Conamaq, dividida y con injerencia política

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La socióloga Silvia Rivera cree que lo que le pasó al Conamaq es “trágico” y recordó que pasó lo mismo con la CIDOB. Ambos están ahora divididos.

El Consejo Nacional de Ayllus y Markas del Qullasuyu (Conamaq) era la última organización nacional de indígenas que se mantenía independiente del Órgano Ejecutivo, hasta que el martes se consumó su división, con dos dirigentes nombrados como máximos líderes: los afines al Gobierno y los críticos del mismo.
Ayer, mientras el dirigente del Conamaq cercano al MAS,   Gregorio Choque, comprometía campaña a favor de Evo Morales en Palacio Quemado, en la asamblea  de derechos humanos, la arquiri mama t’alla Nilda Rojas denunciaba que el Gobierno se entrometió en la organización.

“El Conamaq no está dividido. Es la injerencia del Gobierno que mandó a personas como Hilarión Mamani para desestabilizar la estructura orgánica”, declaró Rojas, claramente afectada por la situación de su organización.
El conflicto del Conamaq duró más de un mes y  concluyó el martes con el ingreso violento del grupo de Mamani a la sede de la organización indígena.
Esta toma de la sede en Sopocachi se dio a pesar de que la Policía que resguardaba el inmueble anticipó que no dejaría ingresar a nadie hasta que los dos grupos se pongan de acuerdo. 

La otra organización indígena que fue dividida en dos es la Confederación Indígena del Oriente Boliviano (CIDOB), que hoy tiene dos líderes. Esta entidad se desarticuló por las diferencias del movimiento indígena con el Gobierno en torno a  las autonomías, los escaños indígenas y la construcción de la carretera por el Territorio Indígena y Parque Isiboro Sécure (TIPNIS).
El Conamaq y la CIDOB tienen un grupo afín al Órgano Ejecutivo y otro crítico del mismo.
El descabezamiento de la CIDOB sucedió en 2012. El oficialismo promovió y luego reconoció como legítima líder a Melva Hurtado, por encima de la decisión de la estructura orgánica que eligió a Adolfo Chávez.

En ambos casos (Conamaq y CIDOB), los nuevos dirigentes  tienen el aval gubernamental, participan en actos  masivos de entrega de obras. Sus líderes dijeron que   se sumarán a la campaña electoral para la reelección del presidente Evo Morales y del vicepresidente García Linera.

Las otras organizaciones que  se alinearon al Gobierno son la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia, la Confederación Sindical de Comunidades Interculturales de Bolivia, la Confederación Sindical de Colonizadores de Bolivia y la Confederación Nacional de Mujeres Campesinas Indígenas Originarias de Bolivia  Bartolina Sisa”, que apoyan  el proceso de cambio.

Conamaq y CIDOB  se alejaron del pacto
Rol El Pacto de Unidad formado por la CIDOB, Conamaq y las denominadas  trillizas  (Confederación Sindical de Campesinos, Confederación de Interculturales y la organización de Mujeres Campesinas Bartolina Sisa) actuaron como un solo bloque social para que a través del MAS se apruebe la Constitución en 2009.
Fuerza También se constituyó en una fuerza político-social durante el primer mandato de Evo Morales.
División El Conamaq y la CIDOB se aislaron de las “trillizas” y adoptaron una visión crítica al Gobierno y exigen respeto a los pueblos indígenas y los recursos naturales.

Punto de vista
Silvia Rivera
Socióloga
En el Conamaq hay intervención estatal negativa 
Lo más importante es que aquí hay una intervención estatal muy negativa, muy dañina y estas palabras de unidad del Gobierno son retóricas. Me parece que el Conamaq desarrolló un proceso largo de legitimación, de buscar -por ejemplo- formas rotativas de dirección para evitar que algunos dirigentes se eternicen o sean manipulados y ahí está el resultado: la independencia de criterio y la posición política disidente son duramente castigadas.
El Conamaq hoy representa la posibilidad de una democracia y una disidencia en los marcos de una Constitución en la que los pueblos indígenas pusieron muchos años de lucha. Para mí es trágico lo que está sucediendo.
Lo que pasó con la CIDOB está pasando ahora con el Conamaq. Se está reeditando. 
No se trata de controlar, sino de generar una posibilidad de que la gente exprese sus demandas y sus necesidades. 
La figura del control debiera ser superada por la figura de la autogestión democrática y de la capacidad de dotarse de sus propias normas y una de las más importantes es la rotación. De esto surge un consenso y la posibilidad de aceptar las disidencias, que pueden no estar plenamente de acuerdo, pero la rotación permite que muchos sean dirigentes. 
De lo que se trata es de recuperar esas normas.

 

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