Truman Capote, cómo escribió “A Sangre Fría”

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Truman Capote, presentación A sangre fría

El autor, guionista y dramaturgo americano,  Truman Capote, nació en Nueva Orleans, un 30 de septiembre de 1924 y murió el 25 de agosto de 1984 en Los Ángeles.

Truman Capote leyó la noticia del extraño asesinato de una familia en Kansas por una crónica del New York Times. Nadie, ni él, imaginaría que seis años después publicaría la famosa novela que por tanbuena se convirtió en un éxito de película.

La producción cinematográfica del libro de Capote se realizó en 1967. El director Richard Brooks escogió en los roles estelares a Robert Blake que personificó a Richard Hickock y a Scott Wilson, que hace de Perry Smith. El parecido de los dos con los verdaderos asesinos asombraba a quienes los vieron filmando escenas de A Sangre Fría. Ambos actores poseían experiencia en el cine, pero ninguno había tenido hasta ese momento una oportunidad tan importante.

El libro extraído de una historia real

A sangre fría, Truman Capote, libroUna noche de noviembre de 1959, en Garden City, Kansas, dos hombres, Richard Hickock y Perry Smith entraron en la casa de Herbert Clutter y, uno tras otro, lo mataron a él, a su esposa Bonnie, y a sus dos hijos menores, Kenyon y Nancy. Los asesinos iban en busca de dinero, decididos a no dejar testigos. Pero fueron apresados y ajusticiados. Antes de morir se confiaron con Capote, quien publicó su extraordinaria recreación literaria del crimen en la revista The New Yorker y luego en forma de libro. La obra se considera una de las mejores novelas realistas y le ha valido a su autor fama y dinero de lo que nadie esperaba.

La película que se comenzó a filmar en 1967, era tan real que provocó conmoción entre la gente de Garden City, donde los Clutter tenían la hacienda que sirvió de escenografía ambientada de la película. Todos quienes vivían en Garden City querían y admiraban a los Clutter y les resultaba difícil distinguir entre la realidad y la película. Muchos granjeros de la zona junto a sus familias decidieron vender sus posesiones materiales coin tak de sacarse de la cabeza el cuádruple asesinato que conmocionó de por vida a los inhóspitos habitantes del lugar. Quiere decir que el temor quedó flotando en el aire.

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El escenario del asesinato

La familia Clutter vivía en una amplia y cómoda casa de 60.000 dólares construida en una granja de 400 hectáreas. Clutter figuraba entre los granjeros más prósperos y respetados de Kansas. Incluso formaba parte del Consejo Federal de Crédito Agrario en la época de Eisenhower. Por aquellos días Clutter se sentía optimista. Los médicos acababan de informarle que su esposa, víctima de agudos ataques de melancolía, quedaría completamente curada con una simple operación. Estaba orgulloso de sus hijos. En fin, poco más podía pedir en su vida.

Rick Hickock, hijo de padres honrados pero pobres granjeros de Olathe, pueblito a 600 km. de Garden City, había sacado varias notas excelentes en el colegio. Perry Smith, también tenía una mente brillante. Hijo de un irlandés casado con una india cheroqui (actuaban juntos en un espectáculo de rodeo) tuvo una niñez durísima, sobre todo después de la separación de sus padres; a pesar de ello fue condecorado en la Guerra de Corea. Tocaba muy bien la guitarra.

Ambos desembarcaron fácilmente en la delincuencia y cumplieron años de cárcel por delitos menores. Fue precisamente en la penitenciaria de Kansas donde se conocieron e incubaron el plan de robar a los Clutter. Un compañero de prisión contó a Hickock que había trabajado un verano para Clutter. Habló de las grandes sumas de dinero que había visto. Hasta que Hickock logró que su compañero de prisión le diseñara una maqueta de la ubicación de la granja. La oportunidad se presentó en noviembre de 1959.

Gracias al plano los dos amigos no tuvieron problema de entrar en la casa. Pero la caja fuerte no apareció por ningún lado. En verdad no existía, pues Clutter solía hacer todos sus pagos con cheques. Al no encontrarla lo asesinos decidieron despertar al granjero. Clutter les explicó que no tenía dinero, pero les ofreció extenderles un cheque. Lo hicieron subir hasta el segundo piso y los encerraron a todos en el baño. Registraron minuciosamente toda la casa, pero no encontraron ni dinero ni nada de valor.

Frustrados sacaron del baño a Clutter y lo llevaron al sótano donde lo mataron, luego tocó el turno a su hijo Kenyon, también en el sótano. Nancy fue asesinada en su propio dormitorio, igual que la madre. Perry Smith les disparó un escopetazo en la cabeza. A Clutter lo había degollado antes con un cuchillo. La policía los buscó con furia vengadora. Alwin Dewey, detective de Kansas se hizo cargo de la investigación (“la peor de mi carrera”) y en el mes y medio que duraron las pesquisas vivió obsesionado al punto que poco después de la captura sufrió un ataque al corazón. Ambos criminales fueron condenados a muerte, pero pasaron cinco años y medio – de apelaciones y demoras legales- antes de cumplirse la sentencia.

A todo esto, Truman Capote, se había enterado del asesinato de los Clutter por una crónica del New York Times. A pesar de no conocer Kansas y de estar totalmente ayuno de criminología decidió ir a Holcomb, por una corazonada. Pensó que un asesinato, examinado minuciosamente, podría dar para un libro diferente.

