Las fiestas de cumpleaños, vectores del coronavirus

Margot Sanger-Katz | The New York Times
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¿Cuánto se propagó la COVID-19 el año pasado a puerta cerrada? Bastante, revela un nuevo estudio con un enfoque creativo.

En el punto álgido de la pandemia, era fácil preocuparse de que algún desconocido te contagiara el virus. Sin embargo, un estudio reciente sobre lo que sucedió tras las fiestas de cumpleaños de algunas personas sugiere que la gente en la que confiamos también fue una fuente común de propagación viral.

Para los investigadores, las reuniones privadas han sido más difíciles de medir que los eventos públicos multitudinarios; después de todo, son privadas. Y durante meses ha habido un debate intenso entre los investigadores de salud pública sobre cuánto influyeron esas celebraciones en la manera en que el coronavirus se propagó de una persona a otra.

No obstante, los investigadores de la Universidad de Harvard, la Corporación RAND y Castlight Health usaron un método creativo para indagar sobre el tema: por medio de datos de reclamos de seguros de salud, observaron las tasas de COVID-19 de las familias en las dos semanas posteriores al cumpleaños de algún integrante. En general, su artículo, publicado en JAMA Internal Medicine, descubrió que los cumpleaños familiares aumentaron el riesgo de contagio de coronavirus en casi una tercera parte en países donde el virus se había extendido.

Su teoría es que la razón detrás del aumento del riesgo casi con total certeza eran las fiestas de cumpleaños. Aunque los reclamos de seguros no muestran si un paciente con COVID-19 había estado en una reunión de cumpleaños, varios aspectos de los datos sugieren una conexión bastante sólida.

Por ejemplo, cuando los investigadores analizaron otros días del año al asignar de manera aleatoria los cumpleaños en lugar de usar las fechas verdaderas, o examinaron diagnósticos en las semanas previas a los cumpleaños, no encontraron el mismo patrón. Sin embargo, tal vez lo más significativo es que hallaron el mayor riesgo de infección en las semanas posteriores al cumpleaños de un niño.

“Mi esposa y yo jamás sentimos la necesidad de organizar una reunión en interiores para nuestros cumpleaños”, relató Anupam Jena, profesor de Políticas Sanitarias en la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard y uno de los autores del artículo, quien dijo que el estudio se inspiró en el cumpleaños de su propia hija. “A nuestros hijos les podría decepcionar un poco más”.

Está claro que las fiestas de cumpleaños suelen implicar a varios grupos de personas muy juntas, quizá para ver a un niño soplar las velitas de un pastel.

El estudio consideró los datos del año pasado, cuando la COVID-19 era mucho más común y menos estadounidenses estaban vacunados. Pero sus conclusiones siguen siendo relevantes para los estadounidenses que aún no están vacunados en la actualidad, un grupo que incluye a todos los niños menores de 12 años. Esto podría ser aún más aplicable ahora que la variante Delta, que es más contagiosa, empieza a circular en más estados.

Muchos de los debates políticos sobre el manejo de la pandemia se han centrado en lo que hay que hacer en espacios públicos: si los restaurantes deben tener permiso de abrir o si los cubrebocas deben ser obligatorios. Los funcionarios públicos han tenido dificultad para fiscalizar el comportamiento de las personas en casa. También para medir los efectos de estos comportamientos en privado.

K. J. Seung, jefe de estrategia y política para la respuesta covid de Massachusetts de la organización Partners in Health, que ayudó a implementar el sistema de rastreo de contactos, dijo que ha sido difícil para los rastreadores de contactos demostrar claramente que las personas contraían el virus en eventos privados reducidos.

La exposición que ocurría en público, como en una fábrica o una boda, era más fácil de rastrear. Las personas a menudo no contaban que un primo había venido a cenar o que habían dado un aventón a un amigo del trabajo, ya sea por vergüenza y olvido. Y, cuando lo reportaban, a menudo no se mostraban dispuestos a nombrarlos.

“Las pequeñas reuniones sociales son las más difíciles de rastrear”, dijo. Sin embargo, “cuando hablamos con rastreadores de contactos en el país, fue como, ‘Sí, la gente se está contagiando en estas reunioncitas’”.

Gran parte del comportamiento de la gente en torno a la pandemia —que ha incluido el uso de mascarillas y la adopción de vacunas— parece variar según su partido político. Pero el estudio descubrió que los cumpleaños generaron más infecciones de COVID-19 en niveles similares tanto en áreas republicanas como demócratas de todo el país. Esto sugiere que, aunque es más probable que los hogares de tendencia demócrata hayan usado un cubrebocas mientras paseaban al perro, tal vez se hayan comportado más como los republicanos en cuanto a la comodidad de recibir a un amigo de confianza en casa.

“Sin duda vimos este elemento de que tu hogar es un espacio seguro y, por lo tanto, cuando invitas a tus amigos y familiares a tu casa, simplemente no parece riesgoso”, comentó Ashish Jha, decano de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Brown, quien describió el artículo como “creativo” por encontrar una manera inusual de captar la transmisión de la enfermedad que, de otro modo, sería difícil de medir.

Para muchos estadounidenses, las fiestas de cumpleaños se han vuelto mucho más seguras en los últimos meses. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos declaran que es seguro que las personas con esquema de vacunación completo se reúnan en interiores sin mascarillas.

Sin embargo, para aquellos que aún no se han vacunado, el estudio es un recordatorio de que incluso las actividades que parecen más seguras plantean una amenaza de contagio. En muchas partes del país, las personas no vacunadas están agrupadas por región o segmento socioeconómico, lo que significa que las fiestas de cumpleaños —y otras ocasiones festivas y privadas— todavía pueden ser riesgosas.

 

Margot Sanger-Katz es corresponsal nacional y escribe sobre atención médica para The Upshot. Anteriormente fue reportera de National Journal y The Concord Monitor y editora de Legal Affairs y la Yale Alumni Magazine. @sangerkatz • Facebook