La mente de Álvaro

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El vicepresidente respondió un cuestionario inusual en el que el orden temático se cruzó con el poder de la ciencia social para explicar una larga lista de temas globales que en algunos casos confluyeron con el Estado Plurinacional.

Álvaro Garcia Linera nos recibió en uno de los salones vitorianos del edificio de la Vicepresidencia. Rodeado de espejos mesas de mármol y sillas doradas respondió una parte del cuestionario que habíamos preparado, quizá por cuestiones de tiempo aunque en ningún momento de la charla se detuvo a ver el reloj, el tiempo paso abstraído de las campanadas que a pocos pasos  sonaban cada media hora el reloj del Congreso en la plaza Murillo.

Al día siguiente, cinco departamentos del país votaríamos por el referéndum autonómico. Pero la mejor lectura para este día no era un texto de política coyuntural, sino otro que pudiera darnos una perspectiva más amplia. En el ámbito de las Ciencias Sociales se dice -no sin ironía- que al final quedará una sola ciencia, la sociología, porque todo es social: la economía, la política y la comunicación, comenzando por las redes sociales.

Nadie mejor para responder un cuestionario de esta naturaleza que el vicepresidente que es profesor universitario y concurre con mucha frecuencia a exponer el modelo boliviano explicado desde la Ciencia Social invitado por gobiernos e instituciones académicas por el mundo. Es, para no dudar, el sociólogo más político de la actualidad. Si algo sabe el vicepresidente desde sus tiempos de analista del Pentágono, es que no le falta o le sobra, mejor dicho, capacidad para dilucidar mediáticamente sin ser esquivo. Ya antes de que sea candidato a ocupar puestos en la política recibió por cerca de cuatro horas consecutivas a la editora de la revista dat0s, Zana Petkovic y conversó sin parar, apenas con unos respiros para beber agua o tomar café.

Esta vez el vicepresidente podía seguir contestando más preguntas de nuestro cuestionario pero en determinado momento se excusó con culpa.

El vicepresidente es un hombre elegante. Ese día lucia una camisa de cuello alto, saco azul marino, pantalón de algodón negro, pero lo que más me llamo la atención eran sus botas negras salpicadas de barro. Cuando le dije al fotógrafo que había que retratarlo de cuerpo entero no captó la idea rápidamente así que dejó escapar en segundos la portada de esta edición. Cuando hice alusión a las botas él las miro; probablemente recordó en instantes su pasado en la lucha armada y dijo sin más que se había olvidado de hacerlas lustrar. Y rápidamente paso a otro tema.

 

Al día siguiente, domingo 20, el Gobierno estaba a punto de enfrentar un referéndum cuyo resultado puede ser cuestionable lo que no eximió que las preguntas que salían del marco de la conyuntura encontrarán un vigoroso empeño intelectual por acomodarse a explicaciones desde la ciencia y no guiadas, simplemente, por el fervor administrativo que mucha veces obstruyen el concepto de las reglas de donde parte la explicación de un funcionario del Estado. No respondió todas las preguntas. Quedaron en el tintero temas relacionados con el marxismo, Laclau, Foucault, con el post panóptico, con el Holocausto, el feminismo, los intelectuales, la juventud y el mundo de cuando esta generación hedonista envejezca, pero habló lo esencial de cada área temática. Alcanzó el tiempo para que respondiera de lo líquido, las relaciones sociales y laborales en el mundo moderno, la cultura; de Gramsci y sus hegemonías, los nuevos medios, inmigraciones, la espectacularización de la política, el papa Francisco y claro cada una de estas temáticas labradas, cuando no, a la tendencia de la moda política actual: el nombre de Evo Morales que apareció intermitentemente en algunas respuestas.

García Linera dice que la rama más tradicional de la sociología tiene como objeto hacer la conducta humana menos perceptible, activando fuentes de decisión interna y motivadora, que proporcione a los seres humanos un conocimiento más que suficiente de su situación para ampliar de este modo la esfera de su libertad de elección. No había preguntado nada sobre las elecciones pero está claro que antecede un vigor flemático por las asociaciones en un mundo integrado como en el que vivimos, que son muy difíciles de obviar.

