
La mística, esa ley universal que rodea el universo, que el resto no ve, ha sido ayer el gran ganador de las elecciones que se disputaron en Bolivia. Ni las encuestas ni el dinero que se derrocharon en sus campañas los dos candidatos de la derecha haciendo gala precisamente al derroche de dinero de la era masista, se estrellaron contra todas las leyes cósmicas. El conocer apenas una parte del electorado o la tecnología o los tecnicismos “meritocráticos” (como carta de presentación); el negar insistentemente de dónde uno proviene o el apoyo desprevenido de un multimillonario que desconoce la realidad de su país y lo ve por encima ha cobrado una fuerte factura a Libre de Tuto Quiroga y a Samuel de Unidad.
Ninguno habló por el pueblo como Rodrigo Paz que cuando hacía alusión a las sabias palabras que escuchaba de la gente en ese largo trayecto que como la construcción china le tomó un par de años, estrechando manos y mirando la profundidad en la retina del pueblo.
Ayer, con el resultado de las elecciones se ha cumplido la parte en la que el electorado señala el cambio, que Bolivia sigue siendo profunda y que sus habitantes no están distribuidos exclusivamente en los barrios elegantes y clase medieros que no comparten en su diario vivir una lectura a la realidad profunda que se vive en el campo, en las provincias en los lugares tan alejados que algunos ni se imaginan existen con sus bolsones de pobreza sin oportunidades.
A ellos había que mirarlos a los ojos y de frente para hacerles comprender que fueron olvidados por sus iguales porque en algún punto el dinero les extravío las cabezas y se olvidaron de ellos. Eso por un lado y cómo mal puede caer que todos los invitados no estén presentes en el festín que preparaban con entrevistas pagadas y divulgar mentiras y desatar entre ellos una guerra sucia que deja de ser un arma moderna para convertirse en una exagerada manipulación de los grados de la conciencia.
Rodrigo Paz es un digno ganador de las elecciones de ayer porque fue a paso lento como se construyen las grandes hazañas a conocer esa dimensión que para el resto es citadino y urbano y a veces hasta lleno de estiércol, porque cobija en si un elemento de menosprecio y de subestimación que a la larga se vuelve en contra. El significado del triunfo de Rodrigo Paz y el capitán Lara tiene esa grandeza.
¿Qué es lo que se debe temer ahora que las leyes universales se han alineado a favor de Rodrigo Paz? Nada, no debe temer nada porque tiene la gran ventaja de su mirada sincera con el elector. Bolivia se tapó los oídos porque no interpretaron el sentimiento de millones; el desafió del cambio es el segundo ganador de las elecciones de ayer. El significado de la votación que ha sido depositario el candidato del PDC es que la gente ha relocalizado al MAS y a la vieja política que durante la campaña mostró sus viajas mañas; que la realidad tiene un doble fondo cuando se mira desde un lugar terrenal el universo esta parte del mundo que se llama Bolivia.