Nuevo gobierno alemán sin renovación

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El nuevo Gobierno de Angela Merkel apenas ofrece novedades en una galería de veteranos fogueados desde la Gran Coalición que ella presidió entre 2005 y 2009. Los primeros espadas socialdemócratas asumen cargos clave como el nuevo ministerio de Economía y Energía, que quedará en manos del presidente de la formación, Sigmar Gabriel. Su secretaria general, Andrea Nahles, será ministra de Trabajo y el líder parlamentario Frank-Walter Steinmeier volverá a ser ministro de Exteriores, como en 2005. Además de la Cancillería de Merkel, el bloque democristiano (CDU/ CSU) conservará la cartera de Hacienda para Wolfgang Schäuble, Interior para Thomas de Maizière y Defensa para Ursula von der Leyen. Merkel se rodea así de varios de los perfiles políticos con mayor peso en Alemania.

Nahles, que pasa por representante del ala izquierda del SPD, confirmó el domingo el fichaje como secretario de Estado del directivo del Banco Central Europeo (BCE) Jörg Asmussen. Sorprende el regreso de Asmussen, muy influyente en el BCE, a un cargo que ya desempeñó en Hacienda entre 2008 y 2011. El socialdemócrata aspiraba a regresar a Berlín “por razones familiares”, según insistió él mismo. La renuncia a su puesto en Fráncfort abre un nuevo hueco en el directorio del BCE y es la tercera dimisión de un alemán en los últimos cinco años. Se cree que Alemania reclamará su reemplazo. Asmussen podría estar tratando de encauzar su carrera política en el SPD, del que hoy está bastante alejado. Un analista cercano ironizaba el domingo con que su fichaje por Nahles le servirá de “purgatorio político”. Asmussen, de 47 años, ha sido uno de los organizadores de los rescates de la troika durante la crisis de la deuda y jugó un papel crucial en la crisis chipriota este mismo año.

Asuntos Exteriores, un ministerio que vio años mejores hasta que Merkel se llevó buena parte de sus competencias a la Cancillería, será otra vez para Frank-Walter Steinmeier. La también socialdemócrata Manuela Schwesig será ministra de Familia. Barbara Hendricks, mujer de confianza de la influyente líder del SPD en Renania del Norte-Westfalia Hannerlore Kraft, será ministra de Medio Ambiente. El barón regional de Sarre Heiko Maas será ministro de Justicia y afrontará desde allí los retos de la pendiente reforma de Estado federal. Los socialdemócratas aportan tantas mujeres como hombres al nuevo Gabinete.

La Unión Demócrata Cristiana (CDU) de Merkel nombra cinco ministros y su partido hermano bávaro, la CSU, otros tres. El dúo de Merkel y Schäuble tratará de garantizar la continuidad en política europea. Dos de los ministros más próximos a la canciller, Von der Leyen y de Maizière, obtienen Defensa e Interior. El que fuera su hombre en el Bundestag y posterior ministro de Medio Ambiente, Peter Altmaier, será jefe de la Cancillería y ministro sin cartera. Hermann Gröhe, secretario general de la CDU, será ministro de Sanidad. Johanna Wanka seguirá como ministra de Educación.

El actual ministro de Interior, el ultraconservador bávaro Hans Peter Friedrich (CSU), pasará a Agricultura. Es una degradación en toda regla para uno de los ministros alemanes más reaccionarios y torpes de las últimas legislaturas. Gerd Müller será ministro de Cooperación y el secretario general de la CSU, Alfred Dobrindt, será ministro de transporte e Infraestructura Digital. Pese a la novedad de este ministerio, la CSU no se ha cubierto de gloria en el reparto.

Sigmar Gabriel se convertirá el martes en una figura clave de la política alemana. Si tiene tanta habilidad en el Gobierno como la que ha demostrado para afianzar su posición política en el partido desde las elecciones del 22 de septiembre, Gabriel podría hacer de su Ministerio de Economía, reforzado con las competencias de Energía, el tercer vértice de un nuevo triángulo ejecutivo berlinés: Merkel en la cúspide, Schäuble en Hacienda y Gabriel como contrapeso del SPD en Economía. Sus competencias en Energía son cruciales para el principal reto económico que enfrenta Alemania en el próximo lustro. La llamada transición energética hacia las renovables no está funcionando como se esperaba y el cierre de todas las centrales nucleares alemanas antes de 2022 se cierne como la espada de Damocles sobe los consumidores y la gran industria alemanes.

El SPD ha sacado buen partido de las negociaciones de Gobierno con Merkel tras el pésimo resultado electoral. Cabe preguntarse, sin embargo, cómo saldrá de esta nueva aventura a la sombra de Merkel. Tras los cuatro años de la Gran Coalición anterior, el SPD encajó una paliza electoral del 23% en las generales de 2009.