La vacuna de Moderna, fuera del alcance de los pobres

Por Rebecca Robbins | The New York times
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Vacuna Moderna
Foto: Reuters

Las dosis de la empresa, que han resultado ser muy efectivas, aún no están ampliamente disponibles para los países en desarrollo, algunos de los cuales han pagado más y esperado más para recibir sus pedidos.

Moderna, cuya vacuna parece ofrecer la mejor defensa en contra de la COVID-19 en el mundo, ha estado suministrando sus dosis casi exclusivamente a las naciones acaudaladas. En consecuencia, los países más pobres han tenido que esperar mientras la farmacéutica obtiene ganancias por miles de millones de dólares.

Tras desarrollar una vacuna innovadora con el apoyo científico y financiero del gobierno estadounidense, Moderna ha enviado una mayor proporción de su dosis a países ricos, más que cualquier otro fabricante de vacunas, de acuerdo con Airfinity, una empresa de análisis de datos científicos que está realizando un seguimiento de los despachos de vacunas.

Aproximadamente un millón de dosis de la vacuna de Moderna han sido destinadas a países que el Banco Mundial clasifica como de ingresos bajos. En cambio, 8,4 millones de dosis de la vacuna de Pfizer y alrededor de 25 millones de vacunas de una sola dosis de Johnson & Johnson se han enviado a esos países.

Del puñado de países de ingresos medios que han llegado a un acuerdo para comprar las dosis de Moderna, la mayoría todavía no las ha recibido, y al menos tres tuvieron que pagar más que Estados Unidos o la Unión Europea, según funcionarios gubernamentales de esos países.

Tailandia y Colombia están pagando más. Las dosis de Botsuana se han retrasado. Túnez no pudo siquiera ponerse en contacto con Moderna.

A diferencia de Pfizer, Johnson & Johnson y AstraZeneca, que tienen diversas carteras de medicamentos y otros productos, Moderna solo vende la vacuna contra la covid. El futuro de la empresa de Massachusetts depende del éxito comercial de su vacuna.

“Se están comportando como si no tuvieran absolutamente ninguna otra responsabilidad más allá de maximizar el rédito de su inversión”, expresó Tom Frieden, médico y exdirector de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades.

Los ejecutivos de Moderna han dicho que están haciendo todo lo que está en sus manos para fabricar la mayor cantidad de dosis posible lo más rápido que pueden, pero que su capacidad de producción sigue siendo limitada. Todas las dosis que producirán en este año son para cumplir los pedidos ya hechos por gobiernos como los de la Unión Europea.

De cualquier manera, el gobierno de Joe Biden se ha sentido cada vez más frustrado con Moderna por no lograr que su vacuna también esté disponible para los países más pobres, comentaron dos altos funcionarios de su gestión. El gobierno ha estado presionando a los ejecutivos de Moderna para que aumenten la producción en las plantas de Estados Unidos y para que concedan licencias de la tecnología de la empresa a fabricantes en el extranjero que puedan hacer dosis para los mercados internacionales.

Moderna está teniendo dificultades para defenderse de acusaciones de que está dando prioridad a los países ricos.

El viernes, luego de que The New York Times envió preguntas detalladas sobre la reducida cantidad de países pobres que han tenido acceso a la vacuna de Moderna, la compañía anunció que “actualmente está invirtiendo” a fin de aumentar su producción y poder entregar 1000 millones de dosis a países de bajos ingresos en 2022. La farmacéutica también indicó la semana anterior que abriría una fábrica en África, sin especificar cuándo.

Los ejecutivos de Moderna han estado en conversaciones con el gobierno de Biden para venderle dosis a bajo precio al gobierno federal, quien a su vez las donaría a países más pobres, como Pfizer acordó hacer, según los dos altos funcionarios. Las negociaciones siguen en marcha.

En una entrevista el viernes, el director ejecutivo de Moderna, Stéphane Bancel, mencionó que “es triste” que la vacuna de su compañía no hubiera llegado a más personas de países pobres, pero que la situación estaba fuera de su control.

Afirmó que el año pasado Moderna intentó y no logró conseguir que los gobiernos aportaran dinero para ampliar la baja capacidad de producción de la empresa, y que esta decide cuánto cobrar en función de factores como el número de dosis que se piden y la riqueza de un país. (Una portavoz de Moderna rebatió el cálculo de Airfinity de que la empresa había suministrado 900.000 dosis a países de bajos ingresos, pero no proporcionó otra cifra).

