FMI aprueba la mayor inyección de recursos de su historia para América Latina
Los países latinoamericanos intentan ponerse de pie y acelerar la recuperación económica tras la dura recesión provocada por la pandemia de covid-19.
Los que tienen el camino más cuesta arriba son aquellos con pocas reservas fiscales que les permitan garantizar su estabilidad y con poco acceso al crédito en los mercados internacionales por su alto nivel de riesgo.
Países como Argentina, Ecuador o El Salvador están en la lista de las economías regionales que podrían obtener más ventajas con el anuncio hecho esta semana por el Fondo Monetario Internacional (FMI).
El organismo aprobó el lunes la mayor inyección de recursos en su historia, con US$650.000 millones destinados a apuntalar la recuperación económica global y ayudar a las naciones que deben enfrentar gigantescos niveles de deuda.
Los recursos aprobados son una especie de fondos de reserva, conocidos como Derechos Especiales de Giro (DEG), a los que tendrán acceso los 190 miembros del organismo desde finales de este mes.
Cada uno recibirá recursos en proporción a la cuota de dinero que aporta a la institución, razón que explica por qué hay tanta variación en los montos disponibles para los diferentes países.
Esta es la primera vez que el FMI hace un desembolso de estas características desde los US$250.000 millones que emitió justo después de la crisis financiera mundial de 2009.
La inyección de dinero “beneficiará a todos los miembros, abordará la necesidad mundial de reservas a largo plazo, generará confianza y fomentará la resistencia y estabilidad de la economía mundial”, dijo Kristalina Georgieva, directora gerente del FMI.
Del monto total, unos US$275.000 millones (menos de la mitad) se destinarán a los mercados emergentes y a los países en desarrollo, incluidos los de bajos ingresos, informó el organismo.
No todos recibieron la noticia con entusiasmo
El acuerdo es un revés para los que apoyaban al gobierno del expresidente estadounidense Donald Trump, cuya administración se opuso a que estos fondos fuesen aprobados.
Algunos congresistas republicanos han objetado al plan, argumentando que beneficiará a adversarios como China, Rusia o Irán.
En el otro lado de la discusión están las agencias humanitarias que han abogado persistentemente por la aprobación de este paquete de asistencia.
Eric LeCompte, director ejecutivo de la organización Jubilee USA Network, dijo que la medida beneficiará a los países en desarrollo, pero adelantó que no será suficiente.
“Los países ricos que reciben reservas de emergencia que no necesitan, deberían transferir esos recursos a los países en desarrollo que luchan contra la pandemia”, apuntó.
Cerca de un 70% de los fondos aprobados quedarán en manos del grupo de las 20 economías más grandes del mundo y solo el 3% llegará a las naciones más pobres, según cálculos hechos por Bloomberg.
Sobre este asunto el FMI declaró que seguirá tratando de identificar opciones viables para la canalización voluntaria de recursos desde los países más ricos a los más pobres, algo que por ahora no es parte del acuerdo.
El impacto en América Latina
La inyección de recursos del FMI se hará efectiva a través de los Derechos Especiales de Giro (DEG), que son fondos para complementar las reservas de los países.
Se trata entonces de recursos que las naciones utilizarían para mejorar su “colchón fiscal” de dinero, un colchón que permite amortiguar golpes y que da credibilidad a una nación frente al resto del mundo.
“Estos fondos te dan más liquidez, te ayudan a sobrevivir a los estragos económicos cuando se endurecen las condiciones financieras. Es algo positivo”, dice Elijah Oliveros-Rosen, economista senior de la división Latin America Global Economics & Research, de la consultora S&P Global Ratings.
En América Latina, “opera como un seguro adicional financiero que te protege, te da más estabilidad cambiaria y crediticia. En el fondo es un seguro para tu estabilidad económica”, agrega en diálogo con BBC Mundo.
La siguiente tabla muestra la cantidad de recursos estimada que recibirán los países de la región que son miembros del FMI, de acuerdo a un análisis realizado por Alberto Ramos y Daniel Moreno, del banco de inversión Goldman Sachs.
Según Alberto Ramos, director de Investigación Económica de América Latina de Goldman Sachs, los principales beneficiarios regionales de los fondos aprobados por el FMI serán, probablemente, Argentina, Ecuador y El Salvador.
¿La razón?: tienen bajas reservas como porcentaje de su Producto Interno Bruto (PIB) y necesidades considerables de financiamiento externo, explica el economista a BBC Mundo.
Sin embargo, advierte, “una elevada prima de riesgo político puede silenciar el impacto” de los fondos.
Se espera que Argentina reciba unos US$4.300 millones, lo que representaría un aumento considerable de sus reservas brutas.
Esa inyección de recursos le permitiría cumplir con el pago programado de deuda que tiene pendiente con el mismo FMI.
Ecuador, cuyas reservas están en un nivel muy bajo, recibiría unos US$1.000 millones.
Estos nuevos recursos para Ecuador “contribuirían en gran medida a mejorar los indicadores de resiliencia externa, pero en última instancia, eso debe complementarse con políticas macroeconómicas disciplinadas y un claro impulso de reforma”, argumenta Ramos.
Y a El Salvador, que tendrá acceso a unos US$400 millones, le permitirá aumentar su stock de reservas en un 12%.
Venezuela es un caso excepcional. Aunque le correspondería una asignación de US$5.100 millones, el FMI no le entregará los fondos, señala Ramos, “dada la discusión en curso sobre quiénes son exactamente las autoridades venezolanas”.
El punto, sostiene el economista, es que muchos países -incluido Estados Unidos, que es el mayor accionista del FMI- “no reconocen a Nicolás Maduro como el presidente legítimo de Venezuela”.
Si el desembolso hubiese llegado al gobierno venezolano, sería aproximadamente el 80% del stock actual de sus reservas internacionales.
El gobierno venezolano no se ha pronunciado sobre este asunto.