Bonanza no cambió la matriz productiva del país

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Foto: ABC

De 2006 a 2016, los ingresos que administró el Estado, en su mayoría, provinieron del gas y la minería. El aparato productivo no se diversificó. Y es que un 55% de los recursos -durante este periodo caracterizado por un alto precio de los commodities- proceden de la exportación de gas (unos $us 32.000 millones) y más de un 15%, de la extracción de minerales ($us 12.000 millones).

“El espejo donde debemos mirarnos es Perú. Su transformación hacia la economía de mercado y la democracia se ha dado más o menos paralelamente a Bolivia; sin embargo, las trayectorias (en los últimos 25 años) han sido muy diferentes”, señaló Henry Oporto, uno de los autores del libro El fin del populismo ¿qué viene ahora?

El experto indicó que Perú ha tenido un crecimiento económico muy fuerte y sostenido en las dos últimas décadas. Al igual que Bolivia, Perú es un país productor de materias primas, la diferencia es que además de haberse beneficiado del boom de los precios internacionales, ha tenido una trayectoria de diversificación muy importante. “Ha avanzado en el desarrollo agropecuario y la industria manufacturera”, precisó.

Bolivia ha realizado una reconcentración de la producción y de las exportaciones en minería e hidrocarburos y Perú ha tenido una continuidad de las políticas económicas y de apertura comercial con el mundo, que además han generado inversiones privadas, según Oporto.
Michael Porter, director del instituto de estrategia y competitividad de la Escuela de negocios de Harvard, caracteriza a países como Bolivia como una economía basada en recursos, muy diferente a las sustentadas en la eficiencia y la innovación.

El investigador Roberto Laserna sostiene que en este lapso de tiempo la economía se ha hecho mucho más dependiente del sector externo y las áreas orientadas al mercado interno -como la agricultura y la manufactura- enfrentan una fuerte competencia de las importaciones.
Augusto de la Torre, ex jefe económico del Banco Mundial para América Latina, explicó durante este periodo de ‘boom’ económico Bolivia expandió su gasto público más que el promedio sudamericano y se enfocó principalmente en salarios. 

El economista ecuatoriano observa que el dinero recibido durante la ‘bonanza’ se invirtió en activos líquidos, que en años recientes financian el consumo y la inversión física. “Bolivia mantuvo competitividad externa en tiempo de altos precios de commodities, pero la perdió rápidamente”, precisó.

Para el economista Teófilo Caballero este periodo de bonanza sirvió para aumentar el gasto público en 5,5 veces en comparación con 2005 y durante esta etapa no se sembró la riqueza, no se repusieron las reservas gasíferas ni se dieron condiciones para que la inversión extranjera busque gas.
Luis Arce, ministro de Economía y Finanzas, explicó a la agencia EFE que pese a tener un panorama adverso de precios, el modelo económico basado en la demanda interna mantuvo al país entre los de mayor crecimiento de la región y, con el propósito de diversificar la economía, este año concretarán proyectos como la planta de urea y amoniaco.

Además de este proyecto, la ministra de Planificación del Desarrollo, Mariana Prado, resalta el proyecto de regasificación de GNL, el inicio de la construcción de ciclos combinados en tres plantas termoeléctricas y las plantas de refinado de petróleo que permitirán dejar de exportar “el gas rico al mercado argentino, procesando cinco veces más del volumen de gas de la planta Río Grande”.
Prado agregó que las actividades extractivas aportan un 12% al PIB real y una mayor demanda motivó una mayor producción. “Uno de los objetivos del modelo es el cambio de la matriz productiva”, precisa.

Sectores vulnerables
A inicios de 2005, la participación de las industrias extractivas en el PIB era menor al 10%. De acuerdo con el exministro de Finanzas Luis Carlos Jemio, el gas y la minería aumentaron su participación en el PIB hasta 2013. Pero, debido a la caída de los precios internacionales, desde ese año la participación de los hidrocarburos en el PIB bajó del 7,9% en 2013 al 3,1% en 2016. Mientras que la minería pasó del 9,61 en 2011 al 5,9% en 2016.

El exministro de hidrocarburos Mauricio Medinaceli explica que en cuestión de hidrocarburos hay una obligación para reorientar la política sectorial. Cuestiona la poca información en cuanto a reservas que se expresó desde el Gobierno, donde se mencionan volúmenes consumidos, pero no los repuestos.
Sostuvo que los ocho años de actividad exploratoria no fueron suficientes para incrementar la producción de petróleo sobre todo para obtener diésel oil.

El ingeniero químico y también exministro de Hidrocarburos, Hugo del Granado muestra las contradicciones en cuanto a monto de inversión y reservas de hidrocarburos que hay entre el Plan Nacional de Desarrollo, la Estrategia Boliviana de Hidrocarburos (EBH) y la Industrialización rumbo al bicentenario. 

Dice que la inversión en la construcción de las plantas de separación Río Grande y Gran Chaco ha sido un 14% más cara de lo acordado en los contratos y todo el programa de industrialización del Gobierno
se ha incrementado un 23% con respecto a la previsión inicial.

“La planta separadora Gran Chaco produce con un 23% de su capacidad instalada para GLP”, observa Del Granado. Se envió un cuestionario al área de comunicación de YPFB, pero hasta el cierre no respondieron.

Otro sector que explota recursos no renovables es la minería. El geólogo y exministro de Minería Jaime Villalobos dice que en esta área es predominante el peso que tienen cuatro empresas transnacionales que aportan más del 57% del valor total de la producción y un 72,2% de las regalías. Se trata de San Cristóbal (Sumitomo), Sinchi Wayra (Glencore-Xstrata), Manquiri (Coeur D’Aline) y Panamerican Silver; sin embargo, cuestiona que dichas firmas no inviertan en exploración. Indica que para hablar de una minería sustentable hay que considerar un aprovechamiento racional del agua. “Urge un diagnóstico completo de las operaciones de Comibol”, dijo.

¿Por qué no se diversificó?
Ibo Blazicevic, vicepresidente de la Cámara Nacional de Industrias (CNI), explicó que en 2016 el sector de manufacturas confirmó un ciclo de estancamiento, puesto que de 2005 a 2015 su crecimiento no supera el 3,2% del PIB.

El economista Carlos Hugo Barbery precisa que la economía boliviana no se diversificó por tres motivos: el modelo económico no se complementa, sino más bien compite con el sector privado; el segundo es que, a raíz de la primera, se genera un desplazamiento de la inversión privada (no por nada es menor que hace 10 años); y el tercero, por normativas que ahogan la iniciativa privada en aspectos laborales, salariales, entre otros.

Para el economista Lorgio Ardaya cuesta cambiar una matriz productiva. “Si bien hubo grandes ingresos, el modelo productivo y social apuntó a una mayor presencia del Estado en la economía”, señaló.