A casi un año de que los países occidentales iniciaron la acelerada carrera para vacunar a sus poblaciones, el foco de atención se ha desplazado en los últimos meses a la grave escasez de vacunas en gran parte del mundo. Decenas de los países más pobres, sobre todo en África y Medio Oriente, habían vacunado a menos del diez por ciento de su población al 30 de septiembre.

En agosto, por ejemplo, Johnson & Johnson se enfrentó a los reproches del director general de la Organización Mundial de la Salud y de activistas de salud pública después de que The New York Times informó que se estaban exportando dosis de su vacuna producidas en Sudáfrica a países más ricos.

Los funcionarios del gobierno de Biden se sienten especialmente frustrados por lo que en su opinión es una falta de cooperación por parte de Moderna, dado que el gobierno de Estados Unidos le proporcionó a la compañía apoyo crucial.

Científicos de los Institutos Nacionales de Salud trabajaron con la empresa para desarrollar la vacuna. Estados Unidos aportó 1300 millones de dólares para ensayos clínicos y otras investigaciones. Además, en agosto de 2020, el gobierno acordó encargar por adelantado 1500 millones de dólares en vacunas, con lo que se garantizó que Moderna tendría un mercado para lo que era entonces un producto no comprobado.

Aunque en los ensayos clínicos del año pasado se determinó que las vacunas de Moderna y Pfizer tenían una eficacia similar, estudios más recientes sugieren que la vacuna de Moderna es superior, pues ofrece una protección más duradera y es más fácil de transportar y almacenar.

La vacuna de Moderna “prácticamente es la vacuna de mejor calidad”, afirmó Karen Andersen, analista del sector en Morningstar. “Están en una posición en la que probablemente no necesitan sacrificar demasiado a la hora de fijar el precio en muchos de sus acuerdos”.

Hay poca información pública sobre los acuerdos que Moderna ha alcanzado con los distintos gobiernos. De los 22 países, más la Unión Europea, a los que Moderna y sus distribuidores informaron haber vendido las vacunas, ninguno es de bajos ingresos, y solo Filipinas está clasificada como de renta media baja. (Seis son de renta media alta).

Pfizer, en comparación, dijo que había acordado vender su vacuna a precios reducidos a 12 países de renta media alta, cinco gobiernos de renta media baja y a un país pobre, Ruanda. (Túnez, por ejemplo, está pagando unos 7 dólares por dosis).

Solo pocos gobiernos han revelado cuánto pagan por las dosis de Moderna. Estados Unidos pagó entre 15 y 16,50 dólares por cada dosis, además de los 1300 millones de dólares que el gobierno le dio a Moderna para que desarrollara su vacuna. La Unión Europea ha pagado entre 22,60 y 25,50 dólares por sus dosis de Moderna.

Botsuana, Tailandia y Colombia, a los que el Banco Mundial clasifica como países de ingresos medios altos, han dicho que están pagando entre 27 y 30 dólares por cada dosis de Moderna.

La falta de transparencia sobre cuánto pagan otros gobiernos ha puesto a los países relativamente pobres en una posición de negociación débil. Están “negociando totalmente a ciegas”, dijo Kate Elder, que asesora a Médicos Sin Fronteras sobre la política de vacunas.

En algunos casos, Moderna ha ofrecido a los países más pobres la vacuna a precios relativamente bajos, pero solo después de haber cumplido con los pedidos de otros países.

En mayo, Moderna ofreció a la Unión Africana dosis por unos 10 dólares cada una, según un funcionario del bloque que participó en las conversaciones. Pero las dosis no estarían disponibles hasta el año que viene, lo que hizo que las conversaciones se suspendieran, según dos funcionarios de la Unión Africana.

Ayoade Alakija, médica que ayuda a dirigir el programa de suministro de vacunas de la Unión Africana, pero que no participó en las discusiones sobre la adquisición, dijo que la actitud de Moderna equivalía a: “Estamos aquí para ganar dinero. Dimos con algo bueno, y ni siquiera intentaremos fingir que tratamos de salvar el mundo”.

La vacuna contra la covid de Moderna ha sido transformadora para la compañía y sus líderes. La empresa dijo que espera que su vacuna genere al menos 20.000 millones de dólares en ingresos este año, con lo cual sería uno de los productos médicos más lucrativos en la historia. Andersen, la analista de Morningstar, estimó que las ganancias de la empresa por la vacuna podrían alcanzar los 14.000 millones de dólares. En 2019, Moderna declaró unos ingresos totales de 60 millones de dólares.