García Linera cree que la buena sociología es mucho más que la acumulación de datos; ayuda a la gente a pensar individualmente sin inducciones de tiempo o materia y que construye ciudadanos menos previsibles y manipulables por tener mayor conciencia de la Matrix que integran y así, progresivamente, puedan convertirse en creadores de la propia historia. Álvaro entiende la sociología como un diálogo constante con la experiencia humana.

La entrevista comenzó recogiendo las palabras del propio vicepresidente cuando se hace una lectura de Gramsci y de la hegemonía que plantea en el marco de un todo que fluye pero que encuentra en esa palabra una probable vaguedad. Preguntamos entonces si no resulta contradictorio hablar de hegemonías en un mundo líquido en el que todo fluye. Álvaro García Linera dice que “lo primero que uno piensa cuando escucha la palabra hegemonía es dominación, pero hay que reivindicar un uso más estricto y a la vez más flexible del concepto que tiene que ver con seducción y convencimiento. Si uno se pone de este lado, va a asociar hegemonía con la capacidad que tiene un sector social, un país, un Gobierno para convencer a las personas entorno a determinados objetivos, ideas y principios; capacidad de convencer, convocar, articular, capacidad de unificar. Vista así la hegemonía es la fluidez de las cosas; convencer es siempre una incertidumbre, puedes articular en torno a un tema específico pero quien sabe qué pasará después. Más que una distancia hay una especie de confluencia entre la idea del flujo de las cosas que se van transformando, se van haciendo volátiles, más dúctiles y a la vez más inciertas con el concepto de hegemonía. La hegemonía no es la capacidad de conducción duradera; esta cada día puesta en juego y si el sector hegemónico no tiene la capacidad de planificar y seguir convenciendo la hegemonía se quiebra y surge otro núcleo hegemónico, otro discurso hegemónico y otro proyecto hegemónico”.

¿Y que enseña la hegemonía desde la experiencia del Gobierno nacional?

La experiencia boliviana ha mostrado algo que en el debate social de la Ciencia Política y de la izquierda parecía un debate disocial, de puntos de vista contradictorios; la hegemonía entendida desde la visión leninista como victoria, un acto rápido, veloz, fulminante que se coloca en una posición de poder. Por otro lado, la versión más gramsciana, entendida como fluidez, como cambio e incertidumbre que requiere un largo proceso de liderazgo cultural e intelectual. El primero es un acto puntual el segundo un proceso largo. El primero una acción de fuerza, el segundo una acción de convencimiento de liderazgo moral, intelectual y social. La experiencia boliviana ha demostrado que no es lo uno ni lo otro sino que son las dos. Antes del triunfo electoral (NR: se refiere a la victoria electoral del MAS en 2006) ha habido una victoria cultural de nuevas ideas, nuevas propuestas que comenzaron a circular a fines de los 90 y principios del 2000. En ese período comenzó a suceder algo en el ámbito intelectual, cultural, ideológico y el discurso único de los neoliberales comenzó a fracturarse; hubo una victoria cultural previa a la victoria política electoral.

Pero el derrotado intelectual y electoralmente no se va a su casa así nomás, intenta algún golpe de mano como en 2008 con la toma de instituciones, desarme de policías y militares; la voladura de ductos. Frente a ese escenario hay que saber actuar con voluntad política y fortaleza moral, sino estás perdido. Es la Ley digámoslo así. Puedes perder o puedes ganar, eso también forma parte de la hegemonía. Y para que el derrotado no se articule nuevamente lo tienes que convencer pero ya no como colectivo sino como fragmento desorganizado. Entonces el proceso hegemónico como hecho fluido combina convencimiento, seducción, liderazgo intelectual y moral y contundencia para derrotar al adversario  – no solo en las ideas -, y luego volver a convencerlo y articularlo pero fragmentado.

