Bolivian Express, una mini Oxford en La Paz

Cuando Amaru volvió de Oxford – su primer periodo de estudios – había recibido ofertas de gigantes de la corporación multinacional para optar cargos, pero él los rechazó. Debió estar corriendo el año 2010 o poco antes, cuando llegó a las oficinas que entonces ocupábamos en el edificio Quipus, en el pasaje Jauregui en Sopocachi. Ivan Rodriguez Petkovic me lo había presentado años antes cuando estudiaba en el colegio Montessori. Ambos amigos se juntaban para tocar batería y hacer sonar algún ritmo. Luego supe que Amaru se había ido a Inglaterra a proseguir sus estudios universitarios.

Amaru Villanueva Rance

El día que Amaru volvió a Bolivia me contó -tomando un café- el proyecto que lo animaba a asociarse con dat0s o buscando un par de criterios que él los consideraba valiosos. No se jactó de nada entonces y tampoco se jactaría después. Actuaba con meditada prudencia. dat0s tenía ya un largo recorrido en el mercado de revistas; les gustaba –a Amaru y a Ivan- el estilo de la publicación, su diseño y aunque él no era periodista, pensaba como periodista, tampoco como filósofo, aunque había estudiado Filosofía. Luego lo escuché que no importa si eres economista, periodista, sociólogo, filósofo o lo que seas, lo importante es saber hacer. Le gustaba la idea de editar una revista en inglés orientada a mostrar la riqueza y diversidad de la cultura de Bolivia.

Las multinacionales habían salido de su lista de prioridades. Quería volver a su tierra para enseñar de que estaba hecha su matriz.

Bolivian Express

Unos meses después decidimos que el proyecto debía anclar sin el acompañamiento de dat0s. En esencia, si bien creemos en la diversidad cultural y la pluralidad, estábamos jugando en terrenos complementarios, de alguna forma convergentes, pero distintos en la forma de divulgar conocimiento. Amaru contagiaba tranquilidad y su visión caló con Bolivian Express que devino del acrónimo Express Press, el grupo que edita dat0s. “Bolivian Express ofrece una mirada que intenta crear un puente entre Bolivia y el mundo angloparlante”, definió. Nos quedó claro a todos.

No es que el paso del tiempo nos separó, pero cada uno escogió su camino. El primer número de Bolivian Express me deslumbró no apenas por la calidad de su contenido -muchas han intentado alcanzarla- pero ninguna la pudo superar. A diferencia de las que comenzaron a circular gratis en cafés y centros de divulgación, BE tenía un atractivo especial. Se la editaba en inglés y aunque poco después aparecieron espantosas imitaciones –nuestra raquítica manía de copiar– la diferencia era notoria. Los editores de BE eran ingleses y la escribían pasantes de unos 20 países que llegaron a La Paz de universidades de Europa, Asía y EEUU. BE se esforzó por manejar un pulcro, bien escrito y fluido inglés.

Bolivian Express

Fue un éxito insuperable a los proyectos que quisieron acercar nariz. BE aportó la quinesis del movimiento que tanta falta nos hace a los editores de revistas, editada a dos manos por alumnos y editores. Era, por decirlo de alguna manera, una mini réplica de Oxford en los ambientes de una casa en Sopocachi en la que se creó el puente entre Bolivia y el mundo angloparlante donde se impartían clases de castellano, periodismo, fotografía y ortografía.

La pandemia canceló las reservas de una nueva temporada. La muerte de Amaru un corte que enseña el camino. No importa lo que seas, lo importante es hacer ¡Que el legado perdure!

Bolivian Express

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