El cine boliviano, un tópico escabroso

Por Reyna Isabel Tapia Aranda
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Cine boliviano

Nelson Martínez, Rodrigo Patiño y Juan Pablo Piñeiro, docentes de la carrera de Cine e importantes personalidades del séptimo arte, hablaron con la Revista dat0s sobre la situación actual del cine, la Ley de Cine Nº 1134, la posibilidad de hacer Cine Industrial en el país y además, mencionaron importantes aspectos sobre los futuros profesionales en Cinematografía.

El contexto del cine boliviano es lamentable, afirma el Licenciado Nelson Martínez Espinoza, porque en el resto de países de América Latina se constituyeron políticas a la cinematografía y a la producción audiovisual como una forma de producción económica a nivel cultural. El pedagogo señala que en algunos países como Argentina o Brasil, la cinematografía es uno de los pilares económicos más importantes, porque la cinematografía no es simplemente la satisfacción de hacer una película, ya que involucra la posibilidad de crear contenidos que puedan ser consumidos a nivel nacional e internacional.

“En el caso de Bolivia, por el nivel de población que tenemos, difícilmente podremos cubrir costos de producción del mercado local, por lo que se debe llegar al mercado internacional a través de nuestras propias cualidades y características culturales. En el mundo el mercado de consumo de contenidos audiovisuales es gigantesco, tanto para salas de cine, como para la televisión o plataformas por Streaming (cualquier contenido de medios, ya sea en vivo o grabado, que se puede disfrutar en computadoras y aparatos móviles a través de Internet y en tiempo real) como existe hoy en día y se han popularizado de manera acelerada a propósito de la pandemia”, afirmó Nelson Martínez.

“El cine boliviano precisa fomentos y fondos. Todos los países de la región cuentan con fondos estatales para desarrollo, producción y post. Acá estamos a la espera de que salga el reglamento de la ley del cine para activar nuestro fondo estatal. Bolivia precisa reconocer que la producción de cine genera empleo, activa la economía naranja, promueve el turismo y sobre todo que el cine es identidad. Contar nuestras historias nos hace más fuertes y más bolivianos. Las co-producciones con otros países son alternativas para producir películas, también la inversión privada. Pero la mejor solución para hacer cine cuando no hay mucho dinero es la creatividad”, comentó Juan Pablo Piñeiro.

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¿Qué pasó con el fondo para el cine? – LEY DEL CINE Nº 1134

La Ley del Cine, al momento de ser creada, se le asignó 7 millones de bolivianos como base para el fomento a la cinematografía, que fueron anunciados en la promulgación de la ley por el entonces presidente, Evo Morales. Ese recurso formaba parte del Programa de Iniciativas Urbanas (PIU), entorno al cual ya había aproximadamente 5 millones de dólares únicamente para la cinematografía, no se logró aplicar en su totalidad, por los conflictos que hubo en diciembre de 2019, bajo el Gobierno transitorio de Añez.

“En el último Gobierno de la ministra es donde ese fondo destinado a la cinematografía termina siendo transferido a no sabemos qué otra instancia del Gobierno, porque prácticamente el fondo es eliminado en ese periodo. Entonces el cine que partía con un importante impulso a nivel del Estado tiene un aterrizaje forzoso”, según Martínez.

Ahora bien, la ley establece otras formas de fomento a la cinematografía como es la tasa del 3% aplicada al consumo de cinematografía extranjera en territorio boliviano a través de las salas de cine. Ese 3%, que es el menor de las tasas impuestas en la cinematografía en América Latina; la media es de 10% y está destinado a recaudar fondos a través del consumo de cine internacional en salas.

El docente Nelson Martínez sigue: “Hasta el día de hoy, luego de la promulgación de la ley del cine, no se tiene un reglamento, está aún en evaluación en la UDAPE, respecto a las características de ese fondo, y una vez que la reglamentación sea promulgada por un decreto supremo (recién) se podrá poner en practica ya de manera integral, el proyecto de la ley del cine, y desde ese momento se iniciará un proceso de captación de fondos para el fomento cinematográfico”.

El concepto de la ley del cine está orientado, no solamente a los fondos monetarios, sino también a impulsar a los productores bolivianos para que empiecen a desarrollar conexión con otros productores de América Latina; y desarrollar co-producciones y lograr varias colaboraciones de obras cinematográficas.

Cine boliviano

¿Es posible pensar en hacer industria con la cinematografía en Bolivia?

