El regreso de Guernica a España

Por Redacción dat0s con El País
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Guernica, Pablo Picasso
Foto: Centro de Arte Reina Sofía

Un 10 de septiembre de 1981 Guernica de Picasso pisó suelo español después de 41 años de exilio. Visitó varios museos u exposiciones que recorrió algunas capitales de Europa hasta ser llevada a Nueva York donde permaneció hasta su aterrizaje en España.

Una de las obras más celebres del pintor español sigue arrojando polémica de cómo fue pintada y bajo qué circunstancias. Hace poco el escritor Pérez-Reverte al presentar su novela Sabotaje que versa sobre un espía franquista ha insinuado que Picasso cobró 200.000 francos por el Guernica y no pisó España en toda la Guerra Civil. “Es un hecho concreto, real, que yo utilizo en mi novela, que no es sobre Picasso, sino sobre un espía en la que el pintor es secundario. Yo soy un escritor profesional y me reservo el privilegio —el divertido privilegio— de novelar lo que me dé la gana. No como el historiador del arte que no soy, sino como el novelista que soy. Si alguien hace de esto un debate político, ideológico o artístico, lo agradezco por la publicidad que me hacen, pero me importa un rábano”, remató.

Pero en ese juego de ficción, algunos historiadores creen que conviene dejar claro qué es lo que dicen los estudios y los especialistas, sobre todo cuando se trata de uno de los cuadros más importantes de la historia de España. Lo cierto es que Picasso aceptó desde el principio la petición que le habían hecho en diciembre de 1936 para pintar la obra. La misma que le reiteró en los primeros días de enero de 1937, en una visita a su taller de la calle de Boétie, una delegación formada por escritores arquitectos, encargados de levantar el espacio expositivo. Sin embargo, durante meses, el artista no hizo absolutamente nada —o apenas unos apuntes— porque, inmerso en sus problemas personales, no se le ocurría qué hacer.

Hasta que se produjo el bombardeo de la villa de Gernika por parte de la aviación nazi, suceso al que siguieron grandes manifestaciones de repulsa en París el 1 de mayo de 1937. Ese mismo día se puso a trabajar en el mural sin pedir dinero alguno para sufragar los importantes gastos que su trabajo suponía; aparte de las pinturas y el lienzo, tuvo que alquilar un taller más grande para contener el enorme tamaño de la obra: 7,7 metros de ancho y 3,49 de alto.

El retorno de Guernica a España

El vuelo despegó el día 9 de septiembre de 1981 del aeropuerto Internacional John F. Kennedy de Nueva York y aterrizó a las 8:27 horas del día siguiente en el de Madrid Barajas, sin que los 319 pasajeros ni parte de los 19 miembros de la tripulación supieran de la valiosa mercancía que les acompañaba en bodega. ¿En qué consistía? En el Guernica de Pablo Picasso, que había permanecido durante más de cuatro décadas en el museo MoMA neoyorquino.

El lienzo de Picasso voló enrollado y embalado en una enorme caja de madera en la bodega del Jumbo Lope de Vega (EC-DLD), un modelo de avión Boeing 747 (con capacidad para 404 pasajeros) con el que la aerolínea cubría sus rutas de largo radio.

Encargo del Gobierno español

Pocas veces se había vivido una espera así, la de una de las obras pictóricas más emblemáticas de la historia del arte, el Guernica de Picasso. La obra fue un encargo del Gobierno de España al artista malagueño para el Pabellón Español de la Exposición Internacional de París de 1937. Tras más de cuatro décadas expuesto en el museo MoMA de Nueva York (por expreso deseo del artista), el 9 de septiembre de 1981 el cuadro viajó desde el Aeropuerto Internacional John F. Kennedy hasta Madrid-Barajas.

Una vez en tierra, el comandante del avión, Juan López Durán, informó a los pasajeros por megafonía con el siguiente mensaje: “Señoras y señores, bienvenidos a Madrid. Tengo que decirles que han venido acompañando al Guernica de Picasso en su regreso a España”.

Recuerdos de los tripulantes

Isabel Almazán y Beatriz Ganuza fueron dos de las tripulantes de cabina de pasajeros del vuelo y relatan cómo lo vivieron. Así recuerdan su experiencia. “Me sentí muy afortunada cuando vi el gran Guernica en el MoMa de Nueva York. Más emocionante fue cuando, al llegar a Barajas, nos dijeron que habíamos trasladado durante todo el vuelo el cuadro desde Nueva York. Y más emocionante todavía fue cuando abrimos las puertas y había tanta gente esperándonos. En ese momento fui consciente del momento tan importante que habíamos vivido”, recuerda Almazán.

Por su parte, su compañera, Beatriz Ganuza, asegura que cuando llegaron a tierra, “el comandante anunció que llevábamos el Guernica con nosotros y hubo una gran ovación de todo el avión, 309 pasajeros”.

El Casón del Buen Retiro (vinculado al cercano Museo del Prado) fue el primer destino del óleo y donde permaneció hasta 1992, año en el que fue trasladado hasta el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía de la capital española, donde permanece en la actualidad.