El escándalo Watergate (Garganta Profunda)
En la madrugada del 17 de junio de 1972, Frank Wills, guardia de seguridad del Complejo Watergate de edificios, advirtió que alguien había penetrado en el edificio violando los controles de entrada. Llamó a la Policía tras detectar a los intrusos y minutos después cinco hombres fueron arrestados dentro de la oficina del Comité Nacional del Partido Demócrata, la sede del principal partido de la oposición.
Los cinco arrestados eran Virgilio González, Bernard Barker, James W. McCord, Jr., Eugenio Rolando Martínez y Frank Sturgis; todos, miembros de la Operación 40 de la CIA. Su líder, James McCord, era el Director de seguridad del “Comité para la reelección de Nixon”, además de ser empleado del FBI y de la CIA, donde era el encargado de la seguridad física del Cuartel General en Langley; los otros cuatro hombres eran agentes de la CIA. Los cinco fueron acusados de intento de robo y de haber intentado intervenir las comunicaciones.
La investigación
Dos periodistas del Washington Post, llamados Carl Bernstein y Bob Woodward, investigaron para desenredar una compleja maraña cuyos hilos apuntaban a la Casa Blanca a través del Comité para la Reelección del Presidente (CRP) de Richard Nixon. Los periodistas recibieron la ayuda anónima de un informador que se hizo llamar Deep Throat (Garganta Profunda) cuya identidad no fue revelada hasta treinta y tres años después del escándalo.
Esta fuente reveló a Bob Woodward que el espionaje telefónico contra el Partido Demócrata era una actividad realmente planificada por los principales asesores de Nixon, H. R. Haldeman y John Ehrlichman, con el respaldo del mismo Presidente Nixon.
Poco después se descubrió que los cinco asaltantes del Edificio Watergate fueron contratados y pagados de manera secreta por Howard Hunt y Gordon Liddy, dos hombres vinculados al “Comité de Reelección del Presidente”, el equipo de militantes del Partido Republicano creado por Richard Nixon para sostener su campaña reeleccionista en los comicios de noviembre de 1972.
El 15 de septiembre de 1972 los siete sospechosos (los asaltantes más Hunt y Liddy) fueron imputados por conspiración, robo y violación de las leyes federales sobre intervención de las comunicaciones, abriéndose un proceso judicial dirigido por el juez John J. Sirica. Los acusados fueron juzgados y condenados en enero de 1973, aunque la investigación continuó al haber indicios de más culpables.
Los siete hombres habían trabajado en forma directa o indirecta para el Comité de Reelección del Presidente, y mucha gente, incluso el propio juez Sirica, sospechaban que la conspiración alcanzaba a miembros de las esferas más altas del gobierno.
En marzo de 1973, el sentenciado James McCord envió una carta al juez John Sirica en la que expresaba que era presionado desde ámbitos políticos para que se auto declarara culpable; en la carta implicó en el caso a varios altos funcionarios del gobierno, incluso al ex Procurador Fiscal John Mitchell, aliado político del propio Richard Nixon. Su carta convirtió el asunto en un escándalo político sin precedentes en Estados Unidos.
¿Periodismo de Investigación o cobertura de Inteligencia?
En calidad de periodistas de investigación, Bernstein y Woodward utilizaron con frecuencia el teléfono y no vacilaron en contactar con centenares de interlocutores, desde secretarias hasta estudiantes, para contrastar sus fuentes con la información dada por Garganta Profunda. Conscientes de la importancia del caso Watergate, consiguieron sacarlo a la luz pública.
El escritor inglés Adrian Havill, naturalizado estadounidense, fue cuatro años paracaidista en la 82º División Aerotransportada, unidad élite del ejército estadounidense con base en Fort Bragg,Carolina del Norte. En 1993, Havill publicó “Deep truth. The lives of Bob Woodward and Carl Bernstein”, donde asegura que Woodward, antes de ser periodista del Washington Post, fue agente de la CIA.
Woodward jamás contó su relación con la inteligencia naval1 y menos con las sociedades secretas de la Universidad de Yale donde era miembro destacado. En un momento hubo quien creyera que esas fuentes le permitieron acceder a datos sobre prominentes asesores de la administración Nixon y saber que el Comité de Reelección Presidencial de hecho practicaba un espionajetelefónico ilegal con la protección y connivencia de Nixon y sus asesores.
De 1970 a 1971, Woodward trabajó en el periódico Montgomery County Sentinel, de Maryland, donde logró destacar gracias a datos que le suministraba Mark Felt desde el FBI. En Maryland -comenta Havill- el reportero hizo amistad con David Miller, ex agente de la CIA en Vietnam, quien en algún momento estuvo involucrado con Task Force 157, unidad encargada de espionaje mediante “operaciones especiales”.