¿Te preocupa la variante Delta? Las investigaciones muestran que las vacunas son eficaces contra ella

Carl Zimmer | The New York Times
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Vacuna Pfizer

Israel informó que la vacuna de Pfizer tenía una efectividad del 64 por ciento contra la variante Delta. Otras investigaciones sugieren una tasa más alta.

A medida que la variante Delta se propaga por el mundo, los investigadores están rastreando cuán bien las vacunas nos protegen contra ella y han conseguido respuestas diferentes.

En el Reino Unido, los investigadores informaron en mayo que dos dosis de la vacuna Pfizer-BioNTech tenían una efectividad del 88 por ciento en la protección contra la enfermedad sintomática de Delta. En junio, un estudio realizado en Escocia concluyó que la vacuna tenía un 79 por ciento de efectividad contra la variante. El sábado, un equipo de investigadores de Canadá calculó que su efectividad era del 87 por ciento.

Y el lunes, el Ministerio de Salud de Israel anunció que la efectividad de la vacuna Pfizer-BioNTech fue del 64 por ciento contra todas las infecciones por coronavirus, frente al 95 por ciento de mayo, antes de que la variante Delta comenzara su ascenso hacia el dominio casi total en Israel.

Aunque el rango de estos números puede parecer confuso, los expertos en vacunas dicen que era de esperarse, porque es difícil que un solo estudio determine con precisión la efectividad de una vacuna.

“Simplemente tenemos que tomarlo como pequeñas piezas de un rompecabezas, y no poner demasiado peso en ningún número”, dijo Natalie Dean, bioestadística de la Universidad de Emory.

En los ensayos clínicos, es (relativamente) fácil medir qué tan bien funcionan las vacunas. Los investigadores asignan al azar a miles de voluntarios para recibir una vacuna o un placebo. Si el grupo vacunado tiene un riesgo menor de enfermarse, los científicos pueden estar seguros de que la vacuna es lo que los protegió.

Pero cuando las vacunas llegan al mundo real, se vuelve mucho más difícil medir su efectividad. Los científicos ya no pueden controlar quién recibe una vacuna y quién no. Si comparan un grupo de personas vacunadas con un grupo de personas no vacunadas, otras diferencias entre los grupos podrían influir en sus riesgos de enfermarse.

Es posible, por ejemplo, que las personas que eligen no vacunarse tengan más probabilidades de experimentar situaciones en las que podrían exponerse al virus. Por otro lado, las personas mayores pueden tener más probabilidades de ser vacunadas, pero también tienen más dificultades para defenderse de una variante agresiva. O un brote puede afectar una parte de un país donde la mayoría de las personas están vacunadas, dejando ilesas a las regiones poco vacunadas.

Una manera de descartar estas explicaciones alternativas es comparar a cada persona vacunada en un estudio con una contraparte que no recibió la vacuna. A menudo, los investigadores hacen todo lo posible para encontrar una pareja no vacunada, buscando personas que tengan la misma edad y salud. Incluso pueden emparejar personas dentro del mismo vecindario.

“Se necesita un gran esfuerzo”, dijo Marc Lipsitch, epidemiólogo de la Escuela de Salud Pública T. H. Chan de la Universidad de Harvard.

Para su nuevo estudio, el Ministerio de Salud de Israel no hizo todo lo posible para descartar otros factores. “Me temo que el análisis actual del Ministerio de Salud israelí no se puede utilizar para evaluarlo de manera segura, de una forma u otra”, escribió Uri Shalit, profesor del Instituto de Tecnología de Israel, en su cuenta de Twitter.

Las cifras de Israel también podrían ser diferentes debido a las personas que se están haciendo las pruebas. Gran parte del país está vacunado. Pero durante los picos de nuevas infecciones locales, el gobierno exige que cualquier persona, con síntomas o no, que entró en contacto con una persona diagnosticada con COVID-19 se haga pruebas. En otros países, es más común que las personas se sometan a exámenes de detección porque ya se sienten enfermas. Esto podría significar que Israel está detectando más casos asintomáticos en personas vacunadas que en otros lugares, lo que reduce la tasa de efectividad reportada.

Por fortuna, hasta ahora todos los estudios coinciden en que la mayoría de las vacunas contra la COVID-19 son muy efectivas para evitar que las personas sean hospitalizadas y, en general, protegen contra la variante Delta. El Ministerio de Salud de Israel estimó que la vacuna Pfizer-BioNTech es aproximadamente un 93 por ciento efectiva para prevenir enfermedades graves y hospitalizaciones.

“Sus implicaciones generales son consistentes: la protección contra las complicaciones graves sigue siendo muy alta”, dijo Naor Bar-Zeev, profesor asociado de la Escuela de Salud Pública Johns Hopkins-Bloomberg.

Como los estudios de efectividad son tan complicados, se necesitará más trabajo para determinar qué tan grande es la amenaza que Delta representa para las vacunas. Lipsitch dijo que se necesitarían estudios de más países.

“Si hay cinco estudios con un resultado y una investigación con otra conclusión, creo que se puede concluir que es más probable que los cinco primeros sean más correctos”, dijo Lipsitch.

Carl Zimmer escribe la columna Matter. Es autor de catorce libros, incluido Life’s Edge: The Search For What It Means To Be Alive. @carlzimmer • Facebook