La detención de Camacho y la guerra interna en el MAS

Por Carlos Rodriguez San Martín
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Detención de Camacho
Foto: RRSS

La imagen de Luis Fernando Camacho con la gorra corrida atrás, sus provocaciones para que el Gobierno lo tome preso. “No sea cobarde, venga a detenerme”, alentó en su estilo expuesto al enfrentamiento. Carlos Eduardo Del Castillo, el ministro de Gobierno, cumplió un operativo casi perfecto para detenerlo el mediodía del miércoles en el que no actuaron más de 10 policías de una unidad especializada de la Policía Nacional. La historia posterior deja la sensación que se ha instalado en el país la barbarie contra los que se oponen al Gobierno de Luis Arce.

Un Gobierno acorralado por el frente interno del ala radical del MAS, que no ha bajado la línea de ataque con acusaciones de “proteger al narcotráfico” y por haber “acordado un pacto con la derecha”, precisamente con la Gobernación de Santa Cruz, tras el paro por el censo de 36 días que acabó con la promulgación de una ley que dividió la bancada del MAS en la Asamblea donde ya no es mayoría.

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La línea radical del evismo identificada en la cosa pública por el exministro Carlos Romero ha expresado que Del Castillo ordenó el robo de los celulares de Evo; de negociarlos a la “embajada norteamericana” para sembrar pruebas de una presunta protección al narcotráfico en su Gobierno. Un argumento ingenuo, si es que verdaderamente se cree que la DEA esta por detrás de los celulares de Morales. Las no relaciones de Evo y Luis Arce está sacudida por la impronta de una guerra interna. Viene a colación otro tema de fondo: quién es quién en el MAS camino a la reelección. La pugna política por el control del poder en el que pueden combinarse diferentes modalidades de violencia política. Una pequeña parte del obsceno lado oscuro de la política.

El Caso Camacho

“No me rendiré, ni doblegaré jamás ante esta dictadura masista”, dijo Camacho y reivindicó la lucha por una Bolivia Federal poco después de ser internado en Chonchocoro. Escribió una carta que ha desatado una corriente ciudadana de apoyo en amplios sectores de Santa Cruz. Un detalle curioso de la detención de Camacho: el helicóptero que lo esperaba en el aeropuerto de Viru Viru aterrizó en la terminal aérea de Chimoré, construido como tantos otros trofeos del Proceso de Cambio donde se refugió Evo Morales antes de escapar Bolivia en noviembre de 2019 (un sector del MAS le reclama a Morales por qué escapó del país).

La detención de Camacho en Chonchocoro contiene otro mensaje. La cárcel de máxima seguridad construida en el Gobierno de Paz Zamora (1990), como exigencia primordial de la Embajada de los EEUU para albergar a los “narcoarrepentidos” que se favorecieron con el Decreto del Arrepentimiento a cambio de condenas leves. En Chonchocoro fueron recluidos en 1992 los hermanos García Linera, Álvaro y Raúl por terrorismo. La detención del gobernador cruceño es una advertencia de que el Gobierno puede activar los mecanismos más perversos para contrarrestar los ataques de la oposición, incluida la del ala radical evista.