Holcomb no lo recibió muy bien. El escritor tenía la voz chillona, era bajo de estatura, y caminaba como a saltos y su ropa parecía – según los del lugar- “más europea que americana”.

El hielo se derritió pronto y Capote dedicó los seis años siguientes a investigar y hacer innumerables entrevistas, todas de memoria. Se hizo amigo y confidente de los asesinos y de la policía, lo que le dio un conocimiento casi enciclopédico de los personajes.

Escalofríos mientras se filmaba la película

La película se filmó en blanco y negro. Su director Richard Brooks, aclaró: “El tecnicolor y las caras famosas hubieran estropeado el ambiente que queríamos lograr”. Pero lo que había adquirido un escenario de tecnicolor fue la casa de los Clutter, recién pintada de un llamativo e incongruente color rosa. Pero en general el ambiente no era muy amable, periódicamente se escuchaba de los interiores de la mansión rosa el estampido de los disparos que mataban y remataban uno por uno a los miembros de la familia Clutter. Bobby Blake que hizo el papel de Perry Smith, de un parecido que asusta, salió temblando después de filmar una escena. “Me dan escalofríos de trabajar ahí”, confeso.

La gente del lugar también vivió ese periodo a puro escalofrío ante toda esa relaboración del horror del pasado. A otros les disgustaba la presencia de Capote. “Si no fuera por él tal vez podríamos haber olvidado todo”, decían.  “¿Con qué derecho nos pone en el mapa por una cosa así?” El pastor de la parroquia protestante a que pertenecía Clutter se fue del pueblo con su esposa. Decía que “leer las noticias acerca de la película es como ponerle sal en una herida abierta”. Mucha gente que acudió a ver la filmación intervino de buen grado en ella, desempeñando pequeños papeles. Pero a otros no les gustó nada el sistema. “Ocho horas de trabajo para tres minutos de película, es como observar cómo se envasan los duraznos”, se quejó uno de ellos.

La gente se dio cuenta de que la actitud de inabordables que habían asumido Blake y Wilson era deliberada. “De seguro –señalo Wilson- que Dick y Perry, jamás conocieron a los Clutter, ni a nadie más del pueblo, así es que creemos que tampoco nosotros debemos conocerlos”.

Brenda Currin que hizo el papel de Nancy Clutter, declaró: “Se produjo una mutua turbación cuando conocí a Bobby y a Scott. Es como si nos hubiéramos disculpado los unos a los otros por ser quienes éramos”. Tanto ella como Paul Hough que actuó como Kenyon Clutter, tienen 21 años y esperan graduarse pronto en la Universidad de Kansas. Ambos hicieron una gira con el taller de teatro por Europa Oriental y Groenlandia y les gustaría, más adelante, probar suerte en los teatros de Nueva York.

Brenda cabalgó en la yegua que fuera de Nancy Clutter, Babe, un animal de 20 años que volvió a su antiguo hogar alquilada por un par de días. “Lo increíble era que, si le dejaba, volvía automáticamente, al huerto donde Nancy solía llevarla”, contó Brenda.

En ciertos aspectos, las similitudes entre las vidas de Wilson y Blake, y la de los asesinos que interpretan, son sorprendentes. Como Hickock, Wilson fue en su tiempo un excelente jugador de basquetbol. Hasta el momento de su intervención en esta película pasaba tanto tiempo atendiendo una playa de estacionamiento como ante las cámaras.

Blake, de igual manera que Perry Smith tuvo una niñez ambulante e insegura. En calidad de niño actor, viajó por todo el país y representó un pequeño papel en la película El Tesoro de la Sierra Madre. Tal como Perry, toca la guitarra y la armónica, y a veces tiene arranques temperamentales.

Blake piensa constantemente en Perry Smith. “Me figuro –dice – lo diferente que podría haber sido su vida, si su talento para la música hubiera sido encauzado como lo fue el mío. Y, por otro lado, cuán fácilmente podría haber sido yo como él. Pero en su vida, excepto cuando era muy pequeño, no hubo nunca un rayo de sol”.

El espíritu de Perry era recordado al otro extremo del motel en otro cuarto, el de Truman Capote, decorado con cosas tan extravagantes como un par de gemelos hechos por Fabergé para uno de los zares de Rusia. El autor estaba allí tendido recordando los últimos cinco años que paso en Kansas preparando su libro. “Es muy extraño –observo-, pero lo primero que pienso cada mañana al levantarme, y lo último cada noche al acostarme es en Perry. No sé si usted está enterada que unos días antes de su muerte me envió una carta de 100 páginas que terminaba diciendo: “la vida es la madre; la muerte el padre. Ahora voy a reunirme con mi padre”.

Truman Capote

Pero no todos los recuerdos de Capote sobre su extraño amigo son melancólicos. Horas antes conduciendo el pequeño coche por entre el grupito de personas que se congregaban para seguir la filmación se echó a reír de pronto. “No es que sea realmente divertido, pero no puedo dejar de pensar en cómo gozaría Perry si estuviera aquí en estos momentos. No sabe usted como le gustaba usar un lenguaje pomposo. Corregía a todo el que cometiese un error gramatical”.

“Pues bien, una vez, mientras lo visitaba en el pabellón de la muerte, recordando el día en que él y Dick fueron traídos al Tribunal de Garden City, le conté lo enorme que era la multitud que esperaba arremolinada afuera. ¿Sabe lo que me preguntó Perry? ´Si había entre ellos algún representante del cine´”.

Gran parte de este reportaje fue extraído de la revista Life en español de julio de 1967