Ñoquis, champagne y el asalto a Eurochronos

0
185

Quien podría creer que en el programa “Cenando con Mirtha”, por Legrand, la diva argentina que se considera leyenda -según sus propias palabras- de la televisión argentina, se hubiera comentado sobre la alarmante penetración del crimen organizado en la zona de la triple frontera que circunscribe a Paraguay, Argentina y Brasil. Los invitados hablaban de uno de los temas más alarmantes de la actualidad que mantiene una zona roja de alerta por la penetración de bandas criminales con ramificaciones también en Bolivia. La encargada de hacerlo fue la polémica diputada Lilita Carrio que exacerbada, en su locuaz estilo, lanzó la denuncia mencionando la parte del cordón de fuego que también liga a Bolivia por la parte de su frontera con Fuerte Olimpo en la parte sur oriental que toca nuestro territorio con el Paraguay.

La actividad del narcotráfico detuvo a los invitados por un momento en la cena bañada de ñoquis con estofado de almendra y nueces; vino y champagne por el creciente peligro del crimen organizado que ha puesto en alerta máxima a las policías de los tres países a las que se ha sumado también la de Bolivia. No es poca cosa. Los invitados al programa de la veterana de la televisión argentina hablaron de la ola de ataque que sufren algunas ciudades del vecino país por la creciente actividad del tráfico de drogas, que no solo atañe  a ese país con el que hacemos frontera al sur, sino el constante peligro de la distribución de cocaína antes de que  sea embarcada a Europa.

El presidente Mauricio Macri, que le ha declarado la guerra a los clanes de la cocaína, tiene serios problemas para el control de la actividad; lo propio en Brasil donde en los últimos meses se han encontrado albergues de drogadicción y tráfico en los centros urbanos de sus principales ciudades y, ni hablar de los cargamentos de droga que salen de Bolivia a ese país. Uno, recientemente involucrando a un despampanante narcotraficante boliviano que mantenía conexiones con el poder político en el país.

Haciendo historia

Desde el asalto a comienzos de abril a una remesa de la compañía de transporte de valores Brinks que llevaba US $ 700.000 y Bs. 2,6 millones a la localidad de Puerto Suárez, frontera con el Brasil, “muchas cosas deberían haber cambiado en cuanto al seguimiento cualitativo enfocado a la vigilancia de los grupos involucrados en esa operación delincuencial”, observa una fuente policial que prefiere mantener su nombre en reserva. Una semana después de ese asalto se detuvo al brasileño Mariano Tardelli, en la hacienda “Laura” de su propiedad en la región de Santa Ana.

Según se desprende los partes de la misma policía el delincuente recibía protección de sus pobladores. Más tarde se supo que Tardelli, pertenecía a una de las facciones del Primer Comando de la Capital PCC, uno de los grupos más temibles con ramificaciones en el amplio circulo de los delitos internacionales que involucran a los países mencionados en el programa “Cenando con Mirtha”.

El mismo policía que accedió a conversar con dat0s en off apunta la baja orientación de los altos mandos policiales en el seguimiento de esa acción armada que felizmente culminó sin víctimas fatales. Los dos encargados de proteger la remesa del Banco Mercantil Santa Cruz atracada en Roboré, que trabajaban para Brinks, salvaron milagrosamente la vida; y los dos policías que viajaban en el mismo convoy blindado fueron dejados a salvo maniatados al borde de la carretera. Un experto en seguridad con el que entonces conversó dat0s señaló que es muy probable que existan niveles de complicidad en Bolivia con el grupo armado ya que lo más común en este tipo de asaltos es la ejecución de los detenidos.

Ese es un primer elemento apremiante en las posteriores acciones del PCC en Bolivia, esto es, el asalto del pasado mes de julio a la joyería Eurochronos en el que murieron cinco personas, mientras otras siete resultaron heridas. “Nadie puede juzgar la reacción de los grupos de combate de la Policía Nacional que llegaron al lugar para evitar el asalto”, dice la fuente policial, pero vuelve a cuestionar los niveles de eficiencia respecto a los procedimientos de investigación; la parte científica que según él ha quedado relegado a un tercer plano. La fuente hace referencia a la inconsistencia de un riguroso seguimiento de los grupos delincuenciales que están operando en Bolivia, sobre todo en Santa Cruz. “Estamos inmersos en acciones operativas cuantitativas no cualitativas. La policía está perdiendo eficiencia si se analiza ésta y otras operaciones que nos involucra a lo largo de los últimos meses”, destaca el oficial que habló con dat0s.

