Las nuevas vacunas que usan información genética del ADN

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Foto: iStock

Cómo se han desarrollado las vacunas de tercera generación que utilizan información genética tan versátiles que pueden cambiar la secuencia genética como cambiar de ropa.

Uno de los hechos relevantes del combate a la pandemia covid-19 ha sido la rapidez de los laboratorios para fabricar vacunas. Tal éxito indiscutible proviene del desarrollo de tecnologías que permitieron la oportuna secuenciación del genoma del virus y la posterior aplicación de los resultados de las investigaciones en la producción de antígenos; pero hay indudablemente otro hecho tan destacado como el primero; el descubrimiento de las llamadas vacunas de tercera generación. Esta categoría está constituida por vacunas genéticas que difieren de las tradicionales porque no trabajan con virus agresores enteros.

Utilizan información genética en forma de una secuencia del ADN. En el caso del covid-19 a través de una molécula ARN que compone el genoma del coronavirus (Sars CoV 2). Se trata de un fragmento genético que las células del cuerpo humano. Las primeras en el combate contra el coronavirus fueron creadas por las farmacéuticas Pfizer y Moderna.

Otro inmunizador de tercera generación es la llamada vacuna vectorizada, que también utiliza una fracción del ARN del virus, pero enviada dentro del caparazón de un virus inofensivo. Esa es la estrategia del modelo AstraZeneca/Oxford y de la rusa Sputnik V. Al utilizar solo información genética y no trabajar con microorganismos en sí mismos, está vacuna puede ser especialmente versátil, fácil y rápida de producir, ya que permite a partir del intercambio de información genética viabilizar nuevos productos para otras infecciones o para las variedades genéticas de nuevas cepas del mismo virus. Puede responder más rápidamente a patógenos emergentes que reduciría la vulnerabilidad a futuras epidemias.