La primera detección fue confirmada por SENASA-Argentina hace un par de semanas y se registró en la laguna Pozuelos al noroeste de la Provincia de Jujuy cerca de Bolivia.
A finales de enero las autoridades sanitarias bolivianas declararon emergencia zoosanitaria y se activó un plan para controlar y erradicar la enfermedad, donde se identificaron 21 brotes de gripe aviar que ocasionaron la muerte de unas 230.000 aves, por causa de la enfermedad o porque fueron sacrificadas por el Senasag, con la finalidad de prevenir y controlar el virus. Posteriormente, concluyendo el mes de febrero, el Servicio Nacional de Sanidad Agropecuaria e Inocuidad Alimentaria (Senasag) adquirió 2 millones de vacunas contra la gripe aviar e inició la vacunación en 127 predios de aves reproductoras y ponedoras de huevo de Sacaba, Quillacollo y Tiquipaya de Cochabamba.
Sobre esta problemática, lo aconsejable es mantener todos los dispositivos de alerta sanitaria para evitar que el virus de la gripe aviar se vuelva una epidemia, advierte el epidemiólogo de la OMS Richard Pebody.
El experto manda un mensaje de alerta: “Hay que recordarles a los ciudadanos que, si ven aves u otros animales muertos o moribundos, no los cojan”. Él dice que la situación es preocupante. “Este brote de gripe aviar ha aniquilado millones de aves silvestres y de corral en Europa y en todo el mundo. Comenzó hace dos o tres años, a causa de un tipo específico de virus A(H5N1), el llamado 2.3.4.4b, que es muy contagioso entre las aves. Es preocupante porque existe un riesgo potencial para los humanos. Tenemos que vigilarlo muy de cerca, pero hay que destacar que hasta ahora el número de casos en humanos es bajo. Lo que es tranquilizador es que no hemos visto ningún indicio de propagación de persona a persona. El mensaje que hay que transmitir es que hay que estar alerta. Es importante que la gente no recoja aves u otros animales muertos o moribundos. Y que los trabajadores de las granjas avícolas estén bien protegidos”.
“Tenemos que estar en primera línea, para reducir el riesgo de transmisión de las aves a los humanos. Existe la preocupación de que el virus adquiera la capacidad de propagarse de persona a persona, de forma sostenida, y pueda producir una nueva pandemia. Tenemos que prepararnos para eso. La comunidad científica analiza la secuencia genética de estos virus para vigilarlos y también para desarrollar vacunas que estén disponibles en caso de que se necesiten. Es lo que hace el Sistema Mundial de la OMS”.
Afirma que tenemos que estar preparados. “Debemos disponer de un sistema de vigilancia sólido, para detectar pronto cualquier mutación preocupante y para asegurarnos de que tenemos candidatos a vacuna si se necesitan. El riesgo para la salud humana, en este momento, es bajo, pero no debemos ser complacientes. Debemos estar alerta”.