 

Un hecho aún más alarmante fue el asalto a la sede de las oficinas de Brinks en Ciudad del Este, Paraguay, apenas 10 días después del asalto en Roboré. Ocurrió el 23 de abril. Allí, los asaltantes se llevaron US $ 40 millones luego de haber protagonizado un operativo de película que envolvió a más de 50 delincuentes también del PCC. Tanto en el primer como en el segundo asalto estos manipularon armamento sofisticado capaz de enfrentar a un ejército entero. Un detalle que no pasa desapercibido por el policía boliviano. “Otra de nuestras grandes deficiencias es el equipamiento y el armamento que utilizamos, los delincuentes tienen armamento más poderoso. No tenemos una infraestructura que nos permita combatir el crimen organizado en las mismas condiciones. Es otra de nuestras alarmantes debilidades”.

En los dos asaltos perpetrados por miembros del PCC en Roboré y en Ciudad del Este se informó que los delincuentes usaron armas de grueso calibre: ametralladoras antiaéreas, granadas, fusiles M-16, Galil y armas calibre 0.50 capaces de derribar helicópteros; apostaron francotiradores dotados con miras infrarrojas y explosivos C 4.

El líder de la organización que se encuentra detenido en una cárcel de alta seguridad en Brasil dijo: “no tememos la muerte, ustedes mueren de miedo; nosotros estamos bien armados, ustedes tienen apenas calibre 38, nosotros somos crueles sin piedad”. Son antecedentes alarmantes que al parecer no se midieron en su verdadera dimensión a pesar de los anuncios oficiales al conocerse estas acciones. Los ministro de Gobierno de Bolivia, Paraguay y Brasil se reunieron para desplegar estrategias de freno a la organización criminal, pero hasta ahora sin muchos resultados. Lo que queda claro es que el PCC ha seguido desplegando acciones sin el menor reparo. “El peligro es que necesitaremos mucho entrenamiento y tiempo para situarnos a ese nivel”, sentencia la fuente policial.

Eurochromos en Santa Cruz

En estas circunstancias, el asalto a la sucursal de la tienda de lujo Eurochronos en Santa Cruz el pasado jueves 13 de julio, no viene a ser casual. Los cuatro asaltantes que tomaron a plan de bala la joyería estaban asociados al PCC. Lo que llama la atención fue el grado de salvajismo y sangre fría para victimar a la administradora de la tienda y a un policía que protegía el lugar. Tres de los cuatro asaltantes fueron acribillados por la policía. La gente fue testigo de un hecho nunca antes visto en el país, un cruce de fuego entre policías y delincuentes con civiles usados como escudos humanos. Al final de la balacera tres asaltantes cayeron abatidos (Adao da Silva Costa, Camilo Pinto y Ronny Suárez), la administradora del local (Ana Lorena Tórrez) y un policía (Carlos Gutiérrez Valenzuela).  
Otro componente preocupante que no está vinculado a las tareas de control e investigación policial, es la complicidad con la justicia. El cabecilla de la banda Adao da Silva Costa había sido liberado por el juez sexto de instrucción en lo Penal Cautelar, Fernando Rivadeneyra, que permitió que el delincuente cambie la prisión preventiva que tenía en el penal de Chonchocoro de La Paz, por la detención domiciliaria en la casa de la mamá de su concubina en Santa Cruz.
Además, otro miembro de la misma banda, Ronny Suárez Masalbi, había salido en libertad del penal de Palmasola en junio de este año. Su libertad se logró por el olvido de un juzgador que no habría pasado una primera condena en 2013 y luego de haber sido sentenciado por robo agravado en 2015, consiguió dejar la cárcel por el extramuro, sin aparecer con antecedentes penales.

Érick Edwin Landívar Dorado, el cuarto delincuente de la banda, que esa mañana salvó la vida saliendo con las manos en alto de Eurochronos y la concubina de Adao da Silva Costa, Sandra Guzmán, fueron enviados a Palmasola. El diario El Deber de Santa Cruz informó que la empresa donde debería trabajar el brasileño no existía y que la casa donde supuestamente pagó un alquiler adelantado de cinco años, era de la mamá de su concubina.

Todos estos antecedentes configuran la ecuación del peligro y de la inseguridad a la que se exponen los ciudadanos ante la pasividad de los servicios encargados de la seguridad del Estado.

Quedan dudas sobres los verdaderos motivos que inducen a los fiscales a negar la presencia de miembros del PCC en Bolivia, aunque el propio ministro de Gobierno, Carlos Romero, aseverara que los atracadores  son integrantes de esa banda. Sea como fuera, la inquietante presencia de avezados delincuentes en Bolivia hace pensar que nos encontramos en el inició de una novela que de ficción ha pasado a ser un relato de la realidad que nos toca enfrentar a cientos de kilómetros de distancia de una mesa dispuesta con ñoquis y champagne. En este caso no hay por qué brindar.