Qué tan lejos puede llegar Evo Morales Ayma

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Ningún presidente boliviano en la era republicana y ahora en el Estado Plurinacional, concitó tanta atención mediática como el presidente Evo Morales. Influyentes círculos internacionales de varios países del mundo, tanto políticos como económicos, observan en la fi gura del jefe de Estado boliviano los rasgos de una personalidad fuerte y penetrante que ha sabido trabajar un modelo económico exitoso y colocar al país en puntos de destaque. Economistas de todas las tendencias desde liberales, pasando por ortodoxos y los llamados socialistas no han tenido reservas en comentar el dinamismo del crecimiento boliviano al que muchos de ellos lo han calificado como un “milagro” mayor del que sacó a Bolivia de la hiperinflación en 1985.

En un reciente artículo de Stratfor Global Intelligence titulado “Cuán fuertes son las exportaciones bolivianas”, echa un vistazo objetivo sobre la situación boliviana y el interés que analistas cifran con las grandes posibilidades que se ciernen ante un nuevo mandato presidencial. Conjuga por lo tanto el exitoso modelo económico boliviano y el acontecer político donde se han manifestado las más disímiles acciones del Gobierno.

 

Reglas y constataciones

Dice Stratfor: “el presidente boliviano ni siquiera concluyó el primer año de su tercer periodo y ya parece estar considerando un cuarto. Ganó su tercera elección en octubre de 2014 con el 61% del voto popular y sus niveles de aprobación se han mantenido altos desde entonces, debido principalmente al sostenido crecimiento económico gracias al incremento natural de sus exportaciones de gas a Brasil y a la Argentina, para no mencionar sus altos gastos sociales y el escaso movimiento político de la oposición.

Actualmente, con la ayuda de sus partidarios, está tratando de asegurarse un nuevo periódo en el cargo mientras sus niveles de aprobación continúen altos”.

Dice dat0s: se debe hacer notar la rigurosidad con la que han comenzado a moverse los movimientos sociales y el pedido para su reelección. Una de las estrategias activadas desde el Ejecutivo boliviano es que la consulta para una reforma a la Constitución debería aplicarse a más tardar hasta este fi n de año, ya que hasta entonces la evolución de la economía y los indicadores macroeconómicos permanecerán favorables a la imagen del jefe de Estado.

Es posible que más adelante su Gobierno  sienta los efectos de la crisis económica que por el momento parece blindada en el caso boliviano.

Las autoridades económicas han señalado el excelente nivel de las reservas bolivianas y se han negado a aceptar que la estabilidad económica pasa necesariamente por un ajuste preferencial respecto al dólar que en el pasado se cotizaba en el bolsín en minidevaluaciones.

 

Inversión privada

Sigue Stratfor: “un nuevo periodo para Morales, significaría cuando menos cinco años más de un clima posiblemente poco favorable para los inversionistas foráneos. Morales no ha descartado la posibilidad de continuar expropiando activos de propiedad extranjera, producto por ejemplo, de disputas laborales entre los trabajadores y las firmas del exterior. Con los altos niveles de aprobación y con cerca de la mitad de los ingresos de las exportaciones bolivianas proviniendo de seguros contratos de venta de gas natural a sus vecinos Brasil y Argentina, Morales puede permitirse la hegemonía de un modelo que en varias etapas de su gestión de ya 10 años en el poder ha antagonizado con los inversionistas extranjeros”.

Dat0s: sin embargo, el Ejecutivo boliviano está alistando un paquete de reformas que permitan que capitales extranjeros inviertan en el país. La prioridad por el momento está centrada en el área de energía e hidrocarburos habiendo llegado incluso a reprimir movilizaciones de poblaciones indígenas que se niegan a que la exploración petrolera ingrese a sus tierras originarias.

Stratfor: “si después de diciembre, Morales toma la decisión de prepararse para otra campaña, se encontrará bien posicionado para pasar el requisito legislativo. Con los actuales niveles de aprobación y con la economía creciendo satisfactoriamente, el respaldo de la ciudadanía no debería preocuparle, de momento. Una declinación en los precios del petróleo, eventualmente reduciría los ingresos bolivianos por exportaciones, aunque es improbable predecir en el corto plazo qué tipo de crisis económica podría costarle a Morales, un significativo rechazó de la población”.

 

La oposición al Gobierno

“La oposición política del país, que concita la mayoría de su apoyo en las tierras bajas de la región oriental, posiblemente se opondrá a esta posibilidad y es probable que la iniciativa de Morales para terciar por un nuevo mandato, pudiera encender la mecha de un futuro desasosiego político. De momento sin embargo, la decisión de procurar permanecer al timón de Bolivia por otros cinco años, recae exclusivamente en el propio Morales”.

