Muchos recordaron este jueves una de las frases de campaña del entonces candidato, ahora presidente de Estados Unidos, Donald Trump: “Machacaré a EI a base de bombas”.
Estados Unidos lanzó su bomba no nuclear más potente, la GBU-43/B, sobre una región de Afganistán en la que habitualmente se esconde el autodenominado Estado Islámico (EI).
El Pentágono informó que el ataque se realizó “para minimizar los riesgos de las fuerzas afganas y estadounidenses que ejecutaban operaciones de limpieza en el área, al tiempo que se maximizaba la destrucción de combatientes e infraestructura de EI”.
En este contexto, la BBC examina cuál es la amenaza que supone el grupo radical en este país y en la región.
¿Cuánto territorio ha conseguido Estado Islámico en Afganistán?
Estado Islámico anunció la creación de su rama Khorasan -antiguo nombre para Afganistán y las zonas de alrededor- en enero de 2015.
Fue la primera vez que EI se expandió de forma oficial fuera del mundo árabe.
En pocas semanas, el grupo apareció en al menos cinco provincias afganas en un intento de establecer parcelas de territorio desde las cuales expandirse.
Fue el primer grupo insurgente en desafiar directamente el dominio del Talibán sobre la comunidad local.
Su principal objetivo era expulsar a los militantes talibanes de la zona y también aspiraba a expulsar a al Qaeda (aliado del Talibán) de la zona fronteriza entre Afganistán y Pakistán, o reclutar a sus combatientes.
Aun así, pese a los esfuerzos para insuflar energías a sus agotados militantes, EI tuvo problemas para construir una base política amplia y recibir el apoyo local que esperaba en Afganistán.
En su lugar, se granjeó la enemistad de casi todos, incluido el Talibán.
En la primera mitad de 2015, EI logró hacerse con grandes parcelas de territorio en la provincia oriental de Nangarhar, donde se ha centrado el ataque de este jueves.
El grupo estableció allí la capital de facto, principalmente por dos razones: su cercanía a las áreas tribales de Pakistán, hogar de los líderes de la rama Khorasan de EI, y la presencia de personas que siguen una interpretación similar salafi/wahabi del islam.
EI intentaba así además poner el pie en el norte de Afganistán, donde aspira a vincularse con militantes de Asia central, chechenos y uzgures chinos.
Pero ha sido ampliamente eliminado del sur y oeste de Afganistán por el Talibán y por acciones militares dirigidas por las fuerzas afganas, de EE.UU. y la OTAN.
También ha perdido territorio en el este de Afganistán en los últimos meses.
EI todavía controla algunas partes de las provincias de Nangarhar y Kunar, donde planifica ataques y entrena a combatientes.
Se han identificado grupúsculos de EI en Zabul y Ghazni, así como en algunas provincias del norte.
¿Cuántos combatientes tiene EI?
Desde su aparición en Afganistán, EI ha perdido cientos de militantes en ataques aéreos de Estados Unidos y combates sobre el terreno con el ejército afgano.
Mientras tanto, varios cientos de combatientes han muerto en choques con el Talibán.
Cerca de una docena de líderes de la rama Khorasan, incluido el fundador Hafiz Saeed Khan, antiguo comandante del Talibán paquistaní, y sus subalternos han muerto en Afganistán, la mayoría por ataques con drones estadounidenses.
Los cálculos sobre la fuerza numérica de EI en Afganistán oscilan entre los 1.000 y 5.000 miembros, según la fuente que se consulte.
El general estadounidense John Nicholson, comandante jefe de las tropas de EE.UU. y la OTAN en Afganistán, calcula que hay entre 1.000 y 1.500 combatientes de EI en ese país.
Nicholson dice que la cifra se ha reducido a la mitad gracias a las operaciones militares del último año.
El general añade que alrededor del 70% de estos combatientes proceden del Talibán paquistaní, algunos de los cuales se trasladaron a Afganistán después de que el ejército paquistaní lanzara una operación en la zona tribal de Waziristán Norte en 2014.
Pero las autoridades afganas insisten en que el 80% de los militantes de EI son paquistaníes.
Los otros miembros eran parte del Movimiento Islamista de Uzbekistán (MIU), un grupo que se centra en países de Asia central, y antiguos talibanes afganos o nuevos militantes, dicen.
Hasta ahora, EI ha sobrevivido a la ofensiva y parece que el grupo está atrayendo nuevos miembros para sustituir a los que han fallecido.
¿Cuáles son sus tácticas?
Tras perder territorio, el grupo Khorasan de EI está emulando a sus socios de Medio Oriente recurriendo a tácticas de guerrilla como ataques suicidas, asesinatos con un objetivo y el uso de explosivos improvisados (conocidos comúnmente por las siglas IED en inglés).
EI reivindicó la autoría de los recientes ataques más mortales en Afganistán, varios de ellos en la capital del país, Kabul.
En julio de 2016, un ataque suicida en una marcha en Kabul mató al menos a 80 personas.
Tres meses después, dos ataques similares durante el festival religioso de Ashura se cobró unas 30 vidas y en noviembre de 2016 un ataque contra una mezquita de Kabul mató a más de 30 personas.
Todos estos ataques tuvieron como objetivo musulmanes chiítas, que son minoría en el país.
