El Boeing ‘robado’ en el centro de la crisis entre Venezuela y Argentina

Por Redacción dat0s con agencias
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Las relaciones empeoraron tras la llegada al poder de Javier Milei, pero alcanzaron niveles sin precedentes después de que Maduro cerrara el espacio aéreo a los aviones argentinos el martes 12.

Un Boeing 747 de Emtrasur, filial de carga de la aerolínea estatal venezolana Conviasa. Este es el motivo de una pelea que dura casi dos años entre Venezuela y Argentina, a la que el régimen de Nicolás Maduro acusa de “robar” el avión cuando las autoridades argentinas lo detuvieron, en 2022, al aterrizar en la ciudad de Córdoba –a petición de los Estados Unidos-.

El martes 12, Caracas subió el tono del enfrentamiento al cerrar el espacio aéreo a los vuelos procedentes del país sudamericano. Buenos Aires, que se ha distanciado aún más del gobierno de Maduro desde que Javier Milei asumió el poder, ha prometido represalias.

“El robo”

El Boeing venezolano aterrizó en Córdoba en junio de 2022, transportando repuestos automotrices desde México, y de allí nunca más despegó. En ese momento, las autoridades del aeropuerto de la ciudad argentina respondieron a un pedido de confiscación de los estadounidenses.

Según Washington, el avión habría sido comprado por Emtrasur a Mahan Air, una aerolínea iraní sancionada por Estados Unidos, que vuela en apoyo de las Fuerzas Quds, el brazo de élite de la Guardia Revolucionaria de Irán.

La tripulación del avión (14 venezolanos y cinco iraníes) también fue detenida temporalmente. Luego de que las personas fueron liberadas, la aeronave permaneció en el mismo lugar a la espera de la deliberación de la Corte Argentina sobre el caso.

La “extradición”

No fue hasta febrero de este año que una decisión judicial concluyó que el vuelo de Boeing en 2022 violó las normas de control de exportaciones estadounidenses.

La determinación también autorizó la entrega del avión a autoridades de Estados Unidos, lo cual fue hecho por el gobierno del presidente Javier Milei. Como era de esperar, esto enfureció a Nicolás Maduro, que ya sentía aversión por el ultraliberal argentino (“socialista empobrecedor”, así definió a su homólogo venezolano).

La represalia

El 29 de febrero, Maduro informó en X, antes Twitter, que el avión había sido completamente desmantelado por los estadounidenses. “Se cometió un delito contra un avión de Conviasa Emtrasur que fue secuestrado, le quitaron los colores a la bandera, borraron el nombre de Luisa Cáceres de Arismendi y luego la cortaron en pedazos. Este es el odio que le tienen a la Venezuela revolucionaria y bolivariana… Es una barbaridad. Es un crimen contra un avión que era de todo el pueblo venezolano…”, rugió en redes.

Como forma de represalia, Caracas anunció el cierre de su espacio aéreo a cualquier avión argentino, ya sea de carga o turístico, comercial o privado. El canciller venezolano, Yván Gil, defendió en X que Venezuela tiene soberanía sobre su espacio aéreo y calificó al gobierno argentino de “neonazi”, “sumiso” ante Estados Unidos además de acusar al país de “piratería y robo”.

“Venezuela ejerce plena soberanía sobre su espacio aéreo y reitera que ninguna aeronave con origen o destino en Argentina podrá sobrevolar nuestro territorio, hasta que nuestra empresa sea debidamente compensada por los daños causados”, declaró Gil.

“Acciones diplomáticas”

El cierre del espacio aéreo afecta mucho a Buenos Aires.

La principal compañía aérea del país, la estatal Aerolíneas Argentinas, necesita cruzar el espacio aéreo venezolano en gran parte de las rutas (para los Estados Unidos, principalmente en la ruta a Nueva York y Miami, así como para la turística Punta Cana, bañada por el Mar del Caribe, en República Dominicana.

El portavoz de Milei, Manuel Adorni, dijo a los periodistas que el gobierno argentino responderá a Caracas con “acciones diplomáticas”. “La Argentina no querrá ser extorsionada por sus amigos del terrorismo”, afirmó.