Singani 63, el trago de Bolivia que llegó a EEUU de la mano de Hollywood

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Los bolivianos llevan cinco siglos disfrutando de su bebida nacional, el singani.

Pero el mundo tuvo que esperar a que un famoso director de cine estadounidense Steven Soderbergh se obsesionara con promoverlo en el exterior, para empezar a conocer este trago andino que hoy se toma en fiestas deljet-set en Hollywood y bares de moda en Brooklyn, Nueva York.

En Bolivia, el singani siempre ha sido cosa seria.

Tanto que esta semana el gobierno del presidente Evo Morales decretó que entrara a formar parte del patrimonio nacional.

Lo toman ricos y pobres, solo o en un cóctel con el improbable nombre de “chuflay”, inventado, según la leyenda popular, por un ingeniero ferroviario británico que en un momento de ocio mezcló el licor boliviano con ginger ale.

Pero lo nuevo es que el singani está empezando a entrar en la carta de bares hípster famosos de Nueva York y Los Ángeles, ganando concursos internacionales y prometiendo ser una nueva contribución al mundo de la cultura andina.

 

De película

Todo comenzó, aseguran muchos, con una película. El laureado cineasta Steven Soderbergh estaba rodando su filme “Che” en 2007, sobre la vida del líder revolucionario en su paso por las montañas andinas, cuando en pleno set de filmación uno de sus colegas bolivianos abrió una botella de singani.

Soderbergh quedó tan impresionado con el trago que se obsesionó con la idea de popularizarlo en Estados Unidos y fue el pionero en los esfuerzos de mercadeo internacional del producto.

Hoy, su marca Singani 63 vende el licor boliviano en las principales ciudades estadounidenses.

“Es su otra gran pasión aparte del cine. Se llama Singani 63 porque fue el año en que él nació”, le dice a BBC Mundo Jonathan Brathwaite, director de ventas de la firma.

“El mismo Soderbergh escribe el material promocional del singani, hasta los textos mas pequeños de nuestro sitio web”, asegura.

Y los críticos están reaccionando al recién llegado licor boliviano. Esta semana el diario The Washington Post describió al singani como “el absolutamente delicioso trago boliviano que todo el mundo debe conocer”.

Y semanas antes, el londinense Financial Times lo comparaba con el pisco y la cachaça, tragos sudamericanos que ya sacuden la escena global.

La revista estadounidense de comida gourmet Eater lo mencionó como una de “las obsesiones de licor” que marcaron la moda en 2015.

 

Aroma y resaca

Pero, ¿a qué sabe el singani?

“Es un brandy sin añejamiento, tal vez como un pisco aromático. Lo interesante que tiene es el bouquet, un aroma cítrico y dulzón”, le dice a BBC Mundo Pedro Moscoso, cofundador de la Asociación Boliviana de Bartenders y un reconocido experto nacional en cócteles.

La particularidad del licor radica en que está hecho de una sola variedad de uva,la blanca de moscatel de Alejandría, cultivada en una región específica del departamento de Tarija en Bolivia, y a una elevación de entre 1.800 y 2.200 metros sobre el nivel del mar.

“Por efecto de la altura, la uva cambia sus características. Sus sabores son más fuertes”, asegura Moscoso.

Aunque, otros advierten, es legendario el “chaqui” (resaca) que puede producir este licor al día siguiente, según asegura el periodista boliviano de BBC Mundo, Boris Miranda.

“Por eso yo prefiero tomarlo puro”, afirmó.

Enamoramiento

Pero, ¿llegarán a enamorarse masivamente los estadounidenses del singani, como hace años lo hicieron del tequila?

Jonathan Bratwaithe, de Singani 63, dice que las cifras de ventas del licor en Estados Unidos son reservadas, pero asegura que están avanzando bien.

“Lo estamos llevando a algunos de los bares más famosos del mundo. Nos dicen que les impresiona la versatilidad del licor. En el Clover Club de Brooklyn en Nueva York, por ejemplo, hicieron un Martini con él”.

Otros se preguntan qué tanto se beneficiarán los bolivianos comunes y corrientes de la creciente popularidad de su bebida nacional entre los ricos y famosos.

El singani, que se vende a cerca de US$11 la botella en Bolivia, según Moscoso, puede costar US$29 en Estados Unidos.

Las fábricas productoras del licor son todas bolivianas.

Más aún, puntualiza Moscoso, esas grandes firmas compran parte de las uvas que usan a campesinos de Tarija, expandiendo los beneficios a los pequeños cultivadores.

Y hay otros beneficios más intangibles, que tienen que ver con el orgullo nacional.

Moscoso dice que a medida que crece la fama del producto en el extranjero, se revaloriza en Bolivia.

“Los bolivianos se estan enamorando de Bolivia de nuevo”, asegura.