En eso estamos. El debate boliviano es muy rico, de alguna manera la práctica lo ha resuelto todo, cosa que estuvo en debate los últimos 30 años del Eurocomunismo en Europa de los años 60 y 70 que se preguntaba cuál era la vía, la leninista o la gramsciana. Una revolución siempre va a requerir de ambas, si sólo te quedas con el liderazgo moral e intelectual serás reconocido pero sin poder, y si sólo apuestas al golpe de fuerza para tener poder, tu poder será evanescente porque no tendrá bases solidas de convencimiento. Muchos presidentes no supieron actuar y la historia paso por encima de ellos.

¿En esa fluidez de las cosas qué pasa con el individuo que aparentemente debería dejar de ser sujeto a la manipulación debido al flujo de la información que recibe?

La singularidad de la experiencia de un individuo es única, irrepetible pero no es homogénea, lo que tú estás experimentando y razonando de esta entrevista es distinto a lo que yo estoy experimentando, porque tú traes otra carga, vienes de otra experiencia y tu manera de ordenar el significado es distinta a la mía a partir de lo que yo he vivido. Esa  es la singularidad del individuo que impide que actuemos de la misma manera porque cada individuo es un universo. Tu y yo somos diferentes, venimos de experiencias diferentes, hemos crecido en barrios diferentes, en colegios diferentes, tenemos distinta manera de experimentar el juego, el estudio, el amor pero entre tú y yo, por nuestra formación, tenemos cosas en común: comprar una revista o comprar de vez en cuando un libro; pero ya entre tú y el compañero del Tipnis es diferente. Es mucho más probable que entre las personas que están en este salón la reacción para ver un clásico del cine como El padrino sea similar a la reacción de los compañeros del Tipnis.

¿En esa condición de universalidad del individuo sustenta el Estado Plurinacional una explicación racional para explicar el respaldo popular?

Es el reconocimiento de que en ese universo de individualidades hay comunes. Un primer común, los que hablan aymara; un segundo común, los que son chiquitanos; otro común los Urus; otro  común, los que hablan quechua. Son universos bolivianos diferentes, pero en esos universos diferentes hay un sustrato que los unifica a partir del idioma, el lugar, la historia pasada; la Plurinacionalidad es el reconocimiento de que hay bolsones comunes no universales sino regionalizados. El segundo nivel de la Plurinacionalidad es que a pesar de que estos comunes son segmentados hay un común universal: todos somos bolivianos. El constructor de hegemonías tiene que tener la habilidad de hablar estas sintonías.

En esos niveles de sintonía en algún momento entran tres conceptos muy en boga de los que se ha podido apoderar la derecha: orden, paz y trabajo.

La búsqueda, el deseo y la añoranza de orden no son una cualidad o una característica del fascismo, sino una cualidad humana. La certidumbre es una cualidad biológica del cerebro que no actúa como reflejo sino adelantándose en la búsqueda de estabilidad y seguridad. En el debate de las ciencias cognitivas el cerebro es un receptor o un  previsor que se está adelantando. Lo que hace el fascismo es lograr estabilidad y seguridad a bala, a la mala, a garrote, o mediante el miedo. Las sociedades democráticas contemporáneas buscan también dar certidumbre y orden como un producto consensuado. En general, los seres humanos buscamos la certidumbre y la estabilidad, pero al mismo tiempo los seres humanos tenemos momentos de quiebre en los que comprendemos que la búsqueda del orden requiere cambios, transformación, revolución; es por eso que no hay revoluciones perpetuas, ninguna persona aguanta la incertidumbre como método indefinido.

Cuando uno estudia la historia de la humanidad y de los pueblos, la estabilidad como norma es quebrada por las revoluciones porque la estabilidad previa genera inconformidad y comienza a generar incertidumbre del futuro. Quiere decir que la revolución es un momento de desorganización y de reorganización para conseguir estabilidad. Por eso la búsqueda del orden es una recurrencia social controlada por el Estado. Y el Estado será más duradero mientras lo que hace se sostenga en la convicción de las personas, porque cuando se sostiene en la imposición se resquebraja. Por eso en las sociedades modernas un Estado y lo decía Maquiavelo tiene que hacerse amar y hacerse temer, pero hacerse amar más que hacerse temer, eso logra un Gobierno duradero. Por eso hay que buscar los consensos antes que el temor porque cuando uno busca los consensos trabaja el alma de las personas y cuando estás en el alma de las personas eres duradero.

