Las pistas de Maldox (Guerra Fría, Drogas y Rock n´Roll) | Veinteava entrega

Autor: Carlos Rodriguez San Martín
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Maldox 20 revista life en español

La internación en el sanatorio en Zagreb. Las aguas heladas del Danubio. El salto mortal y la salvación.

El joven chofer serbio que llevaba a Maldox y JK Montgomery permaneció callado, no era una excursión de entretenimiento o de placer ni de aventura que los llevaba a Zagreb. Muy pocas personas sabían el origen de este viaje. Apenas, el embajador de Panamá, la señora Williams y por supuesto el chofer que conducía a los amigos. En este caso se trataba de una operación de vida o muerte. El conductor detuvo el coche a las afueras del Hospital Psiquiátrico de Zagreb, donde su director un prestigioso psiquiatra chileno, los esperaba. Cono se ha dicho eran con las seis de la tarde y el arrogante sol se alojaba en las cornisas de este edificio.

Con todo lo que Maldox acababa de pasar en Sarajevo y Bucarest, ahora debía sobrellevar un enfrentamiento consigo mismo. Cuando ingresaron a Zagreb, respiró aires de un centro cosmopolita, los tranvías hacían paso por las calles principales y los negocios mantenían cierto aire de arrogancia con toldos de moda en sus vitrinas altas. Serbios y croatas hablan por supuesto el mismo idioma con pequeñas derivaciones gramaticales que no diferían del serbocroata original. La lingüística estaba trabada de menudas complejidades que en esencia se modificaban en algunas palabras, para describir pan, los serbios usaban hleba o los croatas kruh.

Un par de semanas antes de venir a Zagreb, el embajador de Panamá en Belgrado uso sus relaciones para encontrar un psiquiatra que hablara español. Por fin, después de varios intentos, ubicó uno que había sido ministro de Salud del gobierno de Salvador Allende, que, como muchos de la izquierda revolucionaria de la época, abandonaron el país para evitar ser detenidos por los servicios de seguridad de la dictadura tras el golpe militar de Pinochet con apoyo de la CIA y del gobierno norteamericano. Miles de militantes de la izquierda buscaron refugio en el exilio y muchos países en Europa los acogieron con los brazos abiertos.

Atendiendo la conversación telefónica con la señora Williams, el médico chileno, un prominente psiquiatra, expresó su interés de atender el caso, sugiriendo la visita del paciente al sanatorio de Zagreb, donde cumplía las funciones de director. Era también muy común en la época que profesionales perseguidos por las dictaduras en varios países latinoamericanos encontraran ocupación en prominentes puestos como en este caso.

El enorme reloj que relucía en los ambientes del edificio central marcaba las 6 de la tarde cuando el personal del sanatorio salió al encuentro de los recién llegados. Los trámites de recepción no fueron largos ni morosos. Luego de un par de consultas de rutina se los condujo a Maldox Williams y a JK Montgomery al interior del establecimiento. Atravesaron un pasillo largo que constaba de amplios descansos y bancos de madera similares a los que hay en las plazas pintados de blanco. Era un ambiente parco a la vista, pero relucía pulcro y olía a limpieza mezclado a un dejo perceptible de medicamentos. Maldox y JK Montgomery atravesaron un enorme espacio abierto de jardines y árboles en flor, bien cuidados y gradas que bajaban y subían indistintamente. El sanatorio estaba ubicado en una colina alta en desnivel. Por fin, después de un par de minutos de caminata llegaron a la parte más alta donde se encontraba la oficina del director. Los enfermeros que habían conducido a los visitantes hasta el sitio los detuvieron en la antesala de ingreso y los invitaron a tomar asiento en unos sillones de cuero gastado, hasta que minutos después apareció Miguel Gabriel Urrutia con un delantal blanco que a la altura del pecho llevaba una discreta inscripción con su rango y nombre.

Veamos –dijo el psiquiatra apenas los advirtió en la sala- qué los trae por aquí, preguntó. Inmediatamente los invitó a ingresar al consultorio. Era una nave típica, un par de vitrinas que exponían varios frascos con nombres de algunos descubrimientos farmacéuticos, revistas científicas derramadas en la mesa central y fotografías bien conservadas de neurología. A diferencia del resto de los ambientes estaba pintado de un color café con leche que lo distinguía del resto de los ambientes del edificio.

Una vez que los dos amigos se encontraron sentados frente al facultativo se dirigió a JK Montgomery que tenía la boca seca, recién pudo hablar después de beber un vaso de agua y luego de un prolongado e incómodo silencio que se alternó con tentativas para pronunciar las primeras palabras, Urrutía tratando de irradiar confianza le pidió que relatará lo ocurrido.

Yo –dijo- me distraje por unos minutos y caí al río, desde el puente. Esto no debió pasar, pero escapaba a prisa de las explosiones de las bombas de humo que encendieron dos policías para atraer la atención de otros policías que aparentemente no eran amigos. Un rato después, sonaron varias detonaciones que se parecían un enfrentamiento armado. Una guerra. Me pareció oír voces de lamento, pero ya no pude seguir escuchando nada porque temía y debía salvarme; me solté desde el puente al río en la parte más baja y flote hasta sentirme a salvo. Cuando salí del agua una camioneta patrullera de la policía me obligó a levantar las manos y entregarme. Me pidieron que poco a poco vaciara los bolsillos de mi chaqueta y los pantalones, sin hacer movimientos bruscos como en las películas. No encontraron nada anormal, pero igual me detuvieron. Esa noche me condujeron hasta una comisaria y me dejaron en una celda temblando de frío. Gracias a Dios estoy vivo.- concluyo, excluyente el relato.