La industria cinematográfica o economía del cine se refiere a todas las ramas económicas de la producción y distribución de películas en el cine o la televisión. Este modelo económico se mueve con base en las empresas productoras o distribuidoras de los trabajos cinematográficos. Actualmente, la industria cinematográfica más antigua, rentable y grande es Hollywood. Entre las principales compañías más exitosas están el Metro-Goldwyn-Mayer, Paramount Pictures, 20th Century Fox y AMC.

Sin embargo, tal como lo afirma el docente de la carrera de Cine, Nelson Martínez, en la historia de la cinematografía boliviana aún no se ha podido implementar un Cine de Industria.

“Eso no se ha dado en Bolivia. En pocos países de América Latina se ha logrado implementar la lógica de industria; en la que una película logra cubrir sus costos de producción gracias al consumo de estas películas en las salas de cine, y que además logre generar recursos para producir un nuevo proyecto cinematográfico. Entonces, la fórmula de crear industria en la cinematografía en Bolivia no es la correcta ni adecuada, involucra muchos recursos de arte, del estado, muchos años para generar esas condiciones en el mercado”, afirmó Martínez.

El también docente, Rodrigo o “Gory” Patiño, indica al respecto que, pensar en el cine como industria es complejo, ya que todo ello significa un aparato muy grande de profesionales, circuitos de distribución, marketing, etc. “Es difícil por la cantidad de población que tenemos; la producción nacional es muy poco valorada por miles de razones, eso hace que sea mucho más difícil el que sea factible o rentable generar una gran cantidad de películas como se quisiera. Ahora de todas maneras siempre se puede apuntar a ir perfeccionando el trabajo, por ejemplo, con el Programa de Intervenciones Urbanas, se ha logrado que varias películas se filmen y eso hace que de alguna manera se produzca una lógica industrial, pero creo que todavía estamos muy lejos”, comentó Patiño.

Por su lado, Juan Pablo Piñeiro confirma lo previamente señalado al asegurar que no hay Industria de Cine en Bolivia debido a que en el país no se tiene estudios de producción de cine, ni tampoco una producción televisiva de series o novelas constantes. “Nuestros proyectos son independientes en su mayoría y postproducciones. Hace mucho tiempo que no tenemos blockbusters (éxito en taquillas) bolivianos. Ojalá que con el boom de estrenos de películas nacionales el próximo año genere más público. No es necesario imitar un cine industrial o comercial con fórmulas de afuera, la fortaleza del cine boliviano radica en nuestra identidad. Tenemos historias únicas y una cultura nacional muy rica”, acotó Piñeiro.

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Acerca de los entrevistados

Nelson Martínez Espinoza, es Facilitador del área de Cine en la Escuela Municipal de Artes de El Alto, docente universitario en la Universidad Mayor de San Andrés de las materias de Taller de Televisión y Seminario de Cine, director y guionista del documental “Harrington 730” con experiencia en el campo de la producción en televisión y cine.

Juan Pablo Piñeiro Pinelo, es escritor, guionista y productor de cine. Nació en 1979, en la ciudad de La Paz. Publicó las novelas “Cuando Sara Chura despierte” (2003), “Illimani púrpura” (2010) y “Manubiduyepe” (2020), y el libro de cuentos “Serenata cósmica” (2013). Su primera novela cuenta con más de siete ediciones y fue publicada en Argentina y Francia, además de ser elegida entre las 200 obras que conforman la Biblioteca del Bicentenario de Bolivia. Guionista de la película “Sena Quina”(2005) de Paolo Agazzi. Guionista y productor de la película “Hospital Obrero”(2009) de Germán Monje. Productor en línea de la película “Viejo Calavera”(2016) de Kiro Russo. Guionista y productor de la película “Sirena” (2019) de Carlos Piñeiro. Director de Producción de “El gran movimiento” (2021) de Kiro Russo. Docente de guión del Programa de cine y producción audiovisual de la UMSA.

Rodrigo Patiño, actor, escritor y director boliviano, Rodrigo “Gory” Patiño, nació en 1975, estudió una maestría en cine y televisión en la Universidad Chapman en California. Durante sus estudios estrenó su cortometraje Fine Line (2003) que ganó el Premio a la Mejor Película de Posgrado, y Patiño obtuvo el Premio al Mejor Director. Años después, Gory regresó a Bolivia y coescribió y dirigió La Entrega (2018), una serie de televisión de 10 episodios sobre la trata de personas. Además, coescribió y dirigió el largometraje Muralla (2018), el cual fue seleccionado como la selección boliviana para los Oscar 2019. Recientemente, co-escribió y codirigió su siguiente cinta, Pseudo (2020). Actualmente es Docente del Programa de cine y producción audiovisual de la UMSA.

 

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