Las Pistas de Maldox (Guerra Fría, Drogas y Rock n´ Roll) | Decimoquinta entrega

La “guerra contra las drogas”. Operaciones encubiertas del espionaje cubano. Las fricciones en la zona de producción de la hoja de coca.
Al día siguiente de la ceremonia de graduación en el auditorio de la FAFICH, la señora Williams y Maldox visitaron al rector de la UFMG. Conversaron largamente de buen ánimo sobre diferentes temas y a pesar de que no hubiera querido, el principal ejecutivo de la universidad, se refirió al apresamiento de Maldox. Lamentó la violencia policial y, sin abundar en mayores detalles, le hizo entrega del título académico que selló la culminación de sus estudios. Antes de despedirse el rector convino que los malos ratos debían superarse con la misma confianza con la que culminaba su formación universitaria.
Durante los años que duraron los estudios de Maldox en BH, La Paz se había convertido en un centro de consumo de drogas. Si tenías el contacto la podías conseguir ha pedido incluso en la cárcel de San Pedro, llamando por su nombre al anuncio de la guardia policial, aparecía el “fatero”, (conocido en la jerga de la venta al menudeo) en el pasadizo de visitas facilitando sobres de cocaína pura. Se podía comprar tranquilamente a través de este sistema hasta 10 gramos sin ningún control. Quien ha leído Marching Powder conoce como funcionaba esa historia. El autor del libro que pasó una temporada conviviendo con un detenido por tráfico de cocaína, relata que el tour a San Pedro se vendía incluida en la guía de turismo de Lonely Planet.
¿Quieres coca? / Ten un poco de hierba / Ya me conoces / Soy tu amigo / Tu principal hombre / En las buenas y en las malas / Soy tu camello / Súper cool / Traficando bien / Para el hombre / Superfly / Supermosca / Aquí estoy / Escondite secreto / Mucho dinero / Soy tu camello / La vida silenciosa del crimen / Un hombre de circunstancias extrañas / Una víctima de las demandas del gueto / Dame dinero por estilo / Y te dejaré viajar por un tiempo / Oh, no, no, no / Dos bolsas por favor /
La canción de Hoyt Axton, Pusher Man, era un estilo de vida, una advertencia al instinto metalizado del negocio con sus propias peculiaridades. Life, ya había desnudado al mundo de frente y al revés. El negocio existía muy bien presentado como una fórmula tonificante del laboratorio capitalista de producción y consumo. La DEA asumió el control, enarbolando como reclama la “guerra contra las drogas”. Series de televisión tipo Miami Vice y grandes producciones de cine como Scar Face mostraban con millonarios presupuestos, parodias muy bien narradas de peligrosos narcotraficantes y valientes agentes enfrentando el temible mundo ilegal del comercio de drogas.
La cosa funcionó así en Bolivia. En 1985 a la caída de la UDP y con el triunfo del “neoliberalismo” económico, unos 20.000 trabajadores mineros “relocalizados” de los principales centros mineros, protagonizaron “la marcha por la vida”. Expulsados de los centros mineros que habían sido el sustento económico de Bolivia desde la colonia, se vieron forzados a abandonar sin ningún beneficio lo poco que tenían buscando sobrevivir ante la caída del precio de los minerales. En un callejón sin salida por la represión para que abandonaran su actividad que sustentó la economía privada durante los últimos 500 años, pobres y sin rumbo ganaron las tierras bajas atraídos por la hoja de coca.
Esa ruptura permitió el crecimiento de la coca ilegal. El Estado elaboró leyes penalizando los cultivos de coca e instigó a los campesinos a sumarse al Desarrollo Alternativo, un programa subvencionado por alguna de las agencias del gobierno de los Estados Unidos, que consistía en una asignación de 2.500 dólares por hectárea erradicada para que los cocaleros se dedicaran a sembrar piña, té, palmito, banano y otros productos. Pero la iniciativa no prosperó. Para entonces, la familia cocalera había crecido orgánicamente al llamado de la erradicación concertada a cambio de unos cuantos dólares. El resultado fomentó la resistencia a la “guerra contra las drogas”. Motivados por un “espíritu de tribu”, conformaron poderosas organizaciones sindicales con grupos de choque y crearon la “policía sindical” que se convirtió a la larga en un factor de poder incuestionable.
