Festival de Venecia: “La fuerza del cine latinoamericano es evidente”

El País
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Lorenzo vigas director de cine venezolano

El director de cine Lorenzo Vigas es un artista venezolano que reside en México desde hace 20 años y que en 2015 se convirtió en el primer latinoamericano en ganar el León de Oro en el festival de cine de Venecia, el premio más importante del evento, con su película Desde Allá. Seis años después, su nueva película, titulada La Caja, es una de las 21 que acaban de ser seleccionadas una vez más para competir por el mismo premio.

“Yo soy como muy obsesivo y tenía una gran presión, obviamente, por haber ganado el León de Oro”, dijo Vigas a EL PAÍS sobre su nueva película, que filmó entre 2019 y 2020. “Teníamos mucho material, filmamos por bastantes semanas, y me llevó bastante tiempo editarla. Pero cuando la veo, ahora, creo que valió la pena este largo proceso.”

La Caja, al igual que Desde Allá, se enfoca en una temática que ha sido central en su obra: la paternidad. En Desde Allá, que seguía la relación amorosa de dos hombres en Caracas, un joven pandillero y un dentista, la gran pregunta que rondaba constantemente era cómo afecta la psiquis de los hombres el haber crecido con padres abusadores. “¿Tu papá está muerto?”, le pregunta el chico al mayor en un momento. “No”, le responde. “Pero me gustaría que lo estuviera”.

La Caja es una de cuatro películas de directores latinoamericanos que fueron nominadas este año. Las otras son: Spencer, del chileno Pablo Larraín, que se enfoca en la vida de Lady Di; Competencia Oficial de los argentinos Mariano Cohn y Gastón Duprat, donde actúan Penélope Cruz y Antonio Banderas; y Sundown del mexicano Michel Franco, cuya película Nuevo Orden fue también premiada el año pasado en Venecia. “La fuerza del cine latinoamericano es evidente”, dice Vigas sobre las nominaciones. “Cuatro películas que en la competencia es una prueba más de que tenemos una capacidad de contar historias que le interesan mucho al resto del mundo”. Con La Caja, el director venezolano filma en México por primera vez un largometraje. EL PAÍS lo entrevistó sobre su nueva obra.

Pregunta. ¿En qué está inspirada esta nueva película?

Respuesta. El corazón de la película es un poco el tema que yo vengo desarrollando desde hace un tiempo, que es el tema de la paternidad. Aquí se trata de un niño del DF que se va al norte de México a buscar a su papá, que cree muerto, y le entregan una caja con huesos. Pero de pronto ve un hombre que es idéntico a su papá, caminando por la calle, y va y le dice que él es su papá. Pero este hombre lo niega. Este hombre le dice que está equivocado, que está confundido. ¿Este hombre le está mintiendo porque está ocultando algo? ¿O es que el niño en realidad está aferrado y se va a agarrar de cualquier persona por esa necesidad tan grande que tiene de tener un padre que no tuvo?

Esa es la pregunta de la película, qué estamos dispuestos a hacer por un padre, por una familia. Qué estamos dispuestos a hacer por pertenecer en un país que es matriarcal, pero donde la presencia o la carencia del padre en el seno de las familias determina a veces el resto de tu vida. Muchas veces todo en lo que nos convertimos depende mucho de cómo fue esa relación con nuestro padre, o esa no relación con él.

P. Usted también ha sido director de documentales que tratan la paternidad– Los elefantes nunca olvidan y El Vendedor de Orquídeas. ¿La película busca también documentar la tragedia de los miles de desaparecidos y sus hijos en México?

R. Yo llegué aquí a México hace 20 años, y ya soy mexicano, a pesar de que no nací aquí. Toda mi obra la he desarrollado desde México. Yo llegué con la ilusión de convertirme en un director de cine, yo no había hecho nada antes, y es aquí donde yo aprendo a hacer películas, donde me convierto en director. En ese sentido, para mí esta película es un regalo que yo le hago a este país que me fue tan generoso y donde yo me formé como director. Yo sentía que mi carrera no estaba completa sin hacer una película aquí.

