
Con tal de desligarse del socialismo, Samuel cae en el “signo de época” que se caracteriza por no pertenecer a ninguna causa.
En las elecciones más trascendentales de la historia de Bolivia, según algunos criterios, Samuel acabó de ponerle el cherry a la torta para desmentir que es socialista. Y lo viene diciendo reiteradas veces en distintos escenarios para marcar que él es empresario y no político. Él es capitalista, punto. Es vicepresidente de la Internacional Socialista que no quiere decir que significa ser socialista. Samuel tiene razón, a pesar de que sus afiliados provienen de la izquierda, es una organización progresista semidecadente. Lo ideal para Samuel sería no ser miembro de una entelequia agotada por el tiempo que se define ideológicamente de centro izquierda. En consecuencia, es una organización política, punto. Se trata (la confusión) de otra de las habilidades políticas, atribuirse categorías para obtener con ellas resultados ciertamente (políticos). Plausiblemente homogéneos.
No deberían estar en disputa las categorías de atribución libre y espontánea ni de fidelidad ni afiliación, menos de afinidad como reclama el movimiento LGTB+, sino las reglas de cómo actúa el comportamiento humano ante los estímulos colectivos de una campaña electoral, la más importante de la historia. Instalar esa categoría es una mentira que se repite para crear una verdad. Vivimos en una época en la que reina la confusión de categorías (económicas, sociales, humanas y políticas). Calificar lo negro, blanco o fingir demencia es la normalidad. Es el “signo de época”. Ya hace años que la ultraderecha captura la subjetividad de forma masiva.
Otra categoría del “signo de época” se caracteriza por no pertenecer a nada, a ningún partido político (se sabe y no se sabe, se ve y no se ve); del desconocimiento deliberado. Un mecanismo de defensa que actúa mientras no hay alternativas ni solución. Un fenómeno que corresponde a la disciplina del psicoanálisis de la negación descrita por Freud. Esperemos (todos) que los que nos representan en esta elección estén a la altura, porque ciertamente asistimos el fin de un interregno.