Una verdadera crisis: la dimisión de los líderes militares de Brasil plantea incertidumbre para Bolsonaro
La repentina salida de los líderes militares se produjo un día después de que el presidente Jair Bolsonaro despidiera a su ministro de Defensa y reorganizara su gabinete.
RÍO DE JANEIRO – Los tres comandantes de las fuerzas armadas de Brasil dimitieron el martes 30 de marzo, un día después de que el presidente Jair Bolsonaro despidiera a su ministro de Defensa como parte de una amplia reorganización del gabinete.
La salida de los líderes militares sucedió luego de que el lunes se reemplazó de manera inesperada a otros cinco miembros del gabinete, lo cual impulsó los rumores en la capital sobre una ruptura en la relación entre el presidente y el ejército del país, que ha jugado un papel central en el gobierno de Bolsonaro.
“La destitución de los jefes del Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea después del repentino cambio de liderazgo en el Ministerio de Defensa no tiene precedentes desde que se restableció la democracia”, dijo el legislador Rodrigo de Castro, en un comunicado. “Revela una verdadera crisis entre el ejército y el gobierno”.
La turbulencia política en Brasilia sucede mientras el gobierno enfrenta críticas fulminantes, que incluyen pedidos de destitución de Bolsonaro, por su arrogante y caótico manejo de la pandemia de COVID-19, que ha ocasionado el fallecimiento de más de 313.000 brasileños. El aumento de los contagios abruma a los hospitales de todo el país haciendo que muchos pacientes mueran, mientras esperan por una cama.
Bolsonaro, un capitán retirado del Ejército, les ha otorgado a los militares un papel de liderazgo en la política y la formulación de políticas en Brasil, confiando a sus líderes las mayores cuotas de poder que han tenido desde que terminó la dictadura militar del país a mediados de la década de 1980. Eligió a un general retirado del ejército como compañero de fórmula y designó a los principales líderes militares para que se encargaran de decenas de funciones gubernamentales de alto nivel que normalmente son desempeñadas por personas civiles.
Los generales retirados y los analistas militares en Brasil intentan entender los cambios de esta semana, que ni el presidente ni los comandantes salientes explicaron.
“No tiene sentido desde el punto de vista político o administrativo”, dijo Carlos Alberto dos Santos Cruz, un general retirado del Ejército que ocupó un cargo de alto nivel en el gobierno de Bolsonaro hasta junio de 2019. “Debe haber una explicación de por qué sucedió esto, de lo contrario, proyecta desprecio por las personas y los roles”.
Mariana Kalil, profesora de geopolítica en la Escuela Nacional de Guerra de Brasil, dijo que el mandatario parecía gozar de un apoyo más fuerte en los escalones inferiores del ejército que entre los altos mandos. Afirma que es posible que los jefes hayan cortado sus lazos con un presidente políticamente asediado para enviar un mensaje claro de que las fuerzas armadas no cumplirían sus órdenes políticas.
“Siempre ha existido la hipótesis de que un comandante militar respalda políticas gubernamentales más represivas, cosas que están fuera de los límites de la ley”, dijo Kalil. Pero la experta asegura que los líderes militares brasileños han sido una fuerza “moderadora” en un gobierno liderado por un presidente temerario y combativo que ha convertido a muchos de sus aliados en enemigos.
El senador Tasso Jereissati, una figura destacada de la oposición, dijo que aunque Bolsonaro se ha enzarzado con el Congreso y enfrenta el escrutinio de los tribunales, “siempre ha insinuado que las fuerzas armadas lo respaldan”.
Como el presidente ha entablado nuevas peleas con otros funcionarios electos por los cierres propuestos, es posible que los líderes militares hayan decidido abandonar el barco en vez de ser vistos como cómplices de un ruinoso manejo de la pandemia, dijo el senador Jereissati.
“Estamos pagando el precio de haber elegido a un individuo que no está preparado para ese cargo, alguien que es grosero y desquiciado”, dijo.
Desde que asumió la presidencia en enero de 2019, Bolsonaro ha otorgado a los líderes militares un poder tremendo en las agencias gubernamentales y, al hacerlo, ha vinculado sus reputaciones a la suya. Pero los líderes militares han fallado en las misiones centrales que les dio Bolsonaro, incluida la supervisión de la respuesta a la pandemia y el control de la deforestación en la Amazonía.
Según los analistas, la relación del presidente con su vicepresidente, el general retirado Hamilton Mourão, y con el general Fernando Azevedo e Silva, ministro de Defensa saliente, se ha vuelto tensa en las últimas semanas, a medida que empeora la crisis del coronavirus en el país.
La semana pasada, el presidente remplazó a su ministro de Salud, Eduardo Pazuello, un general que no logró liderar una respuesta integral a la pandemia ni negoció la compra de las cantidades necesarias de vacunas contra la COVID-19.
En su carta de renuncia, el general Azevedo e Silva dijo que había intentado “preservar a las Fuerzas Armadas como una institución del Estado”. Esa frase parece transmitir la idea de que Bolsonaro trató de politizar a las fuerzas armadas.
La renuncia de los tres comandantes militares: el general Edson Pujol del Ejército; el teniente brigadier Antonio Carlos Moretti Bermudez de la Fuerza Aérea; y el almirante Ilques Barbosa Junior de la Armada fue anunciada en un breve comunicado emitido por el Ministerio de Defensa. Las razones de esa decisión no fueron divulgadas.
Los cambios de gabinete del lunes incluyeron la salida del ministro de Relaciones Exteriores, Ernesto Araújo, un conservador de línea dura que se peleó con el gobierno de China, el principal socio comercial de Brasil y el principal proveedor de las vacunas actualmente disponibles para Brasil.
Los legisladores criticaron a Araújo por la incapacidad del país para asegurar el acceso a una gran cantidad de vacunas contra la COVID-19.
Bolsonaro también remplazó a su ministro de Justicia, su jefe de gabinete y el abogado que representa al poder ejecutivo en los casos ante el Supremo Tribunal Federal.
El diputado Vitor Hugo de Araújo Almeida, un legislador cercano al presidente, le restó importancia a los cambios.
“Estamos atravesando una pandemia, por lo que todos los esfuerzos deben centrarse en salvar vidas y salvar puestos de trabajo”, dijo. “Creo que es natural que haga cambios”.
Estos cambios se producen mientras Bolsonaro comienza a sentar las bases para su candidatura a la reelección en los comicios del próximo año. Pero ha sembrado dudas sobre la legitimidad del sistema electoral, lo que ha hecho que sus críticos planteen la posibilidad de que intente mantenerse en el poder si pierde.
Amy Erica Smith, profesora de Ciencias Políticas en la Universidad Estatal de Iowa y especialista en temas de Brasil, dijo que el presidente podría tratar de nombrar a personas leales en los puestos militares más importantes.
“Si Bolsonaro aprovecha esta oportunidad estratégicamente y juega bien sus cartas, podría remplazar a los jefes de las tres ramas con hombres que estarían dispuestos a seguir adelante con sus proyectos políticos”, dijo.
Pero dijo que puede ser difícil encontrar líderes militares dispuestos a unirse a un presidente que ha alienado a gran parte del establecimiento político.
“El ejército brasileño no está ansioso por apoyar a un presidente impopular que enfrenta a un gran número de otros líderes electos”, dijo Smith.
Ernesto Londoño reportó desde Río de Janeiro y Letícia Casado desde Brasilia.
Ernesto Londoño es el jefe de la oficina de Brasil, con sede en Río de Janeiro. Antes fue miembro del Consejo Editorial y, antes de unirse al Times en 2014, reportó para The Washington Post. @londonoe • Facebook