Y desde que llegué, uno es sensible y naturalmente los temas del país te van afectando. Tanto el tema de la paternidad, que es un tema que no es solamente de México, sino del resto de Latinoamérica. Pero ese tema en México es muy fuerte, el tema de la paternidad, y el tema de la gente desaparecida. Entonces escribiendo el guion estos temas salieron naturalmente. Mi intención no era hacer un estudio sobre los desaparecidos. Mi intensión sí era contar la historia de este niño en busca de esta figura paterna.

P. En este tema de la paternidad, ¿En qué se diferencia el ángulo en La Caja frente a sus otras obras?

R. Acá es un poco más las consecuencias de la carencia del padre. Si bien en las películas anteriores también se ven las consecuencias de esa carencia, aquí un poco es llevarlo al extremo. ¿Qué estarías dispuesto a hacer por conservar una familia y por tener un padre que no tuviste? ¿Hasta dónde podrías llegar? ¿O te lo podrías inventar y aferrarte a eso? ¿Y qué consecuencias puede traer eso? Me meto más profundamente en las consecuencias que eso puede tener en un niño de 13 años.

P. Cuéntenos un poco sobre la producción. ¿Dónde y cómo fue filmada?

R. Yo sabía que iba a ser en el norte de México, pero no sabía dónde. Empecé a recorrer todo el norte de la República, y llegué a Chihuahua, y ahí dije ‘bueno, tiene que ser aquí’. Por la belleza abrumadora del entorno y ese contraste entre lo bello y lo terrible que es la realidad allí. Ese contraste me parecía muy interesante para la película, porque el niño viene cargado de emociones muy fuertes, llega a un entorno donde hay una realidad muy fuerte, pero hay un contraste visual de un ambiente que es realmente espectacular.

Visualmente, además, yo quise filmar en 35 milímetros, que fue un gran esfuerzo porque ahora casi nada se hace así en cine, todo se hace en video. La película está hecha en 35 milímetros justamente para tratar de realmente sentir de la forma más orgánica posible. El 35 sigue siendo lo que más se parece al ojo humano, porque a la película la atraviesa la luz, y al ojo también lo atraviesa. El video, en cambio, es generado electrónicamente, y la luz no atraviesa el celuloide. Entonces, cuando ves una película en cine, la forma más emocional de percibir la imagen sigue siendo el 35, a pesar de todos los avances tecnológicos.

P. ¿La describiría como una película de misterio?

R. A mí me gusta mucho jugar con los géneros, y esto sería un drama y thriller de aventuras. Y también tiene elementos de misterio. La imagen de la caja ya tiene una carga de misterio de por sí.

P. ¿Vamos a descubrir qué hay dentro de la caja?

R. Y que está dentro de tu caja. Esa es la pregunta. Todos tenemos una caja en la vida. Algunos la podemos abrir, y otros no. Eso es también un poco lo que te deja la película: ¿qué está dentro de tu caja y de la caja de cada quién?

P. ¿Fue difícil lidiar con la presión de haber ganado el León de Oro en 2015 para hacer esta nueva película?

R. Mira, sí, la tienes. No hay manera de no tenerla. Creo que tienes que aprender a vivir con ella y reconocerla y utilizarla también. Utilizar esa presión. Yo la utilicé. Este proyecto lo encaminé con una visión bastante ambiciosa. Quise que la pequeña historia de este niño que va a buscar los restos de su padre creciera lo más posible. Para eso me sirvió la presión. Entonces fue a llegar a Chihuahua y filmar en diez locaciones diferentes del Estado, desde Ciudad Juárez hasta Creel. Tuvimos una nevada abrumadora en Creel, que es muy raro en México, pero conseguimos una nevada impresionante. Todo esto que te conté del 35 milímetros, de hacerla en cine. Yo creo que la presión sí me sirvió para hacer que el proyecto creciera lo más posible.