Los norteamericanos intentan frenar la penetración roja en América Latina. Se lo han advertido a Gustavo Petro en Colombia.
La presencia de China en América Latina es creciente, pero además influyente. No ha dejado de crecer en la última década. Eso ha generado malestar en Washington en el nuevo escenario global. Consciente del efecto los Estados Unidos quiere frenar la influencia del gigante asiático. La señal elocuente ha sido la reciente visita de funcionarios de la administración Biden a Colombia. Una reunión larga entre representantes de ambos gobiernos tuvo lugar hace pocos días y no ha dejado de generar sorpresas. Una de ellas cuando entre los presentes en la reunión un funcionario estadounidense espetó a modo de desliz que “los chinos conocían el ADN de cada uno de los asistentes en la mesa”. Sin soslayar, el presidente Petro ha dicho que la asistencia norteamericana es fundamental para Colombia.
El presidente colombiano plantea que la administración Biden financie la compra de 3 millones de hectáreas de los ganaderos por parte del Estado para distribuirlas entre los campesinos. Antes, Petro ya habría logrado un acuerdo con los terratenientes para hacer viable este proyecto con el que quiere minimizar dos problemas capitales del país: la violencia y el negocio de la cocaína.
Empero, la presencia China en América Latina es hasta donde se sabe inevitable. Grandes empresas como la China Harbour Engineering y la Xi’An Metro Company, construyen el metro de Bogotá, y una tercera, la China Civil Engineering Construction, está desarrollando un servicio de tren suburbano que unirá la capital con una región cercana. Para agregarle un nuevo componente a esta relación que fastidia a los norteamericanos, hace poco la directora ejecutiva de la cámara Colombo China de inversión, Ingrid Chaves, explicó a Bloomberg que la firma estatal China Railway está mapeando por completo el país para hallar oportunidades de negocio. Se deduce que estos proyectos son solo el principio.
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Pero, además, la presencia de China se hace efectiva en otros campos. Ha sido el país que más vacunas ha suministrado a la región para combatir la pandemia de la Covid-19. Se calcula que el intercambio económico con AL en 2021 sobrepasó los 400.000 mil millones de dólares. Se trata de ordenar el ristre que señala la gran posición estratégica china que va en contra flecha al denominado poder blando que EEUU utilizó en el mundo abriendo, por ejemplo, sucursales de gigantes de comida en Rusia o Pekín.
En la Casa Blanca descubrieron entonces que podía ser más útil abrir un McDonald’s en Moscú que lanzar una amenaza militar. Pero, el Gobierno chino, con su propio método de influencia —el del dinero—, ha multiplicado su presencia en el resto del planeta a través de las inversiones, sobre todo en infraestructura.
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