Chico Mendes, el TIPNIS y las carreteras
“no quiero flores en mi entierro, porque sé que irán a arrancarlas de la floresta” Chico Mendes
Un 22 de diciembre en 1988, murió asesinado (que tristeza para mí esta fecha) Francisco Alves Mendes Filho mejor conocido como Chico Mendes, fue un siringuero, sindicalista y activista ambiental brasileño. Luchó de manera pacífica contra los madereros y hacendados que se expandían tumbando los bosques y sembrando pastizales que hoy son terrenos muertos. Chico tubo una oposición tenaz a la construcción de caminos y al desmantelamiento de los bosques. Sabía y se comprobó años después que destrozando la selva todos perderían, por lo que, quería conservarlos prístinos. En su lucha, logró un importante reconocimiento y apoyo internacional por su defensa de la amazonia, la ONU en 1987 le otorgó el Global 500. El 22 de diciembre de 1988 murió asesinado por sicarios contratados por políticos, madereros y hacendados.
En los años 80´, en el noroeste del Brasil el número BR-364 resultó para muchos comerciantes, madereros, ganaderos, hacendados y otros pocos habitantes un camino al éxito y al “desarrollo” de una de las regiones más diversas de territorio brasilero ubicado entre el Estado de Rondonia y el Acre. Pero para la mayoría de los habitantes originarios y en especial para el heroico “Chico” Mendes, fue un camino a la extinción de grandes extensiones de bosque amazónico y el exterminio de incontables especies de animales a los cuales él admiraba y gozaba viéndolos libres en sus diarias rutinas. Sabía y reconocía muy bien el potente y estridente silbido del siringuero, un pájaro plomo sin ningún chiste, al cual le dedicó –como en varias ocasiones comentara- que ese dulce trino es “el alma del bosque”. También se emocionaba mucho al ver a los guazos, hurinas, chanchos de monte, tigrecillos, monos, perezosos, antas, capibaras y en algunas ocasiones se encontró con el mismísimo temible y respetado tigre.
Pero, al caminar por las “estradas” yendo a extraer el lates de la siringa, a cada paso se detenía a apreciar los colores de las aves más vistosas que moran dentro de la floresta. Así, vio trogones, tangaras, loros, carpinteros, tucanes de coloridos picos, colibríes de estridentes colores y muchas otras avecitas que eran la compañía en sus largas caminatas a cosechar el látex del árbol que llora goma. Siempre se detenía y acariciaba los gigantes almendrillos, el voraz bibosi, el esbelto palomaría y otros árboles que se estiraban coposos y orgullosos al cielo. Pero esa tranquilidad que reinaba en el bosque del Acre, (hoy brasilero, pero antes, boliviano), fue interrumpido por la llegada de la cinta asfáltica del camino que cambiaría totalmente el paisaje, las costumbres y la vida de los vivientes del área, trayendo en vez de desarrollo destrucción y mayor pobreza a los originarios de ese pacífico lugar. Uno a uno, fueron desapareciendo casi todos los seres vivientes del monte, incluso a los gigantes árboles. Las migraciones de gente extraña y nuevos colonos abarrotaron el espacio y las tierras que antes verdeaban de bosques, primero ardieron en fuego quitándole espacio al monte y más tarde que pronto, el lugar se transformó en pastizales que con el curso de pocos años el suelo se deterioró que ya ni los pastizales brotaron, dejando la tierra colorada a disposición del erosivo viento. Así fue “Chico” Mendes quién luchó por conservar natural a la floresta, murió asesinado por sicarios que veían en él un freno al “desarrollo” y a sus ambiciosos proyectos extractivitas. Hoy nuestro país, como cuando Chico Mendes luchaba por la conservación de la floresta, ve que el gobierno plurinacional del presidente Evo Morales copia los mismos métodos de los depredadores hacendados, de los traficantes de las maderas y de los especuladores de tierra para construir un camino que una Villa Tunari y San Ignacio de Mojos atravesando por el medio del corazón del TIPNIS una de las áreas protegidas de mayor riqueza biológica de nuestro mundo. Pero, también hoy existen varios “Chicos” Mendes reencarnados en t´chimanes, mojeños, yuracares y otros grupos amazónicos que junto miles de activistas defensores de los recursos naturales tanto nacionales como internacionales se han levantado y marchan sin freno alguno para defender el bosque o la “casa grande” de los originarios del lugar y contrariamente a los pensamientos depredadores del actual gobierno, siguen el claro y conservacionista ejemplo del defensor de la floresta amazónica; el gran “Chico” Mendes.