“Covid cero” y “purgas” anticorrupción, las cartas de Xi Jinping para lograr un tercer mandato

Por Perfil con dat0s
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Foto: EFE/Xinhua Li Xueren

Desde el domingo miles de delegados del partido se congregan en Pekín con motivo de un Congreso legislativo en el que el líder chino espera asegurar un inédito tercer período presidencial.

El presidente chino Xi Jinping se prepara para hacer historia si obtiene el tercer mandato el 23 de octubre, al finalizar el vigésimo Congreso del Partido Comunista Chino (PCC). La gran cita quinquenal de la vida política china, que abrió el domingo 16 en Pekín, se extenderá hasta el 22 de octubre, y prevé confirmar al mandatario al frente de la organización política y del país.

Para lograr su cometido, Xi Jinping se embarcó en “una última ronda de purgas” antes del importante congreso del PCC, usando su amplia campaña anticorrupción para cimentar su poder. Cuando fue elegido en 2012, Xi había prometido poner fin a los funcionarios deshonestos, ya fueran “tigres” con altos cargos o “moscas” de bajo nivel. El líder chino lo logró con creces.

Desde entonces, más de 1,5 millones de funcionarios fueron castigados. Transparencia Internacional dice que China mejoró el índice de percepción de corrupción. Alrededor de 1.100 cargos fueron sancionados desde comienzos de año, entre ellos, el antiguo viceministro de Seguridad Pública Sun Lijun y el ex ministro de Justicia Fu Zhenghua, que pasarán el resto de sus vidas entre rejas.

Sun llegó a ser un lugarteniente de confianza de Xi. Supervisó la seguridad en Hong Kong durante los meses de protestas de 2019, y fue enviado a Wuhan al principio de la pandemia. Pero cayó en desgracia por sus ambiciones políticas y fue acusado oficialmente de “dañar gravemente la unidad del partido”. Confesó en enero en televisión que había aceptado sobornos por 14 millones de dólares, escondidos en cajas de mariscos.

“Esta última ronda de purgas, enmascarada como una campaña anticorrupción, garantizará que Xi tenga un control más estrecho, sino absoluto, de los aspectos políticos y personales” del congreso.

“La carta anticorrupción es una herramienta potente para Xi para enviar un mensaje al número todavía considerable de oponentes en el escalón superior del partido”, advierten los analistas. “Cualquier oposición puede significar cárcel (…) o al menos un feo acoso de las agencias anticorrupción, como vigilancia las 24 horas”.

Más allá de la aparente unidad, la política interna del Partido Comunista de China ha estado siempre marcada por profundas luchas entre facciones que buscan ganar influencia. Y si hay muchos a quienes no les gusta hacia dónde se dirige el partido, el congreso ofrecerá a Xi la oportunidad de rebajar esta amenaza designando a aliados cercanos en el comité permanente del Buró Político, el órgano de siete miembros que en la práctica ostenta el poder en China.

El congreso, el vigésimo desde la creación del PCC en 1921, dará lugar previsiblemente a una gran reconfiguración del Comité Permanente del Buró Político, el grupo de siete o nueve personalidades que encarna la cúpula del poder, incluido el secretario general del PCC, actualmente Xi Jinping. Todos en edad en la que debían retirarse.

2.300 delegados se reunieron a puerta cerrada tras la ceremonia de apertura el domingo en Pekín, en el Palacio del Pueblo. En el congreso se renovarán también la Comisión Militar Central, de 11 miembros, que controla el ejército, y la temida Comisión Central de Control Disciplinario, que persigue a los corruptos.

Cuando la cumbre cierre se revelará la composición del nuevo Comité Permanente del Buró Político y se espera que Xi Jinping, de 69 años, haga allí el balance de estos cinco últimos años, y comunicará su hoja de ruta para el próximo lustro en un discurso televisado.

Más que cualquier líder chino desde Mao Zedong, Xi ha construido un fuerte culto a su personalidad. A partir de los 10 años, los niños reciben lecciones sobre el “Pensamiento de Xi Jinping”.

La política “Covid cero”, herramienta clave de Xi para aferrarse al poder

La política de Xi e cero tolerancia al Covid-19 fue una herramienta fundamental de su campaña para afianzar su autoridad sobre China y el PCC. Mientras el resto del mundo pasó a convivir con el coronavirus, Xi se aferró a las políticas draconianas dirigidas a erradicar el virus, un enfoque que paralizó en buena medida la segunda economía mundial, ya golpeada por el endeudamiento de su sector inmobiliario y el elevado desempleo juvenil.

Pero Xi insiste en que la política de cero covid es la ruta más “económica y efectiva”, mientras mantiene políticas que profundizaron el control estatal sobre la vida de los 1.300 millones de habitantes del país. Y la parte más visible de la campaña son los confinamientos, a veces con decenas de millones de personas encerradas durante semanas o meses en casa.

Steve Tsang, director del Instituto SOAS de la Universidad de Londres, dijo que el sistema de monitoreo de covid estaba “en línea con el modelo de control social” impulsado por Xi. Y mientras ahora muchos países reabrieron sus puertas, el costo económico y de salud mental de las restricciones chinas parece cada vez más severo.

Diana Fu, del Brookings Institution, indicó que la propaganda estatal ha convencido a la mayoría de la gente de la necesidad de reducir contagios “a cualquier costo humano y económico”. “Un gran número de ciudadanos chinos aún apoya las medidas draconianas pese al evidente sufrimiento personal. La campaña, independientemente del impacto socioeconómico, seguirá siendo exaltada como un triunfo del socialismo chino”.