Quien alguna vez ha vivido esta historia podría contar como se la veía de cerca. Éste el relató de un periodista de una cadena de la televisión local que realizó una cobertura especial para presenciar la erradicación en una zona productora de coca en El Chapare: “Abordamos un Learjet de la DEA en el aeropuerto de El Alto en La Paz a Chimoré donde funcionaba el centro de operaciones de la NAS (Agencia Nacional de Seguridad, por sus siglas en inglés). En un vuelo de no más de 40 minutos hasta el cuartel antidroga, viajamos para esa cobertura especial de una jornada de erradicación, tres periodistas y un camarógrafo, invitados por la Secretaria de Defensa Social, encargada de impulsar en Bolivia la “guerra contra las drogas”. La idea consistía en mostrar cómo los campesinos seguían sembrando coca en El Chapare, a pesar de las facilidades que proponía el gobierno para sustituir su producción a través del programa de Desarrollo Alternativo.
“Una doble cabina Chevrolet último modelo de la NAS nos esperó en el aeropuerto de Chimore para llevarnos al lugar de la erradicación; habrían transcurrido como 35 minutos de viaje cuando de pronto en una curva estrecha que derivaba de un cauce de rio seco aparecieron unos 40 cocaleros entre hombres y mujeres y nos impidieron seguir el recorrido con piedras amontonadas en el camino, armados de palos y objetos contundentes. Forzado por el peligro, el chofer maniobró con tan mala suerte que partió el eje de la dirección de la movilidad, quedando atrapados a merced del grupo visiblemente violento. Sin más remedio que parar para explicar quiénes éramos, fuimos obligados a salir del vehículo y seguir si queríamos a pie el resto del recorrido. La Chevrolet fue regada de combustible y en pocos minutos quedó consumida por el fuego.
“Nuestro rescate en los helicópteros que sobrevolaban la zona antidroga duró algo más de tres horas. Retornamos presurosos a La Paz en el mismo Learjet para el noticiero de las 20:00. Mucha gente pudo haberse indignado por el ataque en el que mostramos la violencia de los cocaleros que seguían plantando coca ilegal para el narcotráfico. Pero, aunque así fuera, las imágenes eran una advertencia del clima de tensión que al televidente inquieto podría haberle hecho pensar que se estaba gestando el control de la fabricación de cocaína.
Ese tipo de escenas se repitieron con inusual frecuencia en distintas ocasiones. Los enfrentamientos entre cocaleros y policías era moneda de uso corriente. Un dato anecdótico ocurrió en esta guerra declarada contra las drogas. Protagonizada nada menos que por el embajador de EEUU en Bolivia, quien se tomó la atribución de arengar en el cuartel antidroga de Chimoré, ante un centenar de campesinos, para que en las elecciones que se celebraban ese año se abstuvieran de votar por el candidato a l presidencia del país que representaba a las seis federaciones de la hoja de coca, que había ganado un amplio apoyo en extractos mayoritariamente pobres. Eso significaría, dijo el diplomático, “privar de ayuda económica a Bolivia por los siguientes años”. Más del 80 por ciento de la concurrencia allí presente estaba ahí por cualquier cosa menos por cumplir una imposición y menos la de un representante del gobierno norteamericano. La gran sorpresa del resultado en ese proceso electoral, fue el masivo respaldo que recibió el candidato de los cocaleros.
Lo más curioso sucedió años más tarde cuando se descubrió que el diplomático era un espía del Gobierno cubano. La noticia saltó en las principales noticias de los medios de comunicación y las agencias de prensa internacional. El episodio abrió noticias de primer plano, reflejada por la revista dat0s que tituló: “Ex embajador de EEUU espió 40 años para Cuba”. El diplomático convirtió a los cocaleros como una fuerza electoral emergente. Cinco años más tarde su representante ganó las elecciones a la presidencia de Bolivia por amplio margen y su figura cobró brillo internacional por su resistencia a la “guerra contra las drogas” con aliados de peso.