El médico escuchó el relato sin mostrar reacción alguna. No hizo ninguna pregunta. Tenía en las manos una carpeta del Psiquiátrico de Novi Sad con el informe de algunos exámenes que se le habían practicado al interno. Levantando una de las cejas, acertó su atención a la lectura del informe y luego de un par de minutos de silencio, se dirigió a Maldox y le pidió una explicación por su presencia en el sanatorio.

Yo –dijo- estoy aquí acompañándolo a él porque es un invitado y un amigo. La noche de los sucesos que acaba de escuchar lo dejé en un pub del centro de la ciudad y cuando volví ya no estaba.

Qué sucedió antes -quiso saber el médico-. Me refiero, si tomaron o consumieron drogas.

Tuvimos una situación de emergencia, es decir, me explicó… Cuando él llegó a Belgrado tenía un libro de Kandisky con unos cuantos gramos de cocaína ocultos en el lomo que los consumimos en este tiempo, dos meses desde que llegó a Belgrado –preciso Maldox. Me los trajo de Bolivia sin ningún interés para consumirlos.

Ya habían consumido anteriormente juntos algún tipo de drogas, quizo saber el psiquiatra.

Si – contestó Maldox

Ustedes se conocen hace mucho tiempo, qué hicieron –preguntó el médico.

Montgomery quiso hablar, pero el profesional se percató que sería imposible, seguía con la boca muy seca y en lugar de dejarlo hablar le invitó a servirse un sorbo de agua de manera que volcó la mirada a Maldox para que continúe el relato.

Consumíamos regularmente en Bolivia…

El médico lo interrumpió. ¿Hace cuánto tiempo?, quiso saber.

Nuevamente JK Montgomery se adelantó para hablar, pero el director le pidió que Maldox continué el relato. La noche ya había caído en Zagreb. Después de una larga explicación sobre el cuadro clínico de los amigos, Urrutia se comunicó por la línea interna y pidió la presencia de dos enfermeros del sanatorio. Cuando estos se hicieron presentes en el complejo, les pidió que por lo avanzado de la hora ingresaran a los internos al pabellón A para completar al día siguiente la consulta.

Maldox tomó el poco aire contenido que lo mantenía de pie, mientras JK Montgomery más tranquilo cumplía desprevenido las instrucciones. Fueron conducidos al bloque para internos con patologías de psicosis leve. La primera semana fueron asistidos con terapias que consistía en suplementos de vitaminas y minerales tres veces al día y dopamina. Además podían escoger entre alguna actividad deportiva (juegos de mesa) o en su defecto paseos por los amplios jardines de la colina.

Apenas la señora Williams supo que Maldox y JK Montgomery permanecerían un par de semanas en el sanatorio, tardó menos de 12 horas en llegar a Zagreb para entrevistarse con Urrutía para conocer detalles y brindar el apoyo necesario para que la emergencia transcurriera sin problemas. Maldox fue dado de alta una semana después y voló inmediatamente a Belgrado con el compromiso de regresar a visitar a Montgomery una vez cada quince días. El facultativo había determinado que la sanación conllevaba la afectación recíproca sin la cual las expectativas de una mejora se mantenían más bajas.

 

Cada semana una nueva entrega de la obra Las Pistas de Maldox (Guerra Fría, Drogas y Rock n´Roll)

Acceda a las anteriores entregas en los siguientes enlaces:

Las Pistas de Maldox (Guerra Fría, Drogas y Rock n´ Roll)| Primera entrega

Las Pistas de Maldox (Guerra Fría, Drogas y Rock n´ Roll)| Segunda entrega

Las Pistas de Maldox (Guerra Fría, Drogas y Rock n´ Roll)| Tercera entrega

Las Pistas de Maldox (Guerra Fría, Drogas y Rock n´Roll) | Cuarta entrega

Las Pistas de Maldox (Guerra Fría, Drogas y Rock n´ Roll)| Quinta entrega

Las Pistas de Maldox (Guerra Fría, Drogas y Rock n´ Roll)| Sexta entrega

Las Pistas de Maldox (Guerra Fría, Drogas y Rock n´ Roll)| Séptima entrega

Las Pistas de Maldox (Guerra Fría, Drogas y Rock n´ Roll)| Octava entrega

Las Pistas de Maldox (Guerra Fría, Drogas y Rock n´ Roll)| Novena entrega

Las Pistas de Maldox (Guerra Fría, Drogas y Rock n´ Roll)| Décima entrega

Las Pistas de Maldox (Guerra Fría, Drogas y Rock n´ Roll)| Onceava entrega

Las Pistas de Maldox (Guerra Fría, Drogas y Rock n´ Roll)| Duodécima entrega

Las Pistas de Maldox (Guerra Fría, Drogas y Rock n´ Roll)| Decimotercera entrega

Las Pistas de Maldox (Guerra Fría, Drogas y Rock n´ Roll)| Decimocuarta entrega

Las Pistas de Maldox (Guerra Fría, Drogas y Rock n´ Roll)| Decimoquinta entrega

Las Pistas de Maldox (Guerra Fría, Drogas y Rock n´ Roll)| Decimosexta entrega

Las Pistas de Maldox (Guerra Fría, Drogas y Rock n´ Roll)| Decimoséptima entrega

Las Pistas de Maldox (Guerra Fría, Drogas y Rock n´ Roll)| Decimoctava entrega

Las Pistas de Maldox (Guerra Fría, Drogas y Rock n´ Roll)| Decimonovena entrega


"La realidad no ha desaparecido, se ha convertido en un reflejo"

Jianwei Xun
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