El valor de mercado de Moderna casi se ha triplicado este año hasta superar los 120.000 millones de dólares. Dos de sus fundadores, así como uno de los primeros inversionistas, este mes aparecieron en la lista de la revista Forbes de las 400 personas más ricas de Estados Unidos.

Ante la propagación del coronavirus al inicio de 2020, Moderna se apresuró a desarrollar su vacuna, la cual usa una tecnología nueva conocida como ARN mensajero, y a planear un estudio de seguridad. A fin de poder fabricar las dosis para esa prueba, la compañía recibió 900.000 dólares de la organización sin fines de lucro Coalición para las Innovaciones en Preparación para Epidemias.

La organización sin fines de lucro dijo que en ese momento Moderna había aceptado sus “principios de acceso equitativo”. Eso significaba, de acuerdo con la coalición, que la vacuna estaría “disponible primero para las poblaciones cuándo y dónde se necesite y a precios asequibles para las poblaciones en riesgo, especialmente en los países de ingresos bajos y medios, o para las entidades del sector público que las adquieran para dichas poblaciones”.

Moderna acordó en mayo suministrar hasta 34 millones de dosis de su vacuna este año y hasta 466 millones de dosis en 2022 a Covax, el atribulado programa para vacunar a los pobres del mundo respaldado por Naciones Unidas. La empresa aún no ha enviado ninguna de esas dosis, según un portavoz de Covax, pero el programa ha logrado distribuir decenas de millones de dosis de Moderna que el gobierno de Estados Unidos le ha donado.

Bancel dijo que muchas más dosis habrían llegado a Covax este año si ambas tpartes hubieran logrado un acuerdo de suministro en 2020. Aurélia Nguyen, una funcionaria de Covax, negó eso al comentar: “Quedó claro desde el principio que lo mejor que podíamos esperar era recibir dosis mínimas en 2021”.

A finales del año pasado, el gobierno tunecino esperaba pedir dosis de Moderna. Hechmi Louzir, el médico que dirigió los esfuerzos de adquisición de vacunas de Túnez, no sabía cómo contactar con Moderna para iniciar las conversaciones y pidió ayuda a la Embajada de Estados Unidos en Túnez, dijo. Los funcionarios de la embajada se pusieron en contacto con Moderna, pero no se consiguió nada.

“Estábamos muy interesados en Moderna”, dijo Louzir. “Lo intentamos”.

En Tailandia, donde alrededor del 32 por ciento de las personas están totalmente vacunadas, una portavoz del gobierno dijo que el gobierno estaba pagando a Moderna unos 28 dólares por dosis para un millón de vacunas destinadas a personas vulnerables. Las entregas de ese pedido comenzarán el próximo año.

En Botsuana, el ministro de salud dijo al Parlamento en julio que el gobierno había encargado 500.000 vacunas a Moderna, a casi 29 dólares por dosis, lo suficiente para vacunar a un diez por ciento de la población. (Eso supondría aproximadamente el doble del número de botsuanos totalmente vacunados). Un portavoz del Ministerio de Salud dijo que se esperaba que las dosis empezaran a llegar en agosto, pero que todavía no había llegado ninguna.

Colombia encargó 10 millones de vacunas a Moderna. El gobierno presupuestó unos 30 dólares por dosis, un precio que puede incluir el costo del transporte y otros aspectos logísticos, según documentos del Ministerio de Hacienda. El ministro de Salud del país, Fernando Ruiz, dijo que la vacuna de Moderna era la más cara entre las inyecciones para la covid que Colombia había encargado.

Hubo algunos retrasos iniciales, dijo Ruiz: las primeras entregas, previstas para principios de junio, llegaron en agosto. Hasta el viernes habían llegado unos 2,3 millones.

Colaboraron con este reportaje Noah Weiland, Mitra Taj, Elian Peltier, Jason Gutierrez, Daniel Politi, Flávia Milhorance y Muktita Suhartono.

 

Rebecca Robbins se unió al Times en 2020 como reportera de negocios enfocada en cubrir las vacunas contra la COVID-19. Ha estado cubriendo sobre salud y medicina desde 2015. @RebeccaDRobbins