El falso embajador ante un juez federal en Miami
“Ante la justicia el exembajador de los Estados Unidos en Bolivia se declaró culpable de los cargos de haber servido como agente secreto del régimen cubano durante cuatro décadas. “´Estoy de acuerdo´”, dijo ante la jueza del Tribunal de Distrito de Estados Unidos, Beth Bloom, cuando le preguntó si quería cambiar su declaración de culpabilidad. Según la acusación, el diplomático inició sus actividades de espionaje en 1981. Además de ser embajador en Bolivia entre 1999 y 2002, ocupó importantes cargos en las embajadas estadounidenses en República Dominicana, Argentina, además de la oficina estadounidense en La Habana. Según los fiscales, también participó en “actividades clandestinas” en nombre de Cuba al menos desde el comienzo de su carrera y se reunió con agentes de inteligencia cubanos, proporcionando información falsa a funcionarios del gobierno sobre sus contactos.
Las autoridades federales no ejemplificaron exactamente lo que hizo para ayudar a Cuba mientras trabajaba para el Departamento de Estado después de su etapa como asesor especial del jefe del Comando Sur de Estados Unidos. Para el televidente que lee más allá de las noticias del noticiero central de las 20:00 estaba claro que el líder cocalero arrebató el capital de la producción, la fabricación y la distribución del mercado de la cocaína hasta entonces controlada por la NAS. La acusación se fundamentó en las confesiones del propio diplomático, hechas en el pasado a un agente encubierto del FBI, tachando de “enemigo” a Estados Unidos, alabando su actuación como agente infiltrado.
A estas alturas Life había sido absorbida por Time Inc. uno de los imperios de comunicación más grandes del mundo. Con enorme solvencia y capacidad para desplegar a sus corresponsales a las zonas más calientes del mundo. El legado de la revista quedó intacto con el devenir del tiempo. Life se esforzaba ya en la década de los 60´ por contar a sus lectores sobre el resultado de la presencia de EEUU en América Latina. La revista editorializaba cosas como estas: “El efecto de esta abundante dosis de lo que el economista inglés Keynes llamó cierta vez ´la medicina clásica´, al aumentar las transacciones extranjeras en el mercado libre de cambios, subieron notablemente los precios de los productos importados. Sin embargo, al mismo tiempo acrecieron las exportaciones y poco a poco Perú empezó a saldar sus cuentas con el mundo exterior. El estallido de la guerra de Corea en 1950, que motivo una subida de los metales, dio nuevo impulso a la economía que terminó en una recesión al cesar las hostilidades. No obstante, en resumen, la vuelta de Perú a una economía libre compensó con creces las esperanzas de sus promotores”.
No hubo ciertamente esa “medicina clásica” a la que se refería Life, ni las inversiones extranjeras jugaron papel en el desarrollo de los países del Tercer Mundo. Lo que se estaba construyendo eran sutilezas de lenguaje. De alguna manera, el movimiento hippie de los 60’ irradió (quizá) esas diferencias que en el mundo desarrollado, moderno e industrial acuñó el término capitalismo de producción y consumo.
Cada lunes una nueva entrega de la obra Las Pistas de Maldox (Guerra Fría, Drogas y Rock n´Roll)
Acceda a las anteriores entregas en los siguientes enlaces:
Las Pistas de Maldox (Guerra Fría, Drogas y Rock n´ Roll)| Primera entrega
Las Pistas de Maldox (Guerra Fría, Drogas y Rock n´ Roll)| Segunda entrega
Las Pistas de Maldox (Guerra Fría, Drogas y Rock n´ Roll)| Tercera entrega
Las Pistas de Maldox (Guerra Fría, Drogas y Rock n´Roll) | Cuarta entrega
Las Pistas de Maldox (Guerra Fría, Drogas y Rock n´ Roll)| Quinta entrega
Las Pistas de Maldox (Guerra Fría, Drogas y Rock n´ Roll)| Sexta entrega
Las Pistas de Maldox (Guerra Fría, Drogas y Rock n´ Roll)| Séptima entrega
Las Pistas de Maldox (Guerra Fría, Drogas y Rock n´ Roll)| Octava entrega
Las Pistas de Maldox (Guerra Fría, Drogas y Rock n´ Roll)| Novena entrega
Las Pistas de Maldox (Guerra Fría, Drogas y Rock n´ Roll)| Décima entrega
Las Pistas de Maldox (Guerra Fría, Drogas y Rock n´ Roll)| Onceava entrega
Las Pistas de Maldox (Guerra Fría, Drogas y Rock n´ Roll)| Duodécima entrega
Las Pistas de Maldox (Guerra Fría, Drogas y Rock n´ Roll)| Decimotercera entrega
Las Pistas de Maldox (Guerra Fría, Drogas y Rock n´ Roll)| Decimocuarta entrega