¿Eso explica la demanda de algunos sectores en la permanencia del presidente en el ejercicio del poder?

Ayuda a entender, porque los golpes de Estado son el testimonio y la comprobación de un fracaso hegemónico que ha sido recurrente de los gobiernos y estados bolivianos y latinoamericanos en los últimos 100 años; como no son capaces de generar hegemonía y trabajar el espíritu de las personas, la gente comienza a unificar energías en torno a un solo destino que genera cohesión desde debajo de forma democrática y consensuada que está rindiendo logros anteriormente nunca vistos: crecimiento económico, estabilidad política, igualdad social. Ahí yo entiendo el debate de la repostulación. Y la persona que encarna este hecho colectivo es Evo y el apego que la gente ha construido hacía él en los últimos años que en los hechos es el apego a su capacidad de cohesión democrática.

¿Qué opinión le merece el discurso anticlerical del Papa Francisco?

Un esfuerzo de la parte más lúcida de la iglesia por retornar a los orígenes de la comunidad desvirtuada por la institución vinculada a los poderes económicos y políticos; desde la muerte de Cristo hasta que se constituye en religión oficial, la historia de la Iglesia es la historia de los pobres, humildes y marginados de reino de Dios, pero cuando la religión se oficializa en la Roma Vinsantina, la religión católica se convierte en la herramienta del Estado. Cuando veo a Francisco pienso en el retorno de la Iglesia a la comunidad de creyentes de amor a los demás y la ruptura con la forma de Iglesia entendida como el monopolio del poder. Cuando uno ve así es fascinante entender la creencia como despliegue de Dios en acciones de amor, hermandad y solidaridad. Francisco es un Papa peligroso para los poderes establecidos, para los grandes imperios políticos y económicos mundiales. No sé cómo irán a reaccionar ellos con el tiempo, por eso la preocupación del presidente que no es emotiva sino real.

¿A qué preocupación se refiere?

Que el Papa está tratando de reconstruir otro tipo de Iglesia, ya no confabulada con el poder del dinero planetario, sino una Iglesia conjugada en torno a los pobres. Es una reforma moral planetaria e intelectual, es otra manera de hegemonía desde abajo y los de arriba que la sostienen por su dinero e imposición no sé qué irán a hacer. En todo caso, estoy seguro que no están felices y tarde o temprano van a buscar cobrar la cuenta de la insurgencia que está promoviendo Francisco entre los pueblos.

¿Comparte el mensaje en torno al valor y unidad de la familia?

La mirada de Cristo a la familia no son sus apóstoles, su familia no es la virgen Maria, su familia es la humanidad y ese es el mensaje que permanentemente retoma el Papa Francisco. Él habla de la familia nuclear: el padre, la madre, la esposa los hijos; pero también está hablando en base a la familia universal y eso es fascinante. Ahí hay una coincidencia muy clara entre socialistas y católicos porque el socialismo plantea la comunidad universal.

El debate de la Ciencia Social moderna plantea que la fuerza laboral ha perdido vigor y que los obreros tienen cada vez menos aliento por la categoría marginal que representan.

Creo que hay una crisis positiva que está en discusión. No se puede perder de vista que casi el 45% de la fuerza laboral actual son mujeres, más del 70%  son jóvenes temporales. Antes, la clase obrera era una clase solida, vivía en un barrio, en un distrito, tenía su permanencia y su vivienda. Hoy está en debate en el mundo la nueva asociatividad de esa reestructura obrera más fluida, liquida, nómada; ¿cómo se organiza esto? Este es el gran debate mundial que hay que encararlo sin desesperarse porque la clase obrera heroica del siglo XX que vino desde Marx, que construyó el estado de bienestar y revoluciones tardó en construirse 100 años, y después de 50, 70, 80 años viene el sindicalismo de gran empresa.

