 2014 y en febrero aspiraba a reformar la constitución y optar a continuar en el cargo hasta 2025.

Cuando empezó su actual mandato (2015-2020) Evo Morales deslizaba ideas de que pensaba retirarse. Consultado acerca de su futuro tras un eventual retiro de la política en 2020, el mandatario dijo: “El gran proyecto que tengo es montar un restaurante… ser mesero” con dos alcaldes del partido que son “excelentes parrilleros (especialistas en carne asada)”.

Además, el plan era que “el presidente sea mesero … Vamos a cobrar baratito la comida y vamos a cobrar por la foto” con el mandatario como mozo. “Eso vamos a cobrar caro, de verdad”, ironizó.

Luego sin embargo, Morales pasó a asegurar que desea plegarse a la voluntad popular, a lo que diga “el pueblo”, en este caso los partidos que le apoyan quienes impulsaron el referendum para reformar la constitución.

El caso de Evo y Correa recuerda al de otros caudillos latinoamericanos que en todas las épocas se sintieron insustituibles.

El problema es que, a diferencia de los años pasados, ambos van a gobernar, en caso de forzar la reelección, con el viento en contra y no a favor. Los precios de las materias primas se ha derrumbado, el contexto internacional es poco favorable y desastres naturales (el terremoto de Ecuador) hacen aún más compleja la coyuntura.

Michael Read, el influyente analista de The Economist, señalaba en una entrevista en América Economía que “hoy la región está caminando hacia un período de presidentes débiles. Los tiempos en que los presidentes tuvieron apoyos del 60%, 70%, acabaron. Con la excepción de Evo Morales en Bolivia, y de Ecuador y Nicaragua, países pequeños y no representativos. En los países grandes de la región el descontento respecto de la economía es grande. La estructuración conceptual de los sistemas políticos en América Latina es de un presidente y un parlamento. Tienen sistemas multipartidarios. Es difícil para un presidente conseguir una mayoría estable”.