 

Repercusiones

El análisis de Stratfor parece consistente pero se equivoca cuando apunta a que la fuerza de la oposición a la actual administración radica en el ímpetu dirigencial y político en las tierras bajas del Oriente boliviano.

Allí, Evo Morales ha ganado mucho apoyo y es por el momento unánime  no sólo el respaldo de los sectores empresariales de la región, sino la reacción del Gobierno ante cualquier manifestación de descontento.

En este clima, el vicepresidente Álvaro García Linera ha advertido a varias Organizaciones No Gubernamentales (ONGs), que se nuclearon en torno al Movimiento Al Socialismo (MAS) para generar un clima adverso a los partidos políticos que gobernaron el país hasta 2003, que si se dedican a hacer política serán expulsadas del país.

No es un Gobierno que se preocupe con la reacción. Políticos del país y hasta intelectuales foráneos del cuño del vicepresidente han expresado su rechazo a ese tipo de actitudes que según ellos son un claro atentado contra las libertades democráticas.

Pero siguiendo la regla si hay algo que cuenta a favor del Gobierno es que no cede fácilmente a sus debilidades; en esta y en otras situaciones se ha mostrado firme de no ceder un paso atrás. Reforzando la posición expresada por García Linera, el presidente Morales ha hecho suyas esas declaraciones y las ha ratificado con absoluta firmeza. Por ahora, que se sepa, el idilio parece perfecto para seguir ganando apoyo de los empresarios del Oriente que fracasaron rotundamente pretendiendo convertirse en la oposición al Gobierno.

Los anuncios gubernamentales para constituir la región en un verdadero polo de desarrollo mantiene un grado de aceptación e interés nunca antes visto, y la oposición no acaba de engendrar ni discursos ni líderes que puedan hacer frente al fenómeno Morales. Otro aspecto que no menciona el análisis de Stratfor es el tema marítimo, que se ha convertido en una bandera nacional con más raíces en el Occidente que en Oriente por los vínculos históricos con la guerra del Pacífico, que no interfieren ni merman el indiscutido apoyo al Gobierno en el Oriente, además porque constituye un elemento clave en torno al cual el jefe de Estado ha reunido a los principales líderes políticos nacionales a sumarse a la causa no solo de palabra sino de acción.

Hace poco, se registraron dos acontecimientos que ilustran a cabalidad lo que se está viviendo en Bolivia en torno a la demanda marítima y la desmotivación de la oposición. El primer hecho tiene que ver con la destitución del que había sido por días embajador de Bolivia en El Vaticano. Si bien el exembajador Armando Loayza desmintió las publicaciones de un medio chileno que lo citaba en una abierta confrontación de Morales con la Iglesia Católica, al presidente no le tembló la mano para destituirlo del cargo en una personificación de quién detenta el poder.

 

La oposición sin ataque

El segundo hecho tiene que ver con una reciente reunión convocada por Morales a expresidentes de Bolivia para sumarlos a la causa marítima.

Un claro ejemplo es el caso del expresidente Jaime Paz Zamora (1989-1993) que dejó el cargo con índices de popularidad importantes, pero sufrió un duro ataque en el primer Gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada (1993-1997) que lo acusó por sus vínculos con el narcotráfico, con el incondicional apoyo de la DEA norteamericana; varios dirigentes de su partido el Movimiento de la Izquierda Revolucionaria (MIR), acabaron en la cárcel y la popularidad de Paz Zamora pulverizada en poco tiempo por dichas acusaciones.

El expresidente que vive en su rancho de Tarija llegó a la cita convocado por Morales para sumarse al planteamiento de la demanda marítima, tema tan trascendental como lo es la estabilidad económica.

En una entrevista a un diario local Paz Zamora dijo que hay cosas buenas y malas en la actual gestión de Gobierno y apuntó entre las cosas malas la intensión de Evo Morales de postularse a un nuevo mandato. El tema de fondo es que quien lo dice no tiene la mínima intención de convertirse en adversario de Morales en un proceso electoral. Y si lo ha pensado debe analizar seriamente su recorrido político. Sin sigla para correr en las elecciones, Paz Zamora hace una declaración de buenas intenciones que no sirve a la hora de medir su convocatoria electoral.

Se dice que todo le pertenece a Evo, desde los ingresos económicos, un pilar que no parece ensombrecerse en corto plazo; se están haciendo esfuerzos para incrementar la inversión en energía e hidrocarburos, pasando por los movimientos sociales de donde saldrá oficialmente el pedido de su reelección, hasta confluir en la debilitada oposición sin condiciones de competir con el impetuoso Ferrari en el que corre Morales en todos los terrenos, sin hablar de otros motivos quizá menores sobre algunos asuntos que lo hacen más fuerte.