Bolsonaro es acusado de 9 crímenes por su respuesta a la pandemia

BBC Mundo
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Jair Bolsonaro
Foto: Reuters

El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, recibió un duro revés este martes: una comisión investigadora del Senado de su país recomendó que sea imputado por su gestión de la pandemia de coronavirus.

El informe final de la comisión senatorial que indagó la crisis de covid-19 en Brasil, aprobado este martes por siete votos contra cuatro, acusa a Bolsonaro de nueve delitos diversos, incluídos crímenes “contra la humanidad”.

Esto ocurre en un contexto delicado en Brasil, con más de 600.000 muertos por la pandemia (el segundo peor saldo por país en el mundo, después de Estados Unidos) y crecientes dificultades económicas.

Si bien la comisión recomendó la imputación de otras 77 personas, desde asesores a ministros de gobierno y tres hijos del presidente, Bolsonaro es señalado como el “responsable principal por los errores cometidos por el gobierno federal durante la pandemia”

El presidente ha negado tener “culpa” alguna por la propagación del coronavirus en Brasil y criticó el trabajo del panel de senadores.

“Me tachan de genocida, falsificador de documentos, exterminador de indios: es absurdo lo que hicieron estos tipos”, declaró Bolsonaro el lunes a una radio local.

Sin embargo, expertos advierten que el informe de 1.289 páginas puede tener distintas consecuencias para el mandatario de extrema derecha.

“Muchos imaginaban que la democracia brasileña estaba en riesgo, (pero) el informe de esta comisión señala que la democracia está efervescente y es capaz de imponer pérdidas políticas y tal vez judiciales al Ejecutivo”, dice Carlos Pereira, politólogo y profesor titular de la Fundación Getulio Vargas, una universidad brasileña de elite, a BBC Mundo.

Los crímenes atribuidos

Desde el inicio de la pandemia, Bolsonaro negó la gravedad de la misma, mostrándose contrario a medidas de aislamiento y distanciamento social, y promoviendo actos multitudinarios o medicamentos sin eficacia probada contra la covid-19 en vez del uso de máscaras o la vacunación.

Tras una investigación de seis meses que atrajo la atención pública, la comisión del Senado atribuyó un total de nueve crímenes al presidente.

La lista incluye un crimen de epidemia con resultado de muerte, infracción de medidas sanitarias preventivas, charlatanismo, incitación al crimen, falsificación de documento particular, uso irregular de recursos públicos y prevaricación, así como crímenes de responsabilidad y contra la humanidad.

Los primeros siete se consideran crímenes “comunes”: están tipificados por el código penal brasileño y pueden ser castigados por la justicia hasta con cárcel.

Como el reporte también acusa a Bolsonaro de crímenes de responsabilidad, podría habilitar un juicio político en el Congreso para destituirlo.

Además, la atribución de crímenes “contra la humanidad” contemplados en el Estatuto de Roma, podría eventualmente motivar un proceso contra Bolsonaro en la Corte Penal Internacional (CPI).

Miembros de la comisión del Senado anticiparon que enviarán sus acusaciones a la Procuraduría General brasileña, la Cámara de Diputados y la CPI para que las analicen qué pasos siguen.

Aliados de Bolsonaro negaron que haya elementos jurídicos que sustenten la criminalización del presidente y argumentaron que, como Brasil tiene un sistema federal, el manejo de la salud también es responsabilidad de los estados.

Otro líder que buscó relativizar la amenaza del covid-19, el expresidente de EE.UU. Donald Trump expresó en un comunicado este mismo martes su apoyo a Bolsonaro, de quien dijo que son “grandes amigos”.

El informe de la comisión del Senado marca un momento especial en un Brasil donde es difícil que los gobernantes sean acusados tan directamente por investigaciones del Congreso.

Sin embargo, no existe ninguna garantía de que el informe aprobado derive en cargos formales contra Bolsonaro.

Posibles escenarios

La comisión del Senado carece de potestades para denunciar directamente al presidente brasileño o a los demás acusados en su informe.

Para que Bolsonaro sea acusado formalmente ante la justicia se requeriría el aval del fiscal general brasileño, Augusto Aras, considerado un aliado del mandatario que ya ha archivado otros pedidos de investigación en su contra.

Por otro lado, la apertura de un juicio político o impeachment a Bolsonaro como los realizados contra sus antecesores Dilma Rousseff y Fernando Collor de Mello debería pasar por el presidente de la Cámara de Diputados, Arthur Lira, otro aliado del mandatario.

Tampoco es seguro que Bolsonaro vaya a ser juzgado por la CPI de La Haya, aunque el Estatuto de Roma esté incorporado al derecho brasileño.

Para que ello ocurra, la CPI debería decidir que la denuncia del Senado es de su competencia antes de iniciar un largo proceso de investigación.

Creo que el impacto mayor será político antes que judicial: una mayor fragilidad del gobierno ante los ojos de la sociedad y la pérdida de competitividad electoral del gobierno”, evalúa Pereira.

Agrega que, en lugar de impulsar la caída de Bolsonaro, el opositor Partido de los Trabajadores (PT) del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva parece más interesado en antagonizar con un mandatario debilitado.

Las encuestas sugieren que en una eventual segunda vuelta electoral, Lula derrotaría por varios puntos a Bolsonaro, cuyo índice de aprobación bajó a 22%, según sondeos de la firma Datafolha.

Frente a distintos problemas económicos como una creciente inflación y un desempleo elevado (14%), Bolsonaro busca revivir programas de ayuda financiera a los sectores más necesitados.

Fue con esos mismos programas que el mandatario mejoró su popularidad el año pasado.

Pero algunos economistas anticipan que ahora ese gasto podría incrementar el desajuste de las cuentas públicas y acarrear nuevas dificultades para el gobierno.

Cuando Bolsonaro comenzó a relativizar la amenaza de la covid-19, llamándola de “gripezinha” y criticando el cierre de actividades, algunos sospecharon que su apuesta era tomar distancia del costo político de la pandemia.

Si ese fue el caso, el informe de la comisión del Senado sugiere que aquel tiro podría salirle por la culata al presidente brasileño y pesarle en las urnas tanto como a su “amigo” Trump.