EI también asumió la responsabilidad de ataques en otros lugares del país y ha matado civiles, incluidos ancianos tribales y académicos religiosos que se oponen a su ideología extrema y a sus brutales tácticas.
Los cálculos sobre la fuerza numérica de EI en Afganistán oscilan entre los 1.000 y 5.000 miembros, según la fuente que se consulte.
El general estadounidense John Nicholson, comandante jefe de las tropas de EE.UU. y la OTAN en Afganistán, calcula que hay entre 1.000 y 1.500 combatientes de EI en ese país.
Nicholson dice que la cifra se ha reducido a la mitad gracias a las operaciones militares del último año.
El general añade que alrededor del 70% de estos combatientes proceden del Talibán paquistaní, algunos de los cuales se trasladaron a Afganistán después de que el ejército paquistaní lanzara una operación en la zona tribal de Waziristán Norte en 2014.
Pero las autoridades afganas insisten en que el 80% de los militantes de EI son paquistaníes.
Los otros miembros eran parte del Movimiento Islamista de Uzbekistán (MIU), un grupo que se centra en países de Asia central, y antiguos talibanes afganos o nuevos militantes, dicen.
Hasta ahora, EI ha sobrevivido a la ofensiva y parece que el grupo está atrayendo nuevos miembros para sustituir a los que han fallecido.
¿Cuáles son sus tácticas?
Tras perder territorio, el grupo Khorasan de EI está emulando a sus socios de Medio Oriente recurriendo a tácticas de guerrilla como ataques suicidas, asesinatos con un objetivo y el uso de explosivos improvisados (conocidos comúnmente por las siglas IED en inglés).
EI reivindicó la autoría de los recientes ataques más mortales en Afganistán, varios de ellos en la capital del país, Kabul.
En julio de 2016, un ataque suicida en una marcha en Kabul mató al menos a 80 personas.
Tres meses después, dos ataques similares durante el festival religioso de Ashura se cobró unas 30 vidas y en noviembre de 2016 un ataque contra una mezquita de Kabul mató a más de 30 personas.
Todos estos ataques tuvieron como objetivo musulmanes chiítas, que son minoría en el país.
EI también asumió la responsabilidad de ataques en otros lugares del país y ha matado civiles, incluidos ancianos tribales y académicos religiosos que se oponen a su ideología extrema y a sus brutales tácticas.
¿Por qué EI ataca a chiítas?
EI también ha realizado ataques en Pakistán, donde se apoya principalmente en ciertos grupos sectarios antichiítas.
El primer gran ataque en Pakistán que se atribuyó EI ocurrió en mayo de 2015 cuando unos 40 chiítas murieron en un ataque armado en un autobús en la ciudad más grande del país, Karachi.
El pasado 16 de febrero, EI dijo que había lanzado un ataque contra el santuario sufí Lal Shahbaz Qalandar en la ciudad de Sehwan en la provincia de Sindh.
Según la policía, hubo 90 muertos,
El conflicto en Afganistán perdura desde hace unas cuatro décadas pero el país se ha mantenido relativamente inmune a la violencia sectaria que ha sacudido otras naciones de la región.
Sin embargo, EI aspira a convertir el conflicto en Afganistán en una guerra sectaria entre sunitas (mayoría) y chiítas, al igual que lo ha intentado en Siria e Irak.
EI, que profesa una versión más austera del islam sunita, considera apóstatas a los chiítas.
Aunque EI también ha matado a muchos de sus oponentes sunitas, ha formulado claros objetivos sectarios en varios de sus ataques.
Para justificar el ataque de julio de 2016 contra una marcha chiíta en Kabul, EI dijo que era una venganza por las acciones de chiítas hazaras afganos que fueron a Siria para luchar del lado del gobierno del presidente sirio Bashar al Asad, chiíta alauita, contra EI.
¿Cómo ven las potencias regionales a EI?
El futuro de EI en Afganistán y Pakistán está de muchas maneras vinculado al destino de EI en Siria e Irak.
Autoridades militares afganas y occidentales confirman que el grupo tiene lazos financieros y está en comunicación con el liderazgo principal de EI.
También tiene contacto con células de EI que operan en países del sur y el centro de Asia.
Hasta ahora, EI no ha sido capaz en esta región de llevar a cabo ataques fuera de Afganistán y Pakistán. Pero el grupo tiene muchos simpatizantes en la zona.
Adicionalmente, miles de voluntarios de nueve países de Asia del sur y central -Afganistán, Bangladesh, India, Kazajstán, Kirguizistán, Pakistán, Tayikistán, Turkmenistán y Uzbekistán- han viajado a Siria e Irak para unirse a las filas de EI.
Han sido entrenados y radicalizados allí.
El retorno de estos militantes supondrá una nueva amenaza y puede reforzar la existente infraestructura de EI en la región.
Estos desarrollos complican aun más el conflicto en Afganistán y suponen un riesgo de largo plazo para la estabilidad regional.
Potencias regionales como Rusia, China e Irán están preocupadas por la amenaza que supone EI para su seguridad interna.
Estos países han establecido contacto con el Talibán afgano, que lucha contra EI, para protegerse del peligro.
Pero la desconfianza mutua impide que los actores regionales alcancen un consenso para poner fin al conflicto en Afganistán.