Hoy tenemos una nueva clase obrera que ha comenzado a construirse desde fines del siglo XX y principios del siglo XXI. Esta nueva composición obrera nómada, líquida, flexible no tiene  ni 30 años; tiene por lo tanto que producirse la transformación del discurso que involucre mujer, juventud, nomadismo; más que un centro de trabajo, región u oficio. Calculo que de aquí a unos 30 a 40 años o menos, vamos a tener un sedimento organizativo para decir ésta es la nueva movilización obrera; hoy hay obreros pero sin acción obrera, hay asalariados pero no clase obrera.

Esto va a tardar también en Bolivia y en el mundo, pero es la clave para que éste proceso histórico boliviano -que tiene como núcleo al movimiento campesino, indígena, originario y juvenil- tenga un ensamble popular con el brazo obrero. Es interesante la actitud de la nueva generación de la COB en torno a la participación política e involucramiento en gestión de empresa, pero aun falta para que enraíce en un poderoso movimiento obrero. Nuestra esperanza es un poderoso movimiento indígena, obrero y un poderoso movimiento juvenil que hacen de este proceso con fuerza histórica y larga duración.

Los nuevos medios son lo que más fluyen en el orden de las ramas líquidas, de manera que es impensable tratar de controlarlos.

Los nuevos medios son una modificación de los soportes materiales. Tienes la piedra, luego la imprenta, la televisión y ahora los medios digitales con Facebook, Twiter, sus redes, sus núcleos; información al instante. Como todo nuevo soporte material provoca toda una revolución en los monopolios; las influencias y las redes con el que las personas se ubican en el mundo. Lo que hay que aprender es que cada uno de estos soportes genera núcleos de opinión pública. Hay un tipo de opinión que se construye en torno a los lectores de los diarios, otro en torno a la radio y la televisión y hay un núcleo de opinión que se forma en torno a la comunicación digital. En su composición estos sectores se enlazan con densidad y distintas influencias; el periódico escrito es más denso aunque en términos de lectoría es menor, la opinión que se forma en una red digital es gigantesca pero la influencia es mas evanescente, más liquida. Esto es útil para un gobernante para acceder al nuevo mapa de influencia de los soportes tecnológicos de la comunicación. Es una auténtica revolución. No es fácil porque genera confusión, pero está claro que uno tiene que ser lo suficientemente lucido para reconocer que es una novedad, revoluciona y democratiza la información. Lo que hay que ver es como se jerarquizan las influencias de los tres soportes materiales de la información: el medio escrito, los audiovisuales y el digital.

Las migraciones son otro tema que ocupa parte de la actualidad de la ciencia social ¿por qué su enorme despliegue de consecuencias mundiales?

El tema central es que hay estados con nombre y apellido que han invadido y han destruido a sociedades enteras. Hay que señalar con el dedo a estos señores, a estos gobernantes de la tragedia planetaria que están ocasionando en Medio Oriente. Algunos países europeos y los Estados Unidos están movidos por intereses geopolíticos y de petróleo, entonces que asuman su responsabilidad. No nos deleguen al mundo entero la culpabilidad de este hecho. Si tienen que entrar 200 millones de migrantes a sus países que entren para que aprendan que no se puede destruir impunemente la sociedad y los estados. No se puede subordinar la vida de las personas a la ambición de las materias primas. Si se van 300 millones de migrantes a los Estados Unidos, tienen la obligación de recibirlos y de tratarlos bien, esta diáspora planetaria es su culpa que nos recuerda la diáspora de la Segunda Guerra Mundial, no solamente del pueblo judío, sino de los pueblos de Europa del Este.

El mundo está ante la oportunidad de ponerle un freno, pero no asumiendo la culpa de los culpables sino depositando en los culpables la responsabilidad económica financiera, moral, política e histórica de recibir a cuanto refugiado vaya de esos países y darles una casa, comida, trabajo y que de una buena vez dejen de martirizar y torturar a esos pueblos; dejen de dar armas y dinero a la oposición en Siria, armas y dinero a la gente en Libia, Afganistán, Túnez. Que dejen de hacer eso y